LA MATANZA

Inhuman los restos de un policía

Télam

Los restos del subteniente de la policía bonaerense asesinado ayer cuando entró a una casa de la localidad de Villa Luzuriaga para evitar un robo eran velados hoy en una cochería del partido bonaerense de Ituzaingó.

La capilla ardiente donde familiares y amigos despedían al subteniente Marcelo Luis Pascua (43), está ubicada en Olivera 1018 del mencionado partido del oeste del conurbano bonaerense.

Para las 12, estaba previsto que se inicie el cortejo fúnebre desde la sala velatoria hasta el Parque Privado de Hurlingham.

El hecho ocurrió cerca de las 6.30 de ayer en el interior de una casa ubicada en la calle Entre Ríos 43, de esa localidad del partido de La Matanza, en el oeste del conurbano. Todo comenzó cuando el dueño de casa, Ernesto Klekoc, salía a bordo de una camioneta Renault Kangoo para dirigirse a su trabajo y fue sorprendido por tres delincuentes armados que lo obligaron a entrar a la vivienda en la que se hallaba durmiendo su familia.

Dos de los asaltantes ingresaron a la casa y se dirigieron a una de las habitaciones, en la que dormía el hijo del hombre, Emiliano Klekoc.

Aparentemente, un vecino observó el momento en el que los delincuentes sorprendían al hombre que sacaba su camioneta, por lo que llamó al teléfono de emergencias policiales 911 y denunció lo que había visto.

Por eso, un móvil de la comisaría de Villa Luzuriaga que realizaba un patrullaje en esa zona llegó al lugar con las sirenas encendidas y dos policías bajaron e ingresaron a la casa, la cual estaba con un portón entornado.

Según la Policía, el subteniente Pascua, junto a otro subteniente de apellido Pérez, ingresaron por un pasillo a la casa, pero desde adentro fueron recibidos a los tiros por los delincuentes.

Los ladrones, que ya sabían de la llegada de los policías, los esperaron escondidos detrás de una pared y les dispararon.

Según los investigadores, Pascua recibió dos balazos en el pecho y murió antes de que pudiera ser atendido por los médicos de la clínica Cruz Celeste, hacia donde fue trasladado.

Se cree que los delincuentes huyeron por los techos de las casas y finalmente escaparon con un auto que le robaron a un hombre que llevaba a su hijo al colegio Jorge Newbery, ubicado en la misma manzana donde se produjo el tiroteo.