Un disparo en el aula

Entramado confuso y violento

de un incidente en una escuela

Comprobaron que estaba herido de bala un chico de la escuela Montes quien decía haberse golpeado con un pupitre.

José Luis Pagés

jpages@ellitoral

Un alumno de segundo año de la escuela Victoriano Montes _que funciona en las instalaciones del Colegio Simón de Iriondo_, era asistido esta mañana en el hospital de niños Dr. Orlando Alassia, nosocomio al que ingresó ayer a la tarde con una herida de bala en el costado derecho.

La ausencia de Matías Heredia en el salón de actos, sitio al que debía concurrir junto al resto de sus compañeros fue advertida por una preceptora la que salió en su busca y lo encontró en el aula, donde permanecía sentado en el pupitre con aspecto enfermizo.

Entonces el propio Matías refirió a la preceptora que estaba indispuesto, quizás a causa de un golpe sufrido cuando junto a otros chicos jugaba a la “pifia”. Ante ese cuadro los directivos dieron aviso al padre de Matías, Héctor, quien lo retiró del establecimiento.

Héctor Heredia transportó a su hijo Matías _presuntamente golpeado_, hasta el sanatorio del Centro Unión Empleados de Comercio _de calle San Jerónimo al 2800_, pero una vez allí el examen practicado por la médica de guardia puso en evidencia que el adolescente presentaba una lesión más compatible con una herida de bala que con una contusión.

Tal revelación motivó la intervención policial y de la Seccional 1a. y el menor habría ofrecido una primera versión de los hechos según la cual fue él mismo quien buscó asistencia médica _por sus propios medios_ cuando advirtió que había sido herido de bala en momentos que se asomaba a una ventana que da a la calle.

En su informe preliminar el médico de la Unidad Regional I dejó constancia de que la herida sufrida por Matías era de carácter superficial y que tenía un proyectil alojado en la zona dorsal, lado derecho, entonces se decidió su inmediato traslado al hospital Alassia, mientras que los agentes de la Agrupación de Orden Público entrevistaban a los directivos del colegio, quienes refirieron que el menor había sido retirado por su propio padre luego que dijera sentirse indispuesto.

Las autoridades escolares dijeron desconocer cualquier otra versión al respecto y presuntamente -en un primer momento_, los agentes de la URI no fueron autorizados para inspeccionar el establecimiento en busca del arma, del presunto autor del disparo o de cualquier otro vestigio indicativo del hecho que empezaba a ser investigado.

Por su parte la tutora del aula refirió los hechos ajustándose a los dichos del menor, los mismos que daban cuenta del golpe sufrido con la punta de un pupitre. Mientras tanto, los estudios practicados a Matías _los que incluyeron una placa radiográfica_, pusieron en evidencia, definitivamente, que el chico mostraba un proyectil alojado junto a la tercera costilla superior del costado derecho.

Por fin esta mañana Matías pareció vencer sus temores y reveló lo que tanto le costó sacar a superficie diciendo que, cuando estaba junto a dos de sus compañeros, otros alumnos _que no identificó_, sacaron a relucir un arma de fuego, un revólver que uno de ellos “amartilló” y que entonces, del arma escapó el disparo que lo alcanzó en el flanco derecho.

También Héctor, el papá de Matías, habló de sus dudas acerca de lo ocurrido ayer, pero en consonancia con los dichos de su esposa, Marcela Parola, se mostró sorprendido por la presencia en la escuela de un arma de fuego y fue más allá al señalar que le llama poderosamente la atención que en las escalinatas del establecimiento sea habitual que los chicos “fumen porros”, entre otros graves actos de indisciplina que habrían puesto en conocimiento de la autoridad escolar.

Así como en el curso de las horas fue cambiante el discurso del chico herido, también lo fueron las versiones circulantes en el ámbito policial y en otros organismos del Estado donde, en los primeros momentos, se llegó a sugerir que el alumno podría haber ingresado herido al establecimiento, a causa de conflictos que enfrentan a grupos juveniles del barrio Loyola, al oeste de la planta urbana.

/// ADEMÁS

“Desnaturalizar la manipulación de las armas”

“Queremos empezar a trabajar con toda la comunidad educativa -docentes, padres y alumnos- este hecho, que no es de violencia, sino que surgió a partir de la manipulación de un arma”, reconoció el secretario de Educación, Jorge Márquez.

El funcionario, que es segundo en importancia después de la ministra de Educación provincial, aseguró haber tenido un contacto con el Ministerio de Seguridad, donde le informaron que “inicialmente hubo varias versiones contradictorias, pero ahora todo indicaría que es un hecho que ocurrió dentro de la escuela, con chicos que estuvieron manipulando un arma”.

Dijo que, si bien el tema está judicializado, desde el Ministerio de Educación se ordenó al equipo de psicopedagogas de la delegación regional que se sitúe hoy en la escuela para empezar a trabajar “la desnaturalización en la manipulación de armas” por parte de los jóvenes.

“Trabajar qué significa tener un arma, los peligros y por qué la llevan a la escuela, dado que parecería que es algo que se está naturalizando”, reiteró Márquez. Añadió que “nos llama la atención que nadie haya visto nada y, si vieron, que no hayan actuado. Así que queremos hablar con toda la comunidad educativa, con los docentes, tutores y alumnos para trabajar el tema desde otra perspectiva”.

Por otra parte, según la versión recabada por la supervisora escolar Marta Moreyra -que tiene a su cargo la escuela Victoriano Montes-, el estudiante de 14 años fue encontrado descompuesto por una preceptora en el primer piso del edificio escolar. “Cuando le consultó qué le pasaba, el chico dijo que se sentía descompuesto. Entonces, se llamó a los padres para que lo retiraran, que es lo que se hace habitualmente cuando surgen estas situaciones”, señaló a El Litoral.

Según su relato, a las 17 de ayer, se presentó la policía y recién entonces los directivos tomaron conocimiento de que el alumno había sido atendido en el Hospital de Niños, donde quedó internado por haber recibido un disparo de arma de fuego. La policía requisó la escuela y se retiró, tras manifestar a las autoridades escolares que iban a ser citadas a declarar.

Consultada sobre si alguien de la institución escuchó algún disparo, Moreyra contestó: “Estoy segura de que ningún adulto de la escuela habría dejado de intervenir si hubiese visto algo”.

Entramado confuso y violento de un incidente en una escuela

Marcela Parola, madre de Matías, no ocultó su indignación por lo ocurrido a su hijo y se dijo desconcertada con la sorpresiva aparición de un arma de fuego en el establecimiento escolar.

Foto: Danilo Chiapello

/// EL DATO

No es grave

El Dr. Miguel Ángel Candioti, uno de los directores asociados del hospital de Niños Dr. Orlando Alassia, informó este mediodía que “el paciente tiene la bala en la parte muscular, entre las costillas, pero el caso no es de gravedad porque puede tener ese proyectil allí toda su vida. El chico está en una sala de cuidados mínimos en el hospital, ya que es una herida sin demasiada importancia”. Asimismo, aclaró que “desde el punto de vista médico no es de urgencia sacarle la bala. Se la sacaría ahora, siempre y cuando el juez o alguien del Poder Judicial lo solicite porque se trata de un hecho policial en donde hay un menor involucrado. El cirujano supeditará el hecho de sacar el proyectil si el juez lo solicita para hacer una pericia balística si no, se puede esperar o hacerlo en otro momento, o no se hace”.