Perdedor y mentiroso

El dueño de un negocio pidió a un empleado que lleve unos $8.500 a una entidad financiera local. El trabajador, en vez de cumplir con su deber, se jugó todo el efectivo en el casino. Después, arrepentido, intentó relatar una historia que lo dejaba como víctima de un robo, pero se quebró y terminó confesando su condición de jugador compulsivo.

Así consigna el extraño suceso la página digital de Notife y agrega que: ayer a la mañana, el dueño de un negocio de nuestra capital le pidió a uno de sus empleados que se trasladara a un banco del centro de la ciudad para depositar una suma de dinero.

Según se indicó, el negocio dedicado a la venta de alimentos a base de pollo se ubica sobre la avenida Peñaloza por lo que, cerca de las 10.30 hs., el trabajador emprendió el viaje hasta las oficinas de calle San Martín con un sobre en el que llevaba unos $8.500 en efectivo que debía dejar por pedido de su patrón.

Sin embargo, unas diez horas después de la partida del muchacho, nada se sabía de él. El empleador se comunicó en reiteradas oportunidades con familiares del hombre para saber si tenían alguna noticia, ya que la tardanza y la falta de información tornaban preocupante a la situación.

Finalmente, a las 20.30, el empleado se presentó en la sede santotomesina del Comando Radioeléctrico para informar que en horas de la mañana, cuando caminaba por calles céntricas de esta capital, fue abordado por dos sujetos. En su relato contó que los hombres -a punta de pistola- lo obligaron a subirse a un auto, le sacaron el dinero y lo abandonaron en plena ruta, entre Santo Tomé y Sauce Viejo. De ese modo, indicó que había llegado caminando a la sede policial.