¿Qué pasa con la Región Centro?

Danilo Kilibarda

A partir de las reformas introducidas a la Constitución Nacional en 1994, ha quedado reconocido el derecho de las provincias a “crear regiones”, así como a celebrar “convenios internacionales” en tanto no colisionen con las facultades delegadas al gobierno federal.

El constituyente ha querido fortalecer el federalismo, que viene padeciendo de una anemia angustiante. Para ello ha incorporado esta facultad privativa de las provincias, de crear regiones para atender a su desarrollo económico y social, así como a establecer los órganos necesarios para el cumplimiento de esas finalidades.

¿Antes de 1994 no se podían organizar o crear regiones? Sí, y de hecho existieron regiones históricamente reconocidas, como Cuyo, la Patagonia, etc. Pero se discutía quién detentaba la facultad de hacerlo: si exclusivamente la Nación, a través de un acto legislativo, como ocurrió con la Ley Nacional de facto Nº 16.964, criterio defendido por González Arzac; o si se trataba de una facultad concurrente, opinión sostenida entre otros por Dromi; o si deberíamos hablar de una facultad “compartida”, en la que necesariamente deben concurrir la Nación y las Provincias, como se expresa Quiroga Lavié; o, si en definitiva, es exclusiva y excluyente de las provincias, como lo afirman Rosatti, Frías y Gelli. Nosotros compartimos esta última posición, porque así lo determina una correcta interpretación del texto constitucional vigente.

Antes de la reforma de 1994, las provincias habían hecho un uso mesurado de la facultad de “celebrar tratados parciales para fines... de intereses económicos y trabajos de utilidad común...”, prevista en el Art. 107 de la Constitución de 1853. Ejemplo de ello fueron el Tratado de las Provincias de Santa Fe y Entre Ríos para la construcción del Túnel Subfluvial, así como la creación del Consejo Federal de Inversiones, que fue gestado en la Primera Conferencia de Gobernadores Desarrollistas, realizada el 14 de agosto de 1958 y que se concretó en la Tercera Reunión de Ministros de Hacienda provinciales, efectuada el 29 de agosto de 1959 en la ciudad de Santa Fe.

Es justo reconocer que Santa Fe tuvo un papel protagónico en la reafirmación del federalismo. Por eso ahora nos preguntamos: ¿qué pasa con la Región Centro?

Una región es un área territorial que reúne determinados elementos de distinto carácter, que le otorgan cierta homogeneidad. Esos elementos pueden ser tanto de carácter geográfico, como sociológico, económico o histórico (Rosatti). Podríamos decir que una región se caracteriza como un elemento dinámico tendiente al desarrollo e integración de la parte —Provincia— con el todo —Nación—.

La decisión de Santa Fe a integrar la Región Centro, con Córdoba y Entre Ríos, obedeció precisamente a la idea de fortalecer el concepto federal y crear un centro de integración geopolítico dentro de la Nación. Se trata de provincias cofundadoras de la Nación, que tienen una historia de lucha común por el régimen federal. No en vano López, Ramírez y Bustos compartieron en el campo de batalla este proyecto de organización. Pilar en 1820, el Cuadrilátero en 1822 y el Pacto Federal en 1831 forman parte de los “pactos preexistentes”, que posibilitaron el acuerdo de San Nicolás de los Arroyos y el Congreso Constituyente de 1853. López, Ramírez y Bustos representaron intereses comunes de los pueblos de las tres provincias y esa comunidad de intereses se ha mantenido a través del tiempo.

