La oferta de indumentaria en la ciudad

El cambio de temporada también puede percibirse en los bolsillos

Taparse el cuerpo es condición para vivir en sociedad desde hace siglos y se cumple en diferentes culturas. Hoy, para una familia estar vestida significa un gasto importante en la ciudad de Santa Fe. Lo que se ofrece es caro y hay poca variedad.

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Los locales exhiben las prendas en cada cambio de temporada, pero a veces los precios alejan a los clientes.

Foto: Guillermo Di Salvatore

De la Redacción de El Litoral

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La posibilidad de recorrer durante 10 días el outlet de marcas instalado en el estadio techado del club Unión despertó la protesta de los vendedores de ropa locales. A la vez, los sucesivos aumentos en los precios de alquiler en el centro, la constante caída de las ventas, desata en el cierre del negocio o su traslado a otras zonas y la proliferación del comercio informal. Si bien la situación que describen los titulares de comercios es preocupante, la oferta de prendas a bajo costo en un outlet siempre es tentadora y más en pleno cambio de temporada. Aunque la ropa no es considerada un elemento de primerísima necesidad también es cierto que no se puede prescindir de su uso.

En ese contexto, realizar una recorrida por las vidrieras de las principales avenidas que se comportan como los principales centros comerciales a los que estamos habituados los santafesinos, deja claro que la oferta de prendas es costosa y lo que a veces se promociona como liquidación, no es más que una mínima rebaja. Algo similar ocurre con el calzado.

Para los consumidores que adquieren y hacen culto de la ropa de marcas conocidas es sabido que ocupar el lugar en que esa prenda coloca es caro. Ser una víctima fashion tiene su precio y hay quienes están dispuestos a pagarlo, pero, ¿cuál es la alternativa para el resto? Decir que no hay una gran variedad, que algunos artículos no tienen tanta calidad pero mantienen precios altos, sirve para aproximar una respuesta.

Según datos del Ipec -Instituto Provincial de Estadística y Censos-, los aumentos de precios más notables de la indumentaria se producen en los meses de marzo, abril y mayo, en obvia coincidencia con el inicio de la temporada de invierno. Lo mismo ocurre en septiembre y octubre con la llegada del clima cálido. Es sabido que la vestimenta de invierno es más costosa que la de verano.

El dato más notable brindado por el instituto es que en los meses posteriores, los precios no bajan de manera significativa, por lo que es evidente que desde hace seis años la ropa sólo incrementa sus precios en la ciudad (ver cuadro).

Liquidación total

Comparar la densidad demográfica de la ciudad de Santa Fe con la de Buenos Aires y Capital o Rosario también es pertinente para conocer a qué se debe la escasa oferta de indumentaria en Santa Fe y la variedad que se encuentra en esos centros urbanos. Si bien en los últimos años, los locales de ropa se multiplicaron en nuestra ciudad, todos ofrecen prendas similares en cuanto a calidad y precios. Los mismos que en esta época se ven obligados a cerrar.

Sobre las ferias de ofertas, Sonia Peterlin -diseñadora de indumentaria y asesora de imagen- explicó a El Litoral que en Buenos Aires son habituales y organizadas por las mismas marcas de ropa. El hecho de tener locales de venta exclusiva por franquicias permite determinar cuándo organizar los outlet según el stock o establecerlos como forma de venta en locales con esa finalidad solamente. En Santa Fe, las liquidaciones de fin de temporada ocurren en enero, pero el año pasado debido a las pocas ventas se realizaron en diciembre.

“En la ciudad hay muchos locales de multimarcas y pocas franquicias. Entonces si los propietarios de los locales no deciden hacer las liquidaciones, no se hacen excepto que el cliente fuerce la liquidación si no no compra”, explicó Peterlin.

—¿Cómo calificaría la oferta de ropa en la ciudad?

—Creo que es buena, faltaría más variedad. La gente desconoce que hay muchos diseñadores independientes, marcas chiquitas con calidad y diseño; sólo apuntan a marcas reconocidas. Debería cambiar un poco eso.

