Argentino, ¿qué te pasa?

Llegan cartas

 

Clary Moroznik German

Señores directores: Si veinte años no es nada, si no hay mal que dure cien años, ¿hoy qué les está pasando a los argentinos? Estamos rodeados de verdaderos manipuladores emocionales, y a pesar de todo muchos se maravillan de sólo abrir los ojos por la mañana. No es tanto lo que nos ocurre, sino cómo reaccionamos ante eso.

El mundo anda demasiado mal para que permanezcamos indiferentes. Hay seres descontrolados, socialmente imperfectos. Los hay opinando demasiado, practicando la ironía y la crítica que sale con avidez de sus fauces. El mundo es más de lo que sabemos; poseedores y desposeídos deben darse cuenta de que están vivos, de que la vida florece con el trabajo y el principio del saber es estudiar para adquirirlo, tratar de dar lo máximo personal o profesional, a nuevos riesgos, nuevas recompensas y aprender a vivir con los imprevistos. Se puede elegir vivir en el orden o en el desorden y saber que en esta tierra nos manejamos con el tiempo.

El que no sabe manejarse a sí mismo es ridículo que pretenda manejar a los demás. Pitágoras insistía en que la desventura da madurez y Sócrates afirmaba “si me vence la desventura, seré más fuerte que ella”. Nunca han faltado charlatanes en la humanidad, aquellos que bajo un rey ateo no vacilan en ser ateos. San Pablo repetía: “Señores, que entre nosotros no haya hipocresía”.

¿Por qué destrozar a seres vivos produce un estado parecido a la felicidad del suicida portador de la bomba? ¿Por qué el alcohol no discrimina, y a algunos les hace feliz la droga?

Argentina melancólica, insegura, sin fe... Un ángel le dice a otro “cuesta juntar ánimo para bajar a la Argentina en un tiempo como éste”.

Al mejor estilo de la pareja presidencial, el manejo de la economía argentina no deja de ser una caja de Pandora. La política es el arte de comprometer a la gente a decidir lo que no entiende. Recordemos el pensamiento de un orador griego que declaraba: “Hay tres animales intratables: el cerdo, la serpiente y el pueblo ignorante”. El buen político se sostiene con la crítica constructiva. Consuélate de soportar las injusticias, la verdadera desgracia es cometerlas.

Había un pobre que mendigaba pan y todos lo compadecían; había un pobre que mendigaba amor y nadie lo escuchaba. Que no haya cantos de amos y esclavos.

Sólo la mente puede transformar un paraíso en un infierno y un infierno en un paraíso. ¿Dónde vas argentino? ¿Qué te pasa?