Dirigida por Eva Halac

“El reñidero”, una tragedia entre orilleros

Leonor Soria

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La obra de Sergio De Cecco “El reñidero”, versión de “Electra” de Sófocles trasladada al mundo orillero del Palermo de 1905, con Joaquín Furriel y Antonio Grimau en los roles principales, implica para la directora Eva Halac “una reformulación criolla que levanta otra polvareda más allá de la cuestión eminentemente familiar. Lo interesante de la adaptación es que toma otros temas, no se queda sólo en la tragedia, no es únicamente una traducción”, reflexionó Halac en una entrevista con Télam.

El montaje se estrenó en el escenario del porteño teatro Regio (Córdoba 6056) con funciones de jueves a sábados a las 20.30 y los domingos a las 19.

La pieza gira en torno a Orestes (Joaquín Furriel), único personaje que mantiene el nombre de la tragedia, quien debe vengar la muerte de su padre, Pancho Morales (Antonio Grimau), uno de los guapos de lo que se llamaba “tierra del fuego”.

Elena/Electra (Julieta Vallina) instiga a su hermano Orestes a matar a Santiago Soriano (Tony Lestingi), amante de Nélida (Marita Ballesteros) -madre de ambos- y ganador en el duelo frente a Morales.

De más está decir que el nombre de la pieza alude a los reñideros de gallos frecuentados por los guapos y al mismo tiempo refleja un mundo de decadencia en el que perfila el cambio socio-político de principios del siglo XX y la desmitificación del guapo.

“Los verdaderos temas de ‘El reñidero’ tienen que ver con la identidad nacional, con el origen de la violencia y con el caudillismo político”, sostuvo la directora.

Halac consideró esta puesta en escena como continuación temática, no estética, de sus experiencias anteriores con “Juan Moreira, una leyenda argentina”, basada en la novela de Eduardo Gutiérrez, y “Un guapo del 900” de Samuel Eichelbaum, dos espectáculos de intervención urbana.

El mandato familiar

Para definir su mirada sobre el texto de De Cecco aseguró que “mi puesta trabaja sobre el mandato familiar en función de algo que podría ser reconocido contemporáneo, como la necesidad de venganza por la muerte del padre y el lugar en que se coloca el hijo para poder reflexionar sobre esto. Esto lo hace absolutamente universal”.

Casi podría decirse que si bien es cierto que se trata de una versión de “Electra”, la obra es más bien un “Orestes”, ya que es el portador del conflicto y sobre el que recae el peso de las decisiones.

“Durante el transcurso de la obra -repasó- Orestes va recordando lo vivido junto a ese padre y tomando partido ante situaciones que después no puede cumplir o no puede asumir, atrapado en un conflicto permanente”.

La directora consideró que “el conflicto está en su propia cabeza, creo que es una especie de Hamlet, de ese hijo que no sabe si tiene que accionar o no, ni de qué manera hacerlo”.

Por otra parte, al ubicar la acción en la misma época de “Un guapo del 900”, también trabaja sobre el tema de los mitos nacionales.

Para Halac la figura del reñidero tiene distintos sentidos, “abarca tres esferas -detalló-: de los que riñen, de los que miran la riña y en un tercer círculo los que miran a los que miran la riña y a los que riñen”. Una de las características destacadas de la obra es el tratamiento que De Cecco hace del lenguaje.

““Hay una decisión de mucho peso del autor que le da a los personajes masculinos un lenguaje orillero muy marcado y a las mujeres un lenguaje casi castellano romántico, un español que tiene poco de orillero y más de antiguo”, dijo al respecto la puestista.

Y se apresuró a acotar que “la obra es literaria y poética y uno de los desafíos fue conservar esa condición y otorgarle frescura”. La dirección de actores se convirtió en un arduo trabajo “en algunos casos más felices que en otros”, reconoció. “El naturalismo de los últimos 10 años -dijo- es un naturalismo que se usó para salas de pocas localidades y no para tragedias sino para comedias cotidianas”.

“Por lo tanto -agregó- trabajar la emoción, la voz, la proyección no solamente de la voz sino del cuerpo y no perder la frescura y la gracia, fue un trabajo intenso”.

“De alguna manera la partitura fue trabajada en ese perfil y después, el objetivo es meterlo dentro de una puesta que conservara rasgos más líricos para que estuviera presente la tragedia”, remató.

“El reñidero”, una tragedia entre orilleros

Los protagonistas de esta versión son los actores Joaquín Furriel y Antonio Grimau.

Foto: Télam

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EL DATO

En la región

“El reñidero” se realizó últimamente en nuestra región en dos oportunidades. Primero, un equipo de Gálvez dirigido por Julio Beltzer y luego la Comedia Universitaria de Teatro dirigida por Raúl Kreig. Ambas producciones, con valores de indudable jerarquía.