En un partido bárbaro, festejó en Mendoza
Lanús, el otro gran candidato
El granate consolidó sus aspiraciones de campeón, tras ganarle ayer a Godoy Cruz de Mendoza por 1-0, de visitante, en un homenaje al buen fútbol.
Redacción de El Litoral
Télam
El único gol -paradoja inexplicable de un partido virtuoso- lo señaló Eduardo Salvio (a los 42 minutos del primer tiempo) en una jugada de arco a arco que culminó en la red al cabo de cuatro toques.
Como “bonus” de la gran actuación colectiva e individual, Lanús sumó 24 puntos y se ubicó como único escolta, un punto por debajo del líder Vélez Sarsfield. Godoy Cruz perdió un invicto de ocho partidos en el estadio mundialista Malvinas Argentinas y el conjunto de Luis Zubeldía ganó de visitante tras dos derrotas consecutivas en esa condición.
Un golazo, dos anulados, cuatro remates al palo (tres en el arco de Carlos Bossio), decenas de situaciones peligrosas, pelota al ras del piso y una recíproca vocación ofensiva caracterizaron un partidazo difícil de superar en el pobre fútbol actual.
Godoy Cruz y Lanús enseñaron cómo jugar bien aun con la presión de pelear cuestiones importantes: permanencia uno y título el otro. El local tuvo un mejor arranque por la inteligencia de su trío ofensivo (Víctor Figueroa, Leandro Caruso e Iván Borghello) para jugar con los espacios entregados por la defensa rival.
En ese lapso, Caruso lamentó el primero de los tres tiros en el palo de su equipo y el inmenso “Chiquito” Bossio tapó dos ocasiones ante Borghello y Lautaro Formica. Lanús recién se acomodó después de la media hora de juego cuando Matías Fritzler impuso su presencia en el medio, Sebastián Blanco tomó más contacto con la pelota y Salvio hizo pesar su velocidad por los costados.
Sobre el final del primer tiempo, Lanús sacó ventaja con una jugada de pizarrón. Bossio apuró un saque de arco, colocó al pie de Blanco un pelotazo de 60 metros, Salvio recibió una perfecta habilitación y definió ante Nelson Ibáñez.
Enemigos de las especulaciones, los chicos de Zubeldía buscaron el segundo tanto con obstinación en el complemento, mientras que Godoy Cruz nunca se apartó de la noble propuesta del técnico Diego Cocca para conseguir el empate como producto del juego elaborado.
¿El producto? Cuarenta y cinco minutos para el recuerdo. El segundo tiempo se jugó casi exclusivamente en las dos áreas y la mitad de la cancha quedó reducida a un espacio de tránsito veloz. Se lucieron los veintidós jugadores, pese a que no hubo más goles. José Sand estuvo al borde del festejo en tres ocasiones: una se la anularon, otra la evitó Gabriel Valles en la línea y la restante la devolvió el palo.
Salvio dejó un surco en el costado derecho y pudo festejar el segundo de no ser por una salvada providencial de Nelson Ibáñez con los pies.
Para Bossio un párrafo aparte. Impenetrable como sus palos. El arquero atajó todo y la última del partido lo consagró. Caruso recibió una pelota en la puerta del área chica, la conectó de volea y el cordobés la desvió con un manotazo espectacular.
El final, con vencedores y vencidos, dejó la íntima convicción de que en Mendoza hubo un ganador inobjetable: el fútbol.
