Algo bueno le tiene que pasar al tatengue...
Ganar no sirve para la tabla
pero sí para cambiar el ánimo
Unión visita mañana a Quilmes, desde las 15.30. ¿Estará Bottaniz en la cancha?
Enrique Cruz (h)
Para este Unión sin chances deportivas, una victoria ante Quilmes podría darle algo de esa tranquilidad que está necesitando. Jugadores que rescindieron sus contratos (Diez, Arrieta y Peralta, que arregló en forma verbal); jugadores que denunciaron robos (Gorostegui y Diez); ánimos alterados, resultados que no llegan, pedido de asamblea y hasta lesiones graves (una rotura de ligamentos para Guerra y una fractura de peroné para Tarrito Pérez).
Es cierto que no ganará nada Unión si le gana a Quilmes. Pero servirá, al menos, para que la gente tenga alguna alegría en medio de tantas malas noticias. Y servirá también para que Unión engorde en puntos esta campaña que ha sido muy mala y en la que Teté Quiroz —hoy entrenador de Independiente Rivadavia— es gran responsable por el fracaso deportivo de un plantel que se armó para pelear el campeonato y para ser candidato.
También Ariel Catinot está jugando su propio partido. Es que el “Titi”, hombre del club al igual que su amigo, el “Negro” Altamirano, le están poniendo el hombro a una situación complicada en la que se mezclan un montón de cosas que tienen que ver no sólo con lo deportivo, sino también con lo económico e institucional.
Unión está mal por donde se lo mire. Pero la clase dirigente tiene que ser muy cauta a la hora de manejarse. Y no solamente los que están adentro, quienes tienen la obligación de dar un viraje de la situación, sino también los de afuera, unionistas preocupados como todos, pero que deben entender que hay que anteponer el interés general del club por encima de cualquier postura particular.
En medio de este caos que es Unión y al que los dirigentes pretenden no sólo ponerle punto final sino comenzar —y en eso están— a generar soluciones, se juega ante un Quilmes que comparte las mismas carencias y frustraciones.
Hace algunos años, Quilmes-Unión era un partido de Primera División. O por lo menos el choque de dos equipos encumbrados en el ascenso. Hoy, es un partido entre dos equipos que penan en puestos de intrascendencia y sin ninguna posibilidad matemática, pero con la obligación de ser consecuentes y respetuosos de su historia para dejar todo en la cancha buscando los tres puntos.
Repito: ganar, en lo matemático, no significaría nada para Unión, pero sí en lo emocional. Algo bueno debería pasarle —al club y al equipo— para que los signos de mejoría modifiquen también el estado de ánimo bastante maltrecho del hincha, ávido porque algo bueno empiece a pasarle a su club.
Por ahí, Víctor Alfredo Bottaniz está en la cancha viendo el partido. Lo cierto es que Lito llega desde Ecuador para reunirse con los dirigentes, que lo tienen apuntado para que encabece el proyecto futbolístico de Unión para los próximos años. Y no será para que esté en el banco como entrenador y corra el riesgo de que un par de malos resultados se lo terminen llevando, sino que se encargará de una coordinación general y cumpliendo la función de asesor de los dirigentes. Es una buena idea y una excelente manera de que ese viraje futbolístico que debe darse, empiece a concretarse desde los cimientos mismos.