Colegio Sagrado Corazón de Jesús

120 años encendiendo corazones

En este 2009, se celebra los 120 años de la fundación y, en este mes de junio, en que se homenajea al patrono, el Sagrado Corazón de Jesús, lo festejan.

Graciela N. González

La historia del Colegio Sagrado Corazón de Jesús comenzó en 1889 cuando el por entonces gobernador Dr. José Gálvez decidió fundar en nuestra ciudad un colegio para niñas de escasos recursos, que propagara la educación moral y religiosa junto a una instrucción doméstica y moral, propias de la mujer culta y cristiana, en un sector de la ciudad que “... se encontraba abandonado civil y religiosamente”.

El incipiente Colegio de las Esclavas fue el núcleo alrededor del cual se fue terminando de conformar el barrio Roma formado, inicialmente, por italianos a los que más tarde se sumaron otras colectividades y lo transformaron en el ámbito cosmopolita que es hoy.

Para lograr su objetivo, el Dr. Gálvez se comunicó con la casa madre en Córdoba y por medio del canónigo honorario, P. David Luque, director gral. de la Congregación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, obra de la venerable Catalina de Ma. Rodríguez, firmó el convenio para la venida de un grupo de monjas para instalar el colegio.

Por decreto, les donó a perpetuidad el edificio, construido no mucho antes para lazareto -hospital de alojamiento de enfermos infectocontagiosos, pero ya bastante venido a menos por no continuar la obra por considerarlo “cercano al centro de la ciudad”-, así como el terreno colindante -algo más de 2 manzanas actuales-, ubicado a “extramuros” de la ciudad, un sector casi despoblado y muy pobre del oeste que se extendía desde calle San José hasta Roque Sáenz Peña y desde Primera Junta a Mendoza. Los dormitorios y el comedor del edificio original estuvieron ubicados en la manzana delimitada por las actuales Roque Sáenz Peña y Santiago de Chile, terreno que se loteó en 1944 para ampliar la escuela y construir la clausura monacal.

El colegio católico educador de niñas internas y externas, éstas últimas gratuitas y en calidad de pensionistas, debía matricular tantas alumnas como capacidad tuviera el edificio y enseñarles aquellos contenidos que les fueran más útiles y necesarios como mujeres dentro de los postulados de la moral y religión católicas.

Para iniciar pronto la tarea y dado que aún no se había abierto la matrícula, 10 esclavas, 8 hermanas y 2 novicias acompañadas por el capellán P. Cabrera, partieron de la “docta” el 5 de abril de 1889, junto a 7 alumnas del colegio cordobés.

Los inicios

El 7 se celebró la primera misa en la casa y dos días después, el todavía vacío colegio fue bendecido por el obispo de Santa Fe, Mons. Agustín Boneo. A la sazón, a 22 días del descarrilamiento del tren, aparecieron las camas y los libros de texto, completándose la carga intacta recién el 30 de mayo. Pero, ínterin terminaban de recuperar sus petates, las hermanas iniciaron las clases el 22 de abril de 1889 con las 7 alumnas cordobesas, 4 medio pupilas y 2 externas quienes, menos de un mes después, ya llegaban a 60.

Las necesidades temporales básicas de las hermanas fueron inicialmente satisfechas por las donaciones que recibían de la comunidad santafesina, encabezada por el propio gobernador que les hacía llegar un subsidio mensual de $ 150. Para las espirituales de religiosas y alumnas, el jesuita P. Rando fue designado confesor. A su vez, para ir dotando a la capilla de los elementos necesarios, recibieron una custodia y una lámpara para el Santísimo y el 8 de diciembre fueron estrenados con un bonito altar y una imagen de la Purísima, regalada por don Benito Ramayón y a San José con el niño en brazos, donado por un benefactor de la primera hora, don Mariano Pujol.

