Con arias de ópera

John Malkovich se mete en la mente de un asesino

El actor estrenó en Viena “The Infernal Comedy”, una puesta sobre el estrangulador serial austríaco Jack Unterweger, junto a dos sopranos que interpretan a sus víctimas.

Luis Lidón Lehnhoff

EFE

Un concierto de arias de Vivaldi, Mozart y Haydn no parece ser el material ideal para recrear la vida de un moderno “Jack el destripador”, pero ésa es precisamente la última aventura teatral estrenada el miércoles por el actor John Malkovich.

El intérprete se ha sacudido la brillantina de Hollywood y se ha subido a las austeras tablas del teatro Ronacher de Viena para encarnar a Jack Unterweger, un asesino en serie que entre 1990 y 1992 acabó con la vida de al menos nueve prostitutas en Austria, República Checa y Estados Unidos.

El espectáculo lírico-teatral “The Infernal Comedy” narra en primera persona las andanzas de ese criminal apoyado en las arias que recitan las sopranos Aleksandra Zamojska y Laura Aikin, que encarnan a las mujeres que se suceden en la vida del asesino.

Unterweger relata desde el infierno su vida en lo que parece una relectura de Don Juan aderezada con toques de un humor propio de Woody Allen, pero la obra va transitando, gracias a Malkovich, de la comedia al drama más negro conforme avanza.

Como contrapunto, las cantantes interpretan clásicos como “Sposa son disprezzata” de Vivaldi, y “¡Ah, perfido!” de Beethoven, entre otras arias que abordan el tema del maltrato a las mujeres.

Y ante ellas, como antagonista y muchas veces como verdugo, se encuentra Unterweger, en un papel inquietante que borda un Malkovich especializado en personajes difíciles desde que deslumbrará como el vizconde de Valmont en “Las relaciones peligrosas” (1988).

Asesino serial

Mucho antes de Josef Fritzl, Austria ya estuvo bien representada en el museo de los horrores contemporáneos con Unterweger, protagonista de una de las historias criminales más rocambolescas.

Unterweger estranguló en 1974 a una joven de 18 años en Salzburgo. La policía dio pronto con él y un tribunal le condenó a cadena perpetua. En la cárcel, empezó a escribir y sus textos, especialmente su autobiografía y sus poemas, tuvieron buena acogida entre los intelectuales de lengua germana.

Pronto se crearon comités para solicitar que se le conmutara la pena y lo más granado de la intelectualidad austríaca firmó peticiones de excarcelación, incluida la que sería premio Nobel de Literatura en 2004, Elfriede Jelinek.

En 1989 salió libre convertido en una celebridad. Siempre se dejaba ver vestido como un “dandy” en los cócteles más selectos; sus obras de teatro, reportajes y lecturas eran elogiadas, y su fama de seductor crecía por su tumultuosa vida amorosa.

Pero a su paso iban apareciendo cadáveres. Seis meses después de estar en la calle encontraron muerta a una prostituta estrangulada con su ropa interior, en la que aparecía lo que se suponía la firma del asesino: un extraño nudo.

John Malkovich se mete en la mente de un asesino

La polaca Aleksandra Zamojska, Malkovich y la estadounidense Laura Aikin, durante un ensayo general de la obra. En el estreno, fueron largamente ovacionados.

Foto: EFE