Al margen de la crónica

Rabona legislativa

No concurrir a trabajar tiene sus costos para todo trabajador, especialmente aquéllos del sector privado: debe justificar su inasistencia; a veces, utilizar días compensatorios o bien anticipos de licencia, y en caso de enfermedad, solicitar la presencia del médico laboral o gestionar el respectivo certificado.

Para algunos es más fácil y hacen como los adolescentes en la escuela secundaria, se ponen de acuerdo para faltar todos juntos. Es lo que vienen haciendo en el Congreso de la Nación que realizó muy pocas sesiones desde el 1º de marzo a hoy, por algún u otro motivo, todos ligados al proceso electoral en marcha. Por supuesto, esto no obsta al pago de dietas y habría que mirar la planilla de viáticos para saber si los perciben aunque hayan dejado de concurrir a la Ciudad de Buenos Aires, sede habitual del Congreso.

Esta rabona también repercutió en la provincia de Santa Fe, más especialmente en la Cámara de Diputados que desde el 1º de mayo dejó dos jueves en blanco para “la campaña”. La medida -hasta el momento- no fue copiada por el Senado que ha realizado hasta adaptaciones horarias para no dejar de cumplir con la sesión semanal.

El dato que agrava la rabona de los diputados santafesinos es que ninguno de los cincuenta integrantes del cuerpo es candidato a diputado o senador nacional, es decir son solidarios con los candidatos de las fuerzas a las que pertenecen al punto tal de dejar de cumplir con sus obligaciones.

La falta de sesión que se extiende a la falta de reuniones de comisiones y de todo otro trabajo parlamentario atenta contra la calidad institucional de la provincia y es de esperar que no se repita la metodología cuando se ponga en marcha el proceso electoral para la renovación de autoridades municipales y comunales en septiembre.

El otro dato es que la falta de sesiones tiene costo cero para los legisladores ya que la dieta la cobran igual sin mediar certificado ni licencia anticipada, sólo por un acuerdo entre todos para no convocar al cuerpo.