Mesa de café

Sindicatos y paro docente

Erdosain

—Los chicos ayer no tuvieron clases -dice Abel con tono resignado.

Marcial lo mirá y sonríe. —Habría que ser más precisos con la frase: los chicos ayer no tuvieron clases porque los docentes decidieron tomarse un día de descanso.

—No es un día de descanso -observa José- es una jornada de lucha.

—Ese verso hacéselo a los vendedores de praliné de Biafra -replica Marcial-; paran porque quieren la personería gremial y nada más.

—Hay otras reivindicaciones -balbucea José.

—Todo jarabe de pico -dice Abel-; son reivindicaciones tan generales que si se las tomara en serio estarían legitimados para parar todos los días. Parar por una mejor distribución de la riqueza es tan universal y vago como parar para que todos los habitantes de la tierra sean felices.

—Sin embargo, en la provincia de Santa Fe no todos los docentes pararon -digo.

—Es cierto -dice Abel- el Sadop dicta clases y mayoritariamente los empleados públicos trabajan, lo cual demuestra que los gremios que tienen responsabilidades reales con la gente no se largan a la huelga porque están aburridos.

—Nadie hace una huelga porque está aburrido -responde José- hacen huelgas porque hay reclamos que hacer.

—En Santa Fe, los docentes no tienen reclamos que hacer que justifiquen dejar a los chicos sin clases -recuerda Abel- el gobierno provincial les otorgó aumentos de sueldos, titularizó a miles de docentes, instaló la paritaria, reivindicaciones por las que ha tenido que pagar un costo enorme y sin embargo así le agradecen.

—Lo que pasa es que inevitablemente la burocracia gremial tiende a atender más sus intereses corporativos que los intereses de todos -digo.

—Sobre todo cuando además tienen luz verde para hacer huelgas porque les sale gratis -observa Marcial-; está claro que si les descontaran el día no andarían jugando a los paros.

—Al que no lo entiendo es a Obeid -dice Abel- el presentismo ya estaba instalado y para hacerse el popular lo levantó y al otro día el gremio se lo agradeció aboyándolo a paros.

—Lo que pasa es que si a mí o a cualquiera -dice Marcial- nos dan a elegir entre ir a trabajar o no ir a trabajar por la misma plata cualquiera elige no ir a trabajar.

—¿Quieren instalar otra vez el presentismo? -dice alarmado José.

—A los derechos hay que merecerlos y está visto que los burócratas de Amsafe no se merecen ese derecho

—Tengo entendido -digo- que en otras provincias donde los problemas salariales están más o menos resueltos los maestros decidieron dar clases y hacer en otro horario un acto público explicando los nuevos reclamos nacionales.

—Eso es lo que debería hacer un gremio responsable -señala Marcial.

—Ustedes lo que no aceptan es la existencia de los gremios. Son unos gorilas que les molesta que los trabajadores tengan instrumentos para defender su intereses -dice José fastidiado.

—No me molestan los gremios -contesta Marcial- me molestan los vivos que viven de los gremios. ¿O vos te crees que hoy alguien se hace sindicalista porque es solidario? En el sindicato, hoy no están los mejores como antes, están los peores. Como decía mi abuelo: al buen trabajador lo defiende el patrón al mal trabajador lo defiende el sindicato.

—No comparto -concluye José.