Al margen de la crónica

Aprendiendo a aprender

En más ocasiones de las que recetaría nuestro ofuscado ingenio, debemos derivar en un callejón cercado para que, obligada por las circunstancias adversas, nuestra imaginación abra los ojos y dibuje salidas inusuales que nos rescaten del conflicto. Presos de la rutina, asediados por las complicaciones diarias, el manual perenne define nuestro andar, casi por inercia, hasta que sucede lo impensado... y entonces despertamos.

La invasión de gripe A devino en la multiplicación de las vacaciones, la consiguiente disminución de horas de clase y la separación forzada de docentes y alumnos. De inmediato, la pregunta retumbó tanto en escuelas como en hogares: ¡¿qué hacemos ahora con los chicos?! En la orilla opuesta del pánico, el equipo titular completo -docentes, directivos, funcionarios, padres y alumnos- sacó del ostracismo la táctica de la agudeza y así mostró en la cancha más difícil que cuando se juega en conjunto, la goleada es la consecuencia lógica.

Sin brindarle oportunidad al lamento o a las excusas, se diseñaron alternativas que incluso contagiaron ganas mayores a las artes tradicionales. Y entonces se le dio la bienvenida a Internet, con sus incalculables posibilidades prácticas, y el ministerio publicó en el diario problemas para aprender jugando, y los maestros delinearon su mejor letra para inventar tareas que llevaran la escuela a cada casa, y los padres se hicieron compinches de los docentes -como debiera ser siempre- y volvieron a sentarse junto a sus hijos para ayudarlos con los enigmas... y así, en medio del caos por la gripe, ahuyentando con el mejor remedio a los noticieros que contagian virus de amarillismo barato, en un rincón repetido en muchas viviendas santafesinas las sonrisas fueron la única alarma.

Ahora falta el otro paso, el necesario para llegar a destino: aprender de la experiencia e incorporar sus beneficios a nuestra planificación cotidiana. ¿Por qué no hacer lo mismo en las vacaciones ordinarias? O mejor, ¿por qué no convertirlo en un buen hábito de todos los involucrados? No dejemos que vuelva el verdugo de la comodidad a dormir nuestro ingenio. Sin el paso final, esta nube que sirve de puente será vapor y el abismo tomará nuestros pies.