Megatérmicas para mejorar la oferta de forraje

Hay que invertir en pasto

Poco a poco los ganaderos van incorporando variedades como Grama Rhodes o Panicum Coloratum para incrementar la producción de carne. Muy buenos resultados en campos bajos o alcalinos sódicos.

Hay que invertir en pasto

Inversión. La semilla de Grama Rhodes se amortiza con una alta producción.

 

Hay que invertir en pasto

Juan Manuel Fernández

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Aunque la