—¿Cómo se fijan los precios de las prendas?

—Siempre los determinan las primeras marcas. Es importante decir que tienen costos de producción muy elevados; son marcas que se venden a nivel nacional y algunas también colocan sus productos en el mercado internacional. Además, a través del precio se tiende a seleccionar al consumidor; es la forma que tienen de formar un cliente tipo con un estilo. Las marcas venden pertenencia a un grupo, el estar en..., ser o no ser. Eso también es la moda.

Si las primeras marcas nacionales señalan costos, las menores toman esos precios como referencia y establecen los propios. Pero, en muchos casos por calidad, diseño y confección no es el precio al que debería estar cada prenda.

“La gente tendría que tener el ojo afinado, darse cuenta y seleccionar qué prenda vale la pena pagar, cuál no y así poder regular mejor los precios”, puntualizó Peterlin.

—¿La ropa para niños y niñas es más costosa?

—Ocurre lo mismo con las primeras marcas de ropa para chicos. La particularidad es que lleva mucho más trabajo que la de grande. No es lo mismo hacer y pegar un manga para niños, es más cara la confección. Es difícil manejar la prenda cuando se está cociendo y eso se refleja en el precio final.

Consumidor ciego

Sonia Peterlin describió al consumidor de ropa santafesino como aquel que tiene predilección por las marcas. “Le cuesta mucho adquirir ropa de buena calidad y diseño pero de marca desconocida. Piden la prenda que salió en una publicidad de revista o en la televisión, se sienten más seguros”.

En Capital o Buenos Aires, al existir más cantidad de población y más oferta de ropa, no es tan evidente como en Santa Fe, “entonces si bien ocurre también el fetiche de la marca, no se concentra tanto como en Santa Fe”.

“El porteño exige a las marcas más exclusividad y variedad, es más exigente en ese sentido que el santafesino que se conforma sólo con la marca conocida”, señaló Peterlin. La afirmación explica por qué no hay movimiento en la variedad de la oferta de ropa en la ciudad.

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ADEMÁS

Falta impulso

Tal vez por ser tildada de frívola -con algo de acierto- la industria de la moda no tiene impulso en la ciudad. Según la especialista, Santa Fe se suma a lo que ocurre a nivel nacional. “Hay un público cada vez más consumista pero no hay producción”, explicó Peterlin; es sabido que esa situación regulada por las leyes del mercado se traduce en aumentos de precios.

Actualmente, las entidades financieras no otorgan créditos blandos para las Pymes, faltan talleres de confección, la oferta textil, de avíos, hilados y lanas es escasa. La alternativa a la falta de variedad es la importación, lo que encarece notablemente las prendas terminadas.

En ese contexto, para quien pretende iniciarse en la actividad son más las dificultades que las satisfacciones. “Hoy es muy complicado conseguir la materia prima y un buen taller. Las terminaciones de las prendas en el taller significa muchísimo, hace a la calidad. No sirve de nada tener un género de muy buena calidad, diseño y estampa si tenés una mala terminación porque se baja el valor de la prenda”, puntualizó Peterlin. “Los diseñadores que recién egresan de las facultades se tienen que hacer su lugar como en cualquier otra carrera y no es fácil. Recomendaría que antes de largarse haga un buen estudio para saber lo que hay, lo que falta, lo que funciona, de costos y los potenciales clientes. Es importante contar con esas herramientas para no gastar plata mal y fundamentalmente no hacer lo mismo que hacen todos”.

 
indice de precios indumentaria.pdf

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EL DATO

Personal

Sonia Peterlin es egresada de la carrera de Diseño de Indumentaria en la Universidad de Buenos Aires. Además, tiene su marca de ropa, con su nombre, de venta al público en locales multimarcas y de venta exclusiva a clientas. También da clases en el instituto de diseño de la ciudad de Paraná, Paideia y es asesora de imagen.