A un año del incendio
Reclamos por el restaurante Toro
Los empleados se quedaron sin su fuente laboral el 26 de junio del año pasado, cuando un incendio devoró el quincho de paja del tradicional comedor de la ciudad de San Justo. Existen reclamos en Ministerio de Trabajo y la Justicia Laboral.
De la Redacción de El Litoral
Agencia San Justo
Un grupo de empleados que trabajaba en el restaurante Toro de la ciudad de San Justo, manifestó su preocupación y malestar porque, a un año del incendio que destruyó su fuente laboral, ninguno de ellos recibió indemnización y muchos están sin trabajo.
El 26 de junio de 2008, un incendio de magnitud acabó con más de 40 años de historia del tradicional comedor, que estaba sobre Ruta Nº 11 y calle 9 de Julio, delante del club Sanjustino. Las llamas se propagaron rápidamente en medio de la madrugada, al parecer a causa de un desperfecto eléctrico en las instalaciones. El techo de paja sumado al interior revestido en madera, hizo imposible aplacar el fuego.
El siniestro derivó en el cierre de la sociedad comercial y los empleados quedaron en la calle. La mayoría de ellos estaba empleada desde hacía muchos años; algunos llevaban trabajando allí casi cuatro décadas; mientras que a otros le faltaba poco para jubilarse.
“En este tiempo nadie recibió ningún aporte económico, y las familias quedaron sin trabajo”, declararon los afectados la semana pasada, al cumplirse un año. Por otra parte, se dirigieron a su empleador de quien dicen que cobró “el seguro de incendio a los 40 días” del siniestro y luego haber vendido el lote, sin responder frente a la situación de sus empleados.
Años de cocinero
Una de las historias conocidas es la de Blas Figueroa -cocinero de oficio-, que a los 52 años empezó de nuevo en otro pequeño comedor. “Con lo que hago me alcanza para comer”, respondió indignado y acusó a su antiguo jefe de haber “desviado los fondos” para pagar las indemnizaciones por los despidos.
Para Figueroa son unas 18 personas las que quedaron sin trabajo, de los cuales al menos la mitad estaba debidamente inscripto y hacía los aportes que la ley demanda; el resto “trabajaban en negro”.
Cansados de mendigar ayuda, los empleados recurrieron ante el Ministerio de Trabajo de la provincia, que citó tres veces a los patrones pero “nunca se presentaron”, acusó Figueroa.
De todos los empleados que trabajaban en el Toro “uno sólo está trabajando en blanco”, en una panadería muy conocida en la ciudad. Otros cobran un seguro de desempleo o subsidio de $ 280 que le da el Anses. Pero el resto quedó sin resguardo y recurrió a la Justicia Laboral para obtener un resarcimiento económico.