Apuntes de política provincial

Una elección que dirime intereses en tres niveles

Teresa Pandolfo

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A escasos 21 días de los comicios para elegir legisladores nacionales -en el caso de Santa Fe, la provincia renueva 9 diputados y los 3 senadores- se advierte que una importante porción de la población no asumió todo lo que se dirime en estas elecciones del 28 de junio.

No sólo se exponen a la consideración pública proyectos diferentes: uno del Frente Progresista y otros dos dentro del peronismo. El Partido Justicialista no aparecerá en las boletas con sus siglas. Por un lado, irá el Frente para la Victoria con listas en las que participan figuras que acompañan la propuesta de Néstor Kirchner, y otra es el Frente Federal, con Carlos Reutemann a la cabeza, que nuclea a los sectores que no comparten la política nacional.

Pero detrás de este esquema varias veces reiterado se miden también las posibilidades de las candidaturas presidenciales de Reutemann y de Hermes Binner.

Pero, además, el justicialismo intenta recuperar su aliento y armarse nuevamente para las elecciones de 2011 en la provincia de Santa Fe. Es como si la posición disidente de Reutemann -frente a políticas kirchneristas que perjudican a la producción santafesina, sumado a su percepción sobre cómo se está conformando el nuevo mapa de relaciones entre los gobiernos del mundo e incluso internamente en los países- hubiera vuelto a encender la esperanza en dirigentes intermedios. La expectativa de volver al gobierno de la provincia y de tener un candidato presidencial ha vuelto a interesar a militantes que habían dejado de participar activamente.

Situaciones diferentes

Los partidarios del Frente Progresista mantienen la fuerza y la mística del triunfo en la provincia y en importantes intendencias, y van por más. Al igual que el justicialismo, el Partido Socialista se propone como meta el poder. Volver a ser gobierno en 2011 en el territorio y llevar a Hermes Binner a la candidatura presidencial. De allí que todos los actos del gobierno se hayan convertido en actos de campaña. Algo muy similar a lo que ocurre con la presidenta de la Nación, Cristina Fernández, y con Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires, un bastión que ganándolo los mantendría con expectativas de poder.

El justicialismo provincial quedó muy golpeado en las últimas elecciones y hace tiempo que la ciudad de Rosario le es totalmente esquiva. Por eso, la decisión de Reutemann de buscar otra vez la banca del Senado y hacerlo desde una posición de fuerza dentro del PJ, porque podría aglutinar al peronismo nuevamente, ha tonificado a la dirigencia en el interior.

En tanto, el debate por las cuentas de la provincia, la orientación del gasto, el número de gente nombrada por el gobierno frentista y demás escenarios de dichos y réplicas presentes en estos días, a juicio de esta periodista, guarda más relación con las aspiraciones del retorno del justicialismo a la Casa Gris. Sucede que en esta campaña electoral todo ha quedado muy mezclado.

Dividiendo aguas

Pero no es un paquete homogéneo: se juegan intereses en distintos niveles. Por eso, como pocas veces se ha visto desde el regreso de la democracia, se asiste a una campaña santafesina muy densa en el pase mutuo de facturas entre los socialistas y los sectores del justicialismo que han ocupado la Casa Gris, sin que la materia de lo discutido tenga vasos comunicantes hacia la gente común, acuciada por otro tipo de problemas.

Y por la misma razón, los candidatos no han dejado de visitar un solo pueblo. Hermes Binner lo hace por sí y por Giustiniani, en tanto que Reutemann recorre porque busca un triunfo doble: ganarle a los candidatos de Néstor Kirchner y a Binner.

El ex gobernador ha tratado de bajarle el tono a la disputa diciendo que es una elección legislativa -siempre tuvieron más fuerza aquéllas en las que se juegan los cargos ejecutivos- pero todos los actores son conscientes de que la contienda es mucho más amplia que las bancas en el Congreso que se renuevan, dados todos los intereses ya puestos sobre la mesa.

La virulencia con que Carlos Reutemann salió a defender la producción de la provincia en el conflicto del gobierno con el campo, que derivó en la ruptura del bloque justicialista en el Senado, lo catapultó hacia un electorado independiente, que visualizó que Kirchner buscaría la misma intervención en la rentabilidad de los otros sectores, como lo persiguió con el campo. La preocupación en la industria es un dato cierto. A la presencia de representantes de Anses en los directorios de las compañías que tenían fondos en las AFJP se suma la amistad del matrimonio presidencial con Hugo Chávez, que ha nacionalizado empresas.

Y no debería creerse que lo ocurrido en Venezuela está tan lejos. El gobierno nacional hizo algo parecido cuando tomó los fondos de las AFJP para llevarlos al sistema jubilatorio de reparto (Anses), cuyos recursos se vuelcan en créditos que nadie sabe si se van a devolver, poniendo así en riesgo la seguridad social de miles de argentinos. Se estatizaron fondos privados, con la salvedad de que se lo hizo por ley.

Esta periodista, lamentablemente, no observa hasta ahora que el cambio -una política diferente de la que han llevado adelante los Kirchner para dentro y fuera del país- pueda concretarse fuera del justicialismo y sus aliados. La oposición no encuentra un discurso común en el plano ideológico y se asiste a peleas permanentes por los espacios de poder. Y a esto se lo visualiza dentro de la coalición gobernante en Santa Fe, a la que le ha costado conciliar matrices partidarias tan diferentes.

La del 28 de junio no será la elección de 2011, pero dentro de 21 días se juegan objetivos de fondo para el gobierno de la Nación, porque se procurará que el Congreso retome su protagonismo. Pero, además, se irán consolidando esquemas de alineamientos y alianzas. Dicen, por ejemplo, que existen conversaciones de radicales no frentistas con Santa Fe Federal, previendo un armado para dentro de dos años, en tanto aseguran que ya están trabajando por Reutemann en toda la provincia para esta elección.

Al igual que el justicialismo, el Partido Socialista se propone como meta el poder. Volver a ser gobierno en el 2011 en el territorio y llevar a Hermes Binner a la candidatura presidencial.

La virulencia con que Reutemann salió a defender la producción lo catapultó hacia un electorado, que visualizó que Kirchner buscaría la misma intervención en la rentabilidad de los otros sectores.