Taiana lleva el tema a la OEA

Tensión entre la UIA y Cristina

por el tema Techint en Venezuela

La presidenta criticó a la empresa porque no trajo al país el primer pago de la estatización chavista a Sidor. Los industriales reclamaron que el país caribeño no ingrese al Mercosur.

De la redacción de El Litoral

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DyN/EFE

La estatización de tres empresas del Grupo Techint por parte del presidente venezolano Hugo Chávez repercutió en el plano político y empresarial de la Argentina, con críticas de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al holding multinacional y un pedido de la Unión Industrial Argentina (UIA) para que se “revea” el ingreso del país caribeño como miembro pleno del Mercosur.

En ese contexto, el canciller Jorge Taiana confirmó que el lunes próximo se reunirá con su par venezolano, Nicolás Maduro, para discutir una posible solución, en el marco de la asamblea anual de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se realizarán en la ciudad de San Pedro Sula, en el norte de Honduras.

“Seguramente nos vamos a encontrar en el marco de la asamblea general de la OEA. Con él ya he hablado sobre eso y le he expresado el interés argentino en una solución satisfactoria del tema”, sostuvo.

Fernández de Kirchner recordó las negociaciones de su gobierno con el de Venezuela para que el Grupo Techint recibiera “la bonita suma de 1.970 millones de dólares” en compensación de su empresa Sidor, pero lamentó que el primer tramo de la indemnización fuera depositado en un banco del exterior.

En ese sentido, señaló que “los propios directivos de la empresa” le reconocieron que fue su decisión la que “les permitió obtener por el 60 por ciento de las acciones que le habían expropiado la bonita suma de 1.970 millones de dólares”.

“La verdad es que es muy buen precio, estamos muy contentos de haber intervenido para llegar a esa solución... eso sí, nos hubiera gustado que los primeros 400 millones de dólares que ya cobraron los hubieran depositado en algún banco aquí, en la Argentina”, advirtió.

El jefe de Gabinete, Sergio Massa, aseguró por su parte que “Techint es una empresa argentina y hay que ayudarla” y buscó diferenciar al país de Venezuela, al afirmar que en la Argentina “no hay lugar para estatizaciones desde el punto de vista del desarrollo económico”. Pero su posición no alivió el resquemor empresario.

Reclamo industrial

La UIA solicitó al gobierno “rever la decisión de incorporar a Venezuela como miembro pleno” del Mercosur. Así consta en un comunicado emitido por la Junta de la central fabril, el órgano que tiene representación de las uniones del interior del país.

Los empresarios argentinos dejaron de lado, al menos por este momento, la idea de manifestar su fuerte malestar por la actitud del gobierno argentino frente a Chávez, a la que consideran pasiva.

“Las expresiones del presidente Hugo Chávez respecto de las inversiones brasileñas no están incluidas en el proceso de estatización de su gobierno, lejos de promover la integración, parecen fomentar la división entre los países del bloque”, afirma la nota de la UIA.

Hasta ahora sólo los congresos de Argentina y Uruguay completaron el paso legal de su aceptación como socio pleno, mediante la aprobación del protocolo de adhesión del país sudamericano al bloque regional.

El poder legislativo de Paraguay tiene cajoneada la ley mientras que en Brasil el proceso se empantanó seriamente en el Senado, tras el altercado con ese cuerpo cuando repudió la cancelación de una licencia a un canal de televisión opositor por parte de Chávez.

Tensión entre la UIA y Cristina por el tema Techint en Venezuela

Lula logró que Chávez prometiera no estatizar las empresas de Brasil en Venezuela. Fue ayer durante un encuentro bilateral en Salvador.

Foto: EFE

/// EL DATO

Negación oficial

Cristina Fernández de Kirchner se comunicó ayer telefónicamente con Hugo Chávez. Según la agencia oficial de noticias Télam, Chávez le negó a Cristina lo que los corresponsales en Salvador escucharon decir al presidente venezolano. En la versión de la agencia oficial de noticias de la Argentina -que no tuvo enviados a Brasil-, el presidente de Venezuela se comprometió ante su par argentino a que ni bien regrese a Caracas leería todas las declaraciones publicadas y luego formularía declaraciones. La mandataria señaló que “una afirmación de ese tenor -de haber existido- implicaría un grado de discriminación y discrecionalidad, que excede la esfera de soberanía propia de cada Estado independiente e implicaría una actitud inaceptable por parte de Estados democráticos de derecho, además de ser absolutamente contradictorio con los acuerdos estratégicos que nuestro país ha celebrado con la República Bolivariana de Venezuela”.

/// análisis

Los Kirchner no son Chávez, pero...

Sergio Serrichio

Bajo presión, el Kapitalismo de amigos puede virar hacia el estatismo chavista. La histeria de los últimos días y, en particular, el comunicado de ayer de la Unión Industrial Argentina (UIA), pidiendo revisar el ingreso de Venezuela al Mercosur, expresan el creciente temor del empresariado local a que, tras las elecciones, la Argentina siga la ruta chavista.

El credo kirchnerista no incluía, al menos hasta ahora, la propiedad estatal de las empresas. Lo suyo es el capitalismo de amigos; el Estado dispensa beneficios políticos a cambio de beneficios rentísticos sobre los que reclama tajada, al tiempo que se reserva el derecho, si las cosas salen mal, a poner la culpa en otro lado.

Además, a diferencia del chavismo, el fisco K no tiene petrodólares para re-estatizar a “valor de mercado”, como reclamó para las empresas de Techint el ministro del Interior, Florencio Randazzo.

Pero ninguna de esas diferencias es tranquilizadora. Los Kirchner pueden apelar a la estatización no por convicción, sino como último recurso y mecanismo exculpatorio. Así las cosas, que tengan pocos recursos a mano es doblemente preocupante, pues al riesgo de que el Estado se meta sin que lo llamen, los empresarios agregan el que lo haga aportando migajas para luego comerse el pastel. Valga como antecedente la “reestatización” previsional.

No deja de ser una paradoja que los popes de la UIA, que tanto celebraron el “modelo” de los Kirchner, sean quienes ponen el grito en el cielo, porque temen que ahora vayan por ellos.