destinos

Entre arrecifes de coral

Uno de los grandes atractivos de esta isla está en el fondo del mar: los arrecifes de coral.

Entre arrecifes de coral

En el NO de la costa colombiana, la isla San Andrés es la más grande del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Naturaleza y arquitectura se recorren entre historias de conquista e independencia.TEXTO. GRACIELA DANERI. FOTO. EL LITORAL.

Es mediodía cuando el vuelo aterriza en el aeropuerto de la isla de San Andrés; el hotel reservado está muy cerca de la estación aérea, algo ignorado hasta el momento. Era un hotel moderno, funcional y, desde luego, confortable, emplazado a orillas de un mar azul, cuyo oleaje llega con ímpetu hasta sus costas de coral. Una isla mucho más pequeña, asoma frente mismo a San Andrés, su nombre es Johnny Cay.

Puerto libre al fin, San Andrés posee un centro comercial pequeño pero considerable, con negocios de ramos muy variados. Algunas arterias concentran a los más refinados, mientras que los más rústicos se alinean en callejuelas menos relucientes, aunque igualmente concurridas. Pero unos y otros comercios conviven dentro de un mismo radio urbano, entre calles serpenteantes por las que también circulan añejos ómnibus y automóviles antiguos de grandes dimensiones: Chevrolet, Buick, poco funcionales Oldmobiles y marcas (y modelos) por el estilo, que en su mayoría ofician como taxis.

Una guía turística informa que el archipiélago de San Andrés y Providencia se sitúa al noroeste de Colombia, sobre el mar de las Antillas. Lo integran las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, además de los islotes Bolívar, Albuquerque, Cotton Haynes, los cayos Grunt, Johnny Rose, Easycay, Roncador, Serrana, Serranilla, Brothers, Quitasueños, Rocky, Crabb, Santander y los bancos Alicia y Bajo Nuevo.

DE PIRATAS Y LEYENDAS

La misma fuente asegura que varios historiadores coinciden en afirmar que el archipiélago fue descubierto en 1629 por puritanos ingleses y leñadores de Jamaica, y reconquistado por los españoles en la segunda mitad del siglo XVII. Por lo tanto, durante 200 años, españoles, ingleses, holandeses y franceses se disputaron la posesión de estos territorios. También se cuenta -o, acaso, esto sea parte de una leyenda- que en ese mismo lapso el pirata Henry Morgan eligió a San Andrés como base operativa para sus aventuras.

Aunque tuvieron un desarrollo desigual, la historia para todas las islas del archipiélago es la misma. Descubiertas por los ingleses pero colonizadas por los españoles, padecieron 36 años de ocupación militar. Tras un ataque se bajaba la bandera española para izar la inglesa, y después de la siguiente embestida se repetía la operación a la inversa. La rapiña terminó en 1793 con la firma del Tratado de Versailles por el cual Inglaterra reconoció a España la soberanía del archipiélago. Se mantuvo, sin embargo, la relación comercial con la corona británica. Ya para 1806 habitaban en las islas 1.200 personas, incluyendo 800 esclavos. Hoy en día la población de San Andrés pasa los 40.000 habitantes.

El city tour programado, en realidad puede catalogarse como un “island tour”, ya que consiste en un recorrido por todo el perímetro isleño. Se comienza pasando por algunos de los sectores residenciales más exclusivos, corroborando más adelante que la pista de aterrizaje del aeropuerto local abarca literalmente- todo el ancho de la isla. Por ahí también el tour se detiene en lo que los lugareños han dado en llamar la Cueva de Morgan. Ésta es, por cierto, una cueva de coral, de grandes dimensiones, abierta por la propia naturaleza y que los nativos conservan como atracción turística. Además, le adicionaron su cuota de leyenda: dicen que sería el sitio donde el pirata escondía los botines obtenidos en sus incursiones marítimas contra los galeones españoles.

Más adelante se detiene en el Hoyo Soplador: un rugiente fenómeno natural que expele el agua que los torrentes marinos depositan con fuerza sobre los arrecifes coralinos, torrente que es absorbido previamente por una serie de túneles subterráneos.

PALMERAS Y UN TEMPLO PRIMITIVO

Siguiendo el recorrido por un par de barrios isleños, el de San Luis y el de La Loma, donde tienen su asentamiento los habitantes de San Andrés, en el segundo se ellos se encuentra la iglesia más antigua de la isla que, se asegura, también es el templo bautista más antiguo del continente, una construcción en madera que habría sido transportada desde Alabama. Y todo parece indicar que la bautista es la religión predominante aquí.

Grandes plantaciones de palmeras cocoteras cubren el interior isleño, donde también tienen su hábitat otras comunidades nativas. Bahías, playas más bien angostas, el puerto mercante, los muelles para embarcaciones turísticas y/o deportivas, empalman ese contorno con la avenida Colombia, flanqueada por hoteles y restaurantes y, al apartarse de ellas, uno se introduce otra vez en el centro comercial de la pequeña urbe, en sus calles colmadas de casas de artículos electrónicos, de múltiples perfumerías, tiendas y almacenes que son el deleite para los afectos a las compras. Pero hacia la seis y media de la tarde, todos ellos bajan sus persianas, aunque ese horario es lo suficientemente flexible como para que ningún cliente retrasado se quede sin hacer sus adquisiciones. La actividad mercantil y el turismo, ambas estrechamente relacionadas en San Andrés, constituyen las principales fuentes de recursos.

A pesar del ilustre Germán Arciniegas y de un Premio Nobel (García Márquez) de los que bien pueden enorgullecerse los colombianos, en San Andrés no se observan librerías. Por aquí, la literatura parece no tener mercado, al menos en esta isla donde cada día parece preparado para que se parezca al anterior. Donde todo está planificado para satisfacer el ocio del viajero y, desde luego (producto al fin de la sociedad de consumo), sus expectativas suntuarias y consumistas.