Falleció Rubén Rodríguez Aragón

El adiós a un hombre de la cultura santafesina

La noticia de la muerte del querido Chiry enluta al quehacer teatral, pero también a otras actividades vinculadas con la cultura.

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El entrañable Chiry, en una de sus últimas fotos, cuando se realizó el “Inventario del teatro santafesino” en el Foro Cultural Universitario.

Foto: Archivo El Litoral

De la redacción de El Litoral

La noticia de la muerte de Rubén Rodríguez Aragón -más conocido como Chiry Rodríguez- ha provocado honda tristeza en el ambiente cultural santafesino. Profundo conocedor de las artes teatrales, en las que se destacó primero como actor y luego como director, este artista tuvo también una amplia participación en diversas manifestaciones del quehacer cultural en la ciudad que tanto amaba.

Rodríguez Aragón había nacido en Santa Fe el 30 de agosto de 1931. Sus padres fueron Victoriano Rodríguez Aragón oriundo de Granada, Andalucía, España y Amalia Casella oriunda de Rosario. Su único hermano, mayor que él, Néstor Rodríguez Casella, abogado, reside en Posadas, Misiones, desde 1960.

Estudió la primaria en la escuela Sarmiento. La secundaria en el Colegio Nacional. Es uno de los pocos recibidos de la Escuela Provincial de Teatro de Oscar Fessler y cursó estudios en el Instituto de Cinematografía de la UNL dirigida por Fernando Birri.

Comenzó a transitar sus primeros pasos en el teatro siendo alumno de 4º año en el Colegio Nacional Simón de Iriondo y en títeres junto a Birri en el “Retablillo de Maese Pedro” del que fue integrante a lo largo de diez años y también director.

Actor, titiritero, director de teatro, dramaturgo, docente autodidacta de teatro y literatura, fue también destacado Promotor Cultural de la ciudad, y desde su actividad en el municipio fue mentor de importantes proyectos como la Feria Artesanal del Paraná, tuvo incesante actividad en la refacción y puesta en valor del Teatro Municipal 1º de Mayo (1971), en el Teatro de Títeres Municipal, en el Museo de la Ciudad, en la Comisión de Patrimonio Cultural, en la Feria del Sol y de la Luna (Plaza Pueyrredón). También se destacó su rol en la refacción y puesta en valor del Museo Municipal de Artes Visuales Sor Josefa Díaz y Clucellas, organismo en el que estuvo a cargo entre 1988 y 1992.

El teatro, los amigos

Rodríguez Aragón fue fundador del emblemático grupo de teatro independiente Teatro de los 21 junto a los hermanos Catania. Con ellos fue protagonista de la afamada obra “Historias para ser contadas” y “Los de la mesa diez”, del dramaturgo Osvaldo Dragún. Fue querido amigo de nombres destacados de la cultura santafesina, tales como Paco Urondo, Jorge Conti, Carlos Pais, Roberto Espina, Hiller Schurjin, Héctor Di Mauro y Hugo Maggi, entre muchos otros.

Algunas películas en las que intervino como actor, entre varias, cabe citar el corto de Enrique Butti incluido en “El acomodador” (1975), dirigido por Edgardo Russo, y “Buenos Aires, verano 1912” (en 1966), dirigido por Oscar Kantor.

Sus últimas actividades se centraron en el Centro Andaluz de Santa Fe, del que era su presidente, donde acababa de gestionar con éxito el hermanamiento de nuestra Ciudad de Santa Fe con la Ciudad de Santa Fe de Granada (España).

También se encontraba escribiendo la letra de una ópera sobre la historia del traslado de nuestra ciudad desde la vieja Santa Fe a su nuevo emplazamiento, con música de Jorge Edgar Molina.

En su larga y aquilatada trayectoria, Chiry concretó una enorme cantidad de montajes teatrales con otros tantos grupos de actores santafesinos. Sus trabajos fueron elogiados por la crítica especializada y el público, que acompañaba con su presencia los trabajos emprendidos por ese inquieto y apasionado hombre que tanto amaba su profesión.

Era un incansable hacedor y conocedor del arte teatral. Imposible resulta señalar su vasto currículum, pero muchos recordarán su labor como hombre de la escena santafesina. En cada uno de los montajes teatrales en los que trabajó demostraba caminos posibles para su arte. Recorría la vida con sus pasos seguros, manejando con sabiduría la magia del conocimiento y deslumbrando a todos por igual con todo lo que sabía. Sabía que el pensamiento es la esencia del hombre.

Chiry Rodríguez fue un hombre de la cultura a rajatabla. Trabajó siempre sin perseguir la fama o el éxito sino por la cultura misma, porque su corazón estaba en ese quehacer. Era, esencialmente, un hombre de bien.