Para contar las aventuras desde adentro

Expedición Amazonas

Voraces y encantadores, la piraña y el delfín rosado nos aguardan en nuestra aventura al “pulmón del mundo“ a bordo del barco-hotel que nos tedrá como pasajeros durante cinco jornadas a toda pesca.

Gustavo A. Recce

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A prácticamente dos meses de nuestro viaje, ya nos sentimos a bordo, viviendo lo que será esta apasionante expedición que nos tendrá como protagonistas.

Como es nuestro estilo de querer contagiar ese espíritu aventurero que nos identifica, Aires invita al lector a desandar este fantástico viaje al “Pulmón del Planeta”.

Todo en Brasil parece existir en tamaño gigante y la cuenca del Amazonas es una de sus máximas expresiones; abarca un área de 4.320.000 K2, que representa aproximadamente el 30% de Sudamérica. Su selva tropical es la más grande del mundo, hogar de miles de especies de diferentes animales, mamíferos, anfibios, peces, aves e insectos.

Con una extensión de 6.520 Km, el río recibe sus aguas de un sinnúmero de afluentes, antes de descargarlas en el Atlántico.

Pobladas de la mayor diversidad de peces sobre la tierra, estudios ubican el número de especies en el rango de 2.500, y otros expertos lo sitúan en 5.000, más de dos veces el numero de especies conocidas del Océano Atlántico.

Serpientes, anfibios y mamíferos como el manatí o el delfín rosado amazónico -único de agua dulce-, son también parte de éste fantástico mundo acuático.

La Piraña

En las cinco jornadas consecutivas de pesca que tendremos en nuestra aventura, seguramente nos encontraremos con alguna piraña, la reina del Amazonas, que carga con el mito de su insaciable voracidad mostrada en películas y documentales de televisión.

Su nombre proviene de las palabras Tupi-guaraní “PIRA”, pez y “SANHA”, diente.

Las de vientre rojo son las más temidas y conocidas entre más de treinta variedades existentes.

Poseen poderosas mandíbulas llenas de dientes triangulares filosos como navajas, capaces de cortar carne y cartílagos en cuestión de segundos. Los nativos los usan para construir pequeñas herramientas y cuchillos.

Se alimentan en grupo, atacando animales como anacondas, peces de mayor porte, caimanes o aves aunque raramente atacan al hombre. Son atraídas por el olor de la sangre tanto como lo hacen los tiburones en el mar.

Con un tamaño normal que varía entre 15 a 25 cm., son especialmente peligrosas durante la estación seca, cuando las aguas bajan y el alimento no abunda.

Aunque cueste creerlo, las pirañas son mayormente hervívoras y se alimentan de frutos y semillas.

Por supuesto una de nuestras jornadas de pesca se la dedicaremos de lleno, desafiaremos su voraz apetito y trataremos por sobre todas las cosas comprobar su temible reputación, claro está que usaremos los equipos adecuados para poder capturarlas y tenerlas a centímetros de la lente de nuestra cámara, porque también representan un trofeo codiciado para nosotros y pasarán a formar parte de la galería de capturas de alguna pared.

Dicen también que cuando atacan en cardúmenes son capaces de devorarse un pequeño animal en cuestión de minutos.

Un dato muy particular es que no hace falta pescarlas con anzuelos, ellas son tan voraces que con solo atar un pedacito de carne al extremo de una línea es suficiente para poder extraerlas del agua, es que al momento de clavarle sus afilados dientes en el cebo quedan enganchadas y así es como se las pesca.

El mito del delfín rosado

Entre las más hermosas criaturas que habitan este excepcional entorno, tendremos el privilegio de avistar a el delfín rosado de agua dulce, hoy en peligro de extinción.

Esta especie es endémica de la cuenca de los ríos Amazonas y Orinoco. Habita en Bolivia, Perú, Brasil, Colombia, Guayana y Venezuela. Sus colores varían entre el rosa pálido, brillante u oscuro, gris y albino.

Existen un sinnúmero de leyendas y mitos rodeando al delfín, porque la mitología amazónica es tan amplia y variada como lo es lo es su selva.

La superstición permitió a la especie ser prácticamente intocable para los lugareños, los nativos no los matan porque piensan que trae mucha mala suerte.

No los comen tampoco porque creen que eran humanos mucho tiempo atrás y pueden volver a serlo cuando deseen, para otros son sinónimo del diablo o simplemente mala suerte.

Cuando sus hijos nacen con el mal de espina bífida – defecto de nacimiento que no permite el normal desarrollo de sus cráneos- asemejándose al orificio de respiración de los delfines, los nativos dicen que son delfines.

Algunas tribus aborígenes piensan que el delfín gris es sagrado, criaturas divinas que deben ser respetadas casi hasta la reverencia.

Verdad es que el delfín rosado amazónico se encuentra actualmente en vías de extinción, y es poco lo que se hace para salvarlo. La polución que proviene de la agricultura, minería y la pesca indiscriminada como así también las represas hidroeléctricas, son parte responsable de esta situación.

Redes de pesca comercial que vienen siendo usadas en gran parte del lugar sin ningún tipo de control, son la amenaza más grave a la que están expuestas estas maravillosas criaturas. Estos mamíferos hacen agujeros en las redes para apropiarse de los peces que están capturados en ellas, por tal motivo no son considerados “amigos” de los pescadores.

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El delfín rosado, una de las tantas especies en peligro de extinción.

Foto: gentileza MARUAGA