EDITORIAL

Comercio local y reclamos por la informalidad

En un contexto económico complejo como el que atraviesa el país, y del que esta ciudad no queda al margen, vuelve a cobrar protagonismo un debate de larga data, como es el planteo que hacen los comerciantes nucleados en la formalidad respecto de aquellas actividades que no encuadran en el mismo concepto al que asocian -de manera prioritaria- con el cumplimiento de todas las normas tributarias y laborales que exigen las diferentes jurisdicciones oficiales.

Algunas decisiones adoptadas en los últimos meses por la administración municipal, como la creación de una feria popular que reúne a quienes desarrollaban la actividad de venta ambulante, y la instalación del mercado popular en el predio de la ex estación Mitre reactualizaron una discusión que exhibe distintas perspectivas según quién exponga los argumentos. Y la reciente autorización a una feria de ofertas -emprendimiento que contó con la autorización oficial- reavivó un debate que, si bien por momentos parece acallado, está siempre latente.

Es así como, desde la Municipalidad se sostiene que el traslado de vendedores ambulantes permitió recuperar para el uso público al parque Alberdi, un espacio verde ubicado en pleno centro de la ciudad del cual una generosa porción estaba destinada hasta hace poco más de un año a la precaria instalación de puestos de venta. En cuanto a La Baulera, tal el nombre que recibió la feria instalada en el sur, su creación también se explicó oportunamente en la necesidad de organizar el comercio informal que hasta ese momento se desarrollaba en otros espacios verdes.

Sin embargo, ni una ni otra motivación conforman a los comerciantes, que reclaman las mismas reglas para igual actividad y advierten sobre el costo que supone para cualquier emprendimiento privado cumplir con la extensa lista de normas fiscales y laborales que se exigen para la apertura de un local, la comercialización de cualquier producto y el empleo de personal. Precisamente, desde la entidad que agrupa al sector se advierte que la actividad es actualmente el mayor dador de empleo formal dentro de ámbito privado, cuestión que representa un fuerte impacto en la economía de la ciudad.

Unos y otros pujan por sortear la crisis, y apelan a los recursos y argumentos que tienen a su alcance para defender sus posturas y sus medios de subsistencia. Una vez más, lograr el difícil equilibrio entre la dispensa de formalidades en aras de la contención social, y la contemplación de los legítimos intereses de quienes los ven vulnerados, precisamente por estar encuadrados en la normativa que propicia la regularidad como condición necesaria para el control y la libre competencia, es la indelegable responsabilidad de las autoridades municipales. Una responsabilidad que exige creatividad y compromiso, pero que no admite vacilaciones ni especulaciones políticas a fin de evitar perjuicios mayores a los que se pretende evitar.