Señal de ajuste

Reinventando a Austen

Roberto Maurer

En los últimos años, con numerosas adaptaciones cinematográficas y televisivas, la literatura de Jane Austen ha experimentado un sugestivo revival. Esta inclinación por las gentiles representaciones de la vida de la clase media rural en la Inglaterra de principios del siglo XIX se reflejó, inclusive, y con alcances muy populares, en la novela “El diario de Bridget Jones” -llevada al cine con igual éxito-, cuya autora Helen Fielding ha reconocido que su obra constituye un homenaje a “Orgullo y prejuicio”. Para que no hubiera dudas, el pretendiente de la protagonista se llama Darcy (Colin Firth), como el personaje de Austen.

Ahora, la señal Film&Arts ha estrenado una deliciosa miniserie inglesa titulada “Lost in Austen” (los martes a las 23) o “Perdida en Austen”, donde el rizo continúa siendo rizado con ingenio. En Londres, la joven y aburrida empleada bancaria Amanda Price (un guiño: lleva el apellido de la heroína de “Mansfield Park”) encuentra refugio en la lectura de “Orgullo y prejuicio”, que le proporciona los momentos de ensoñación necesarios para sustraerse de una vida prosaica y vulgar, de la cual forma parte un novio rústico que se emborracha, eructa y se duerme roncando con la boca abierta.

La evasión de Amanda, visiblemente, se identifica con la misma fascinación experimentada por el gran público en estos años por el renacimiento audiovisual de Austen, y en especial de esa novela de 1813, donde se describe un mundo confortable alejado del nuestro y de las guerras napoleónicas de la época, con sus rituales de cortesía y buenos modales, que se despliegan entre amables pero rígidas jerarquías y una coerción social desafiadas por la ironía y la malicia de los personajes. Su conexión con la actualidad puede entenderse más allá de la nostalgia de un romanticismo perdido: los estudiosos aceptan que se trata de una literatura moderna.

MUDANZA MÁGICA

En la miniserie, la protagonista resulta tan atrapada por “Orgullo y prejuicio” que, a través de una puerta invisible del baño de su departamento ingresa inesperadamente a la casa de la familia Bennet. Amanda ha sido intercambiada por Elizabeth Bennet, la heroína de la novela, que queda del otro lado de la puerta, en el mundo actual.

Amanda ha entrado en la novela exactamente cuando comienza, y en el aprieto, debe buscar una explicación a su presencia en casa, y la justifica diciendo que es una amiga de Elizabeth recién llegada, que vive en Londres.

Se incorpora a la vida familiar protegida por el benévolo Sr. Bennet, aunque hostigada por la Sra. Bennet, que llega a amenazarla con un lenguaje casi mafioso, en tanto se relaciona con las señoritas casaderas de la casa, siempre al acecho de probables maridos con alguna fortuna que les aseguren el futuro.

Con humor, entre mentiras y torpezas, va transcurriendo el accidentado proceso de adaptación de Amanda, siempre en complicidad con el espectador, como sus menciones al actor Colin Firth, el Darcy de Bridget Jones.

En ese andar, el relato se organiza en torno a los esfuerzos de Amanda para que su interactuación en el interior de la trama no modifique el curso del argumento original que, por cierto, ella conoce al detalle. No quiere echar a perder su novela favorita, pero, en ausencia de Elizabeth, que quedó del otro lado de la puerta, la atracción que la intrusa ya siente por Darcy se convertirá en el gran problema. Ese día y a esa hora, se trata de elegir entre Tinelli y Jane Austen.

Reinventando a Austen

La señal Film&Arts estrenó la deliciosa miniserie inglesa titulada “Lost in Austen”.

Foto: Gentileza producción