En 1973, al celebrarse los cuatrocientos años de la Fundación de Santa Fe, los gobernadores de las tres provincias insinuaron en Cayastá la necesidad de tener un proyecto común. Simultáneamente, en la Reunión de Legislaturas Provinciales realizada en Santa Fe, se reforzó esa idea. El 27 de noviembre de 1996, desde Córdoba los gobernadores Mestre y Obeid formulan propuestas conjuntas para las distintas áreas de gobierno. Estos encuentros se repiten el 31 de julio de 1997, en Santa Fe, donde se analizaron los avances logrados y la necesidad de dar un marco jurídico adecuado. El 9 de mayo de 1998 firman el Acuerdo de El Fortín, impulsando la creación de la Región Central e invitando a la provincia de Entre Ríos a formar parte. El 15 de agosto de 1998 se firma en el límite interprovincial Frontera, San Francisco el Tratado de Integración Regional. Este tratado es ratificado por Santa Fe por la Ley Nº 11.597 y por Córdoba por la Ley Nº 8.713. El 6 de abril de 1999 los gobernadores Busti, Mestre y Obeid firman en Paraná el Acta de Integración de la Región Centro. El 12 de mayo de 2000, los gobernadores Reutemann y De la Sota firman el Acta de San Francisco, ratificando el Tratado Fundacional de la Región Centro y se constituye la Comisión Parlamentaria Conjunta de la Región. Para entonces, Entre Ríos había cambiado el signo político de su administración y no participaba activamente en la región. A partir del año 2002 comienzan a sumarse a este proceso las organizaciones civiles y se crea la Federación de Colegios de Abogados de la Región Centro. Este emprendimiento será el germen del Consejo Regional de la Sociedad Civil, representada por cuatro foros: Foro de las Entidades Empresarias, Foro de Profesionales, Foro de Universidades, Ciencia y Tecnología, y Foro de Entidades del Trabajo.

Entre el año 2000 y 2004, la actividad funcional de la Región Centro sufrió cierto grado de paralización. La aguda crisis institucional, social, económica y política que vivió el país resintió al nuevo órgano regional. Recién en el año 2004 comenzó a recuperar su identidad. El 27 y 28 de julio de 2004 se realizaron en Córdoba dos reuniones multitudinarias de relanzamiento de las actividades de la región. En esa oportunidad, Santa Fe asumió la Presidencia de la Comisión Parlamentaria Conjunta, que estaba en receso desde hacía cuatro años. Tuvimos el honor de compartir esa Presidencia con el senador Alcides Calvo. El Tratado de Integración Regional del 16 de agosto de 1998 fue complementado por el Protocolo Adicional de Córdoba del 28 de julio de 2004, el que fue ratificado por Santa Fe por la Ley Nº 12.405, por Córdoba por la Ley Nº 9.184 y por Entre Ríos por la Ley Nº 9.557.

Durante el año de gestión al frente de la Presidencia de la Comisión Parlamentaria Conjunta realizamos más de diez reuniones plenarias de Comisión y del Parlamento: la primera en Córdoba, el 28 de julio de 2004, fecha de asunción. Luego en Santa Fe, el 3 de septiembre; nuevamente el 12 de noviembre; en Rosario, el 26 de noviembre; en Paraná, el 4 de marzo de 2005; en Rafaela, el 18 de marzo; en La Cumbre —Córdoba—, el 6 de mayo; en Venado Tuerto, el 20 de mayo; en Santa Fe, el 5 de agosto, y en Colón, Entre Ríos, el 7 de octubre, fecha en que asumió la presidencia de la provincia de Entre Ríos.

Durante ese período se conformaron los Foros de la Sociedad Civil, verdadero nervio motor de la región; se formalizaron acuerdos con el Consejo Federal de Inversiones, para la elaboración del Plan Estratégico Regional; se realizaron embajadas comerciales en distintos países del mundo (China, India, Rusia, etc.); se lograron consensos sobre temas de legislación local (pesca, fertilizantes y agroquímicos, legislación sobre salud, educación y seguridad, etc.). En definitiva: se tomaron decisiones respecto de políticas de largo aliento, que sobrepasan el ciclo de una administración, políticas que como editorializaba El Litoral del 10 de agosto de 2004: “La dimensión de este tipo de decisiones diferencia al estadista —o al menos a quien aspira honestamente a serlo— del administrador, que en general no puede ver más allá de la coyuntura”.

Nos preocupa advertir que el impulso otrora dado a la Región Centro se ha paralizado. Pareciera que todo el esfuerzo de anteriores gestiones ha perdido vigencia, y que Santa Fe ha abandonado una política de Estado destinada a afianzar y fortalecer el federalismo. Esta alianza interregional ha perdido actualidad en la agenda oficial y corre peligro de demorar su futuro. Ningún gobierno, cualquiera sea su orientación, tiene derecho a renunciar a un futuro promisorio. No pretendemos de los gobernadores la calidad de estadistas; pero pretendemos al menos que asuman el carácter de modestos administradores.

Por ello, volvemos a preguntarnos: ¿qué pasa con la Región Centro? Esperemos que la respuesta no sea: nada. Ésa sería la peor respuesta.