ES LA SEGUNDA AUTOMOTRIZ DEL MUNDO

Quebró GM y su control

quedó en manos del Estado

EE.UU. tendrá el 60 % de las acciones y Canadá, otro 12 %. “Comienza una nueva etapa para el sector”, dijo el gobierno de Obama en un comunicado.

Hugues Honore - AFP

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El gigante constructor de autos General Motors (GM) se acogió a la ley de quiebras este lunes en Nueva York, en un plan para emprender una draconiana reestructuración con fuerte asistencia financiera del Estado.

La empresa constructora de autos, símbolo del poderío industrial estadounidense, se acogió a la ley de quiebras bajo el capítulo 11 en el Distrito del Sur de Nueva York, anunció el tribunal.

Este epílogo era esperado al finalizar una desesperada tentativa de GM por recomponer sus finanzas. El grupo contaba con dos meses desde fines de marzo para probar que era viable, pero la crisis agravó sus dificultades de tal forma que el pedido de bancarrota se impuso como la única salida posible.

“Hoy será un día histórico para la empresa: el fin de la ex General Motors y el comienzo de una nueva”, señaló la administración del gobierno del presidente Barack Obama en un comunicado.

El gobierno se fijó como objetivo sacar a la “nueva GM” del procedimiento judicial de quiebra en un plazo de entre 60 y 90 días, o sea, el doble o el triple de lo que le demandó a su “pequeño” competidor Chrysler, que podría salir este lunes del proceso de bancarrota que solicitó el 30 de abril pasado.

La hoja de ruta de la nueva GM fue hecha pública por partes en los últimos días y el plan presentado por el gobierno del presidente Obama a través de una conferencia telefónica no comporta ninguna sorpresa.

Nueva

Una nueva empresa será creada para retomar los activos más rentables del grupo. El Estado federal estadounidense aportará 30.100 millones de dólares y controlará el 60 % de su capital. El Estado canadiense y la provincia de Ontario, donde GM posee numerosas fábricas, desembolsarán 9.500 millones de dólares y obtendrán el 12 % del capital.

El fondo de gestión sindical encargado de financiar la cobertura médica de los jubilados manejará el 17,5 %.

Otro 10 % quedará en manos de los poseedores de obligaciones, que el sábado pasado aceptaron una oferta gubernamental. Los actuales accionistas de la empresa perderán sus inversiones.

GM confirmó que cerrará once fábricas y que pondrá otras tres en paro técnico. La firma pasará de contar con 62.000 obreros sindicalizados en 2008 en Estados Unidos a 38.000 en 2011.

“Esperamos ver una GM con un balance donde el endeudamiento será mucho menos pesado, y capaz de ser competitiva”, dijo un alto responsable del gobierno, que solicitó no ser identificado.

El objetivo es reducir el peso muerto del grupo para que pueda ser rentable con un mercado estadounidense de 10 millones de automóviles por año, mientras que perdía dinero con un mercado de 16 millones de unidades antes de comenzar su reestructuración.

GM vendió 2,98 millones de vehículos en Estados Unidos en 2008, con una participación de 22 % en el mercado.

Si bien GM se encuentra nacionalizada, Washington no se va a inmiscuir en el manejo de sus negocios.

“El control por el Estado no es lo que buscábamos ni lo que deseábamos. Es una salida obligada por el proceso de reestructuración”, explicó el alto responsable gubernamental.

Precisó, además, que aún “es muy prematuro” determinar si el Estado recuperará todo o parte de los 20.600 millones de dólares desembolsados entre diciembre y abril para mantener al grupo con vida.

/// EL DATO

Chrysler

Un juez federal de bancarrotas en Nueva York ha aprobado la venta de hasta un 35 por ciento de Chrysler a un grupo encabezado por la firma italiana Fiat, que controlará la gestión de la empresa. El accionariado de la nueva Chrysler se repartirá entre un fondo fiduciario gestionado por el sindicato United Auto Workers (55 por ciento), Fiat (20 por ciento, pero con la opción de aumentar hasta el 35 por ciento) y el resto, por los gobiernos de Estados Unidos y Canadá.

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La empresa recibirá más de 40 mil millones de dólares para su reestructuración.

Foto:EFE

/// análisis

Sueño perdido

Por Joe Szczesny - AFP

La solicitud de quiebra de General Motors significa el fin de un sueño para los obreros estadounidenses, aquel que les permitía contar con un empleo de por vida y un acceso garantizado al confort de la clase media.

“GM era la buena vida”, destacó Gary Chaison, profesor de Relaciones Laborales de la Universidad Clark. “Había una suerte de contrato social: se trabajaba duro y se era recompensado por la seguridad del empleo y un buen salario”, explicó.

Un trabajo de oro para el obrero estadounidense, que contaba, además, con todas las posibilidades de incluir a sus hijos. El empleo en GM “se transmitía por herencia”, recordó Chaison.

En Detroit, cuna del automóvil estadounidense, como en todo el Medio Oeste del país, el éxito de GM permitió difundir prosperidad a través de una multitud de fábricas, de subcontratistas, de garajes y concesionarias.

De paso, el sindicato United Auto Workers Union (UAW) negociaba convenios de salarios suficientemente elevados para permitir a los empleados transformarse en propietarios, poseer una casa de campo o un barco y salir de vacaciones al volante de un automóvil comprado a precio reducido.

Además, gozaban de una ventaja crucial en Estados Unidos: el seguro de enfermedad estaba a cargo del empleador y la pensión de retiro estaba garantizada.

Pero el sueño empezó a derrumbarse a partir de los años ‘80, cuando GM comenzó a relocalizar sus fábricas en México y Asia. Pueblos enteros, como Flint, no lejos de Detroit, comenzaron a decaer, observándose casas abandonadas y comercios vacíos.

De 440.000 empleados en Estados Unidos en 1981, el número de efectivos cayó a 62.000 asalariados sindicalizados en 2008. El último plan de reestructura anuncia, además, una nueva reducción de puestos, a 38.000 en 2011.

Pero aunque las fábricas cerraban sus puertas, los obreros pudieron conservar sus salarios.