Jugó bien con Rafaela y mereció ganar en medio de la crisis

No concentró antes, pero después jugó más concentrado que nunca

No le llegaron a Ojeda en toda la tarde, hubo mucho pressing en el medio a los volantes de Rafaela y sólo faltó un poco más de peso arriba para marcar la diferencia.

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Sin Guerra, sin Márquez... La pelota puesta en el corazón del área de Rafaela, donde no aparece ningún punta de área para empujarla al gol. César Pereyra, una vez más, hizo lo que pudo.

Foto: Luis Cetraro

Darío Pignata

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Dicen que en la vida, a veces, las circunstancias límite sacan de adentro de cada persona algunas facultades desconocidas u ocultas. Y debe ser así, nomás. Por lo menos, en el caso de estos castigados jugadores de Unión, protagonistas en la temporada —con Quiroz como responsable principal— de otro fracaso en el ascenso. Porque Unión, que ahora se muere matemáticamente en la tabla de posiciones, hace rato que por juego en sí está muerto en vida. En consecuencia, por herencia de “Teté”, agarró Ariel Catinot un equipo destrozado en todo sentido. Sin patrón de juego, sin rigurosidad táctica, sin una sola jugada de pelota preparada en 30 fechas. Y sin poder insertar como re-fuerzo a algunos de los jugadores que eligió de manera irresponsable para supuestamente darle un salto de calidad al plantel: Gonzalo Peralta no juega más y Sebastián Arrieta no jugó nunca. Y en cuanto a Carlos Kletnicki y Nico Diez, no conozco equipo del mundo que pase al frente gracias a un arquero-suplente o un simple doble cinco.

Además, sólo en el imaginario futbolístico del ex técnico —que cobró en la mano hasta el último peso del último día trabajado antes de irse— se puede suponer que el “Coqui” Torres no sea titular en condiciones medianamente normales. Lo mismo se podría decir, en líneas generales, del tucumano Fontana. Jugadores vitales en la campaña anterior, donde sorpresivamente Unión se metió por la ventana a jugar una Promoción para volver a Primera contra los jujeños.

Sin re-fuerzos que re-fuercen y con una sola línea del equipo con nivel competitivo (el ataque, con Pereyra-Guerra), el equipo se fue desangrando al compás de los desaguisados dirigenciales. Es tal la desidia de los que conducen la institución que parece que está de moda renunciar antes de un partido (la subcomisión de fútbol, el día de Almagro) o hablar media hora antes de otro (ayer, el presidente Decoud en rueda de prensa). ¿No se puede hacer lo mismo un lunes, martes o miércoles? Así, con esos actos irresponsables, dejan en claro que hace rato dejó de ser el equipo lo más importante del rubro fútbol.

Ayer Unión tiró en campo jugadores que venían de ser vapuleados en la CAI y que decidieron no concentrar por falta de pago. Encima, enfrente, llegaba agrandado Rafaela, alcanzando la línea de Promoción. Sin embargo, por cómo peleó cada pelota dividida, Unión pareció estar más concentrado que nunca. El triángulo defensivo que armaron los dos centrales (Fontana y Pedro Suárez en su puesto), más este final de puntaje alto en De la Fuente, fue una zona impenetrable para Rafaela. Fue por eso que Luis Ojeda resultó un espectador privilegiado bajo los caños.

Entre todas las cosas que le faltaron a este equipo en la temporada completa está, en el último estante, la suerte. Porque un partido como el de ayer era apto para ganarlo con un 9 de área. Pero Guerra se lesionó antes del final del primer tiempo y Márquez se quedó afuera del banco por una molestia física.

Entonces, las opciones de Catinot eran Weiner y Arrúa, con un Taborda demasiado crudo para tirarlo a este tipo de parrillas calientes. Por actitud, tenencia de pelota, aproximación al gol y un puñado de llegadas netas a la 18 rival, Unión debió quedarse con los tres puntos de ayer. Fue mucho más que Atlético. Incluso, por momentos, pareció que el equipo que hacía tres meses que no cobraba era Rafaela y no Unión.

El golpe duro de la CAI, la falta de apoyo económico, las contramarchas dirigenciales, el insólito caso de Gold Betig y la decisión de no concentrar energizaron a un equipo que tenía todo en contra con nada a favor para jugar frente a Rafaela.

Los aplausos desde los cuatro costados no fueron para el 0-0 ni el invicto de local que sigue en el 15 de Abril. Los aplausos premiaron a un equipo con trabajadores que no concentraron por falta de pago, pero con profesionales que jugaron los 90 minutos más concentrados que nunca.

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en cifras

500 mil

Dólares por el chico Sub 20

Julián Fernández, el zaguero de Rafaela que fue con Luis Ojeda al Sudamericano de Venezuela con Batista, fue transferido a un grupo inversor español. “Vendimos la mitad en 500.000 dólares. Si nosotros no ascendemos, jugará en Argentinos Juniors en Primera para valorizarse, porque nos queda la otra mitad todavía”, dijo Eguiazu. Lo que se dice un gran negocio.