“La propuesta”

Encontrando lo que todos buscan

Ignacio Andrés Amarillo

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La comedia romántica es tal vez uno de los géneros más estadounidenses, junto con la road movie (deberíamos sumar a la lista, en el ámbito televisivo, a la sitcom). La clave de este tipo de film, que hace las delicias de mujeres y hombres (aunque muchos de éstos lo nieguen frente a sus amigos), es mostrar una épica romántica especialmente añorada en estos tiempos de relaciones light, y demostrar que a los triunfadores de Nueva York (capital mundial de la comedia romántica) también les falta algo en sus vidas, buscando el amor aunque no lo sepan.

Este terreno ha tenido dos reinas indiscutidas: Meg Ryan pasó a las historia como la representante de las profesionales exitosas a las que sólo les falta encontrar a la persona de sus sueños, con la cual disfrutar de lo conseguido; Sandra Bullock heredó de Julia Roberts el lugar de las heroínas “pelotazo”: las alocadas, las brutas, las progres, las “alternativas”. Así protagonizó “Mientras dormías”, “Fuerzas de la naturaleza”, “Miss Simpatía” y “Amor a segunda vista”, antes de aburrirse de este tipo de cintas.

Sentimientos que afloran

En “La propuesta” (“The Proposal”), la Bullock vuelve a terreno conocido para encarnar a la superación dialéctica de los perfiles anteriormente citados. Aquí es Margaret Tate, una exitosa y temida editora neoyorquina que en realidad es canadiense, y que antes de ser deportada decide jugarse en un arriesgado plan: engañar a Migraciones casándose con su esclavizado asistente, Andrew Paxton (Ryan Reynolds). La estratagema incluye engañar a toda la familia del muchacho, para lo cual viajan a Alaska, su tierra natal.

Andrew debe esforzarse por mostrarse cariñoso con la persona cuya desgracia llegó a fantasear, y poco a poco las cosas comienzan a cambiar entre ellos, especialmente cuando él descubre que ella no es un robot que sólo piensa en el trabajo, sino que hay sentimientos debajo de su dura apariencia y sus miles de manías: miedos, traumas e historias se esconden tras la cáscara de esa mujer madura de gesto impasible.

El ajustado guión, generosamente llevado por la experimentada realizadora Anne Fletcher, regala numerosas situaciones de comedia pura, desde el ajedrez verbal entre los tortolitos/cómplices/rivales, hasta situaciones de humor físico al estilo de las películas estelarizadas por Ben Stiller. La situación va en un crescendo, evitando los finales más previsibles.

Los actores

Una de las bases de este tipo de filmes reside en la química en los miembros de la pareja protagónica y de éstos con los espectadores. La idea es que la chica sea una combinación de fuerza y fragilidad, para que todos se enamoren de ella; y que el chico sea una mezcla de sensibilidad y fuerza protectora, para que todas se enamoren de él. Bullock y Reynolds lo logran con holgura, con muy buenos pasajes compartidos (de los cómicos y de los tiernos). Y, a punto de cumplir 45 años, la actriz surgida a la fama con “Máxima velocidad” sigue siendo dueña de una belleza que lo que no tiene de exótica lo tiene de arrobadora.

El resto del elenco está conformado por figuras probadas, muy fogueadas en la televisión: la oscarizada Mary Steenburgen demostró que podía ser la mejor mamá del mundo (audiovisual) en “Joan of Arcadia”, y repite aquí como progenitora; Craig T. Nelson mostró su porte de autoridad como Jack Mannion en “The District”, y en “Coach”: aquí es el potentado padre de Andrew; Betty White, una de las “chicas” de “The Golden Girls”, ya fue una abuelita célebre en “That “70s Show”. Aquí pueden lucirse en mayor o menor medida, especialmente la última.

Malin Akerman (la Silk Spectre II de “Watchmen”) se queda sin tantas chances, debido a que su papel (Gertrude, la ex novia del joven) no está tan explotado en el relato como podría esperarse.

Entre todos logran poner en acto ese guión cuya lectura alguien le recomendó a Sandra, para convencerla de volver a este género que, aunque a veces algo gastado, aún tiene suspiros por generar.

Andrew Paxton (Ryan Reynolds) y Margaret Tate (Sandra Bullock): asistente y jefa en el comienzo de una relación poco convencional.

Foto: EFE