La ubicación del establecimiento, lejos del centro urbano, sumada la pobreza del barrio que empezaba a formarse, con cavas y pantanos del río Salado que estaba cercano, motivó una nueva prueba para las hermanas. En 1890, la incipiente comunidad debió soportar una epidemia de difteria que se reiteró varias veces-, que se cobró algunas vidas: las de 3 hermanas y 2 alumnas y, más tarde, un vendaval destechó la casa e hizo inundar hasta el sagrario. Poco después y, gracias a las limosnas recibidas por la simpatía que despertaba en la ciudad la obra de las religiosas, se compusieron los techos, se tapialó el perímetro del edificio, por entonces sólo cerrado por alambrado y se puso en producción la quinta para autoabastecerse de los vegetales necesarios.

Sólo la fe inquebrantable de las hermanas les permitió seguir adelante con el compromiso asumido y, más tarde, en 1892, introducir algunas mejoras edilicias y fundar el Asilo de Huérfanas, hoy hogar La Magdalena con 2 niñas cordobesas y 2 santafesinas que, a poco y a pesar de los apuros económicos, llegaron a 20.

El templo

A su vez, en 1905, se inauguró el salón de actos con proscenio de madera flotante con trampa delantera, cortinado de terciopelo rojo y luces en apliques de bronce a ambos costados de la boca del escenario y se dio comienzo al proyecto de levantar un templo al Sagrado Corazón de Jesús cuya piedra fundamental fue bendecida por el obispo Boneo el 29 de septiembre de 1906 y el mismo prelado inauguró y bendijo, tiempo después, la obra terminada.

En 1913, el Colegio fue reconocido por el Consejo Gral. de Educación y 5 años más tarde se encargó a Europa un artístico altar para la capilla el cual, tras algunos traspiés por la guerra europea, llegó a Santa Fe de la Vera Cruz y fue bendecido por el obispo el 4 de abril de 1920, reemplazando al anterior que había sido donado por el señor Javier Silva y consagrado el 8 de diciembre de 1889.

Tiempo después se completó la ornamentación del Templo Expiatorio, dotándolo de un artístico púlpito, de un precioso vía crucis en sobrerrelieve sobre soporte de madera, una rica balaustrada para comulgatorio en mármol de Carrara y bronce, 6 hermosos vitrales donados por allegados a la Congregación y, poco después, se entronizó, para celebrar los 25 años del Colegio, la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, encargado en Italia por las ex-alumnas, que ya contaban con su Asociación desde 1924.

Al año siguiente, se levantó en el patio la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y, en 1927, se le construyó a la capilla la torre de campanario con las campanas de bronce especialmente fundidas, que es una de sus características más destacadas, ya que es visible desde varios puntos del barrio.

En 1956 se constituyó la Unión de Padres de Familia del Colegio, la UPF, que unos pocos años después -gracias al esfuerzo del Club de Madres y la colaboración del comercio y de los vecinos construyó la cancha de básquetbol con piso de granito que reemplazaba el “potrero” de ladrillo molido y la hizo bendecir en 1964, al cumplir el Colegio los 75 años, por el P. Vicente Ruscitti, capellán del Colegio y párroco de la parroquia San Pedro. Hoy, el gimnasio está cubierto y con ingreso también por calle Mendoza, sirve para multipropósitos, incluso para alojar a vecinos en ocasión de la inundación de 2003.

A 120 años, el Colegio cuenta con los 3 niveles educativos que cumplen sus tareas en un cómodo ambiente: el Nivel Inicial, con un nuevo y funcional Jardín de Infantes con entrada por calle Santiago de Chile, recibe a los pequeños desde los 3 años y, los Niveles Primario, con 2 divisiones para cada grado y el Secundario, con 2 terminalidades: Ciencias Naturales y Administración de Empresas, ambos con ingreso por calle San José, cuentan con un moderno laboratorio y una sala de computación con recientes instalaciones que se renuevan con el esfuerzo de los padres de los alumnos; biblioteca con una amplia colección y material didáctico, aparte de otras instalaciones que se renuevan constantemente.

120 años encendiendo corazones

En pleno corazón de barrio Roma, el colegio es motivo de orgullo para los habitantes del mismo como así también de todos los santafesinos.

Foto: Guillermo Di Salvatore