Al margen de la crónica

“Si hay crisis... que se note”

En el último partido que Unión jugó de local en el certamen de la Primera “B” Nacional de la AFA no había más de 2.000 personas desafiando el frío y la lluvia, antes y durante el partido frente a Defensa y Justicia. Pensar que hace un año, exactamente, Unión llenaba como nunca en los últimos tiempos el 15 de Abril para jugar un partido de Promoción frente a los jujeños.

En apenas un año, pasó de todo. Murió un presidente —Juan Leonardo Vega—, hubo una disputa interna que motivó el alejamiento definitivo de la segunda autoridad —Rubén Decoud, vicepresidente— y varias renuncias en la comisión directiva que quedó en manos de Miguel Ponce. Por estas horas, el tironeo y el tiroteo es entre el oficialismo (le queda un año de mandato) y la oposición (Jorge Molina-Luis Spahn como referentes).

En lo deportivo, hace rato que Unión quedó lejos de todo y de todos. Sólo juega para cumplir con el fixture. Es más, la mayoría de los refuerzos se fueron antes en medio de denuncias escandalosas por supuestos robos en sus domicilios particulares.

En el entorno se suceden expulsiones increíbles (10 fechas a De la Fuente), situaciones tragicómicas (Gold Betig, jugador de Unión, vinculado a un hecho poco claro) y reacciones inadmisibles: el DT Catinot le tiró agua en la cara a un árbitro; el jugador De la Fuente insultó al propio técnico.

Todas las semanas el plantel amenaza por los medios con no concentrar cuando juega de local y con no viajar cuando le toca presentarse en condición de visitante. ¿El motivo?: la falta de pago, ya que entrando en el mes de junio, recién los jugadores cobrarían marzo.

El horizonte muestra un oficialismo debilitado y una oposición apurada en ser gobierno a cualquier precio. A nadie se le cae una idea. Ni a los de adentro, ni a los de afuera. Así está Unión. En crisis. Claro que en López y Planes cambiaron el dicho: “Si hay crisis, que se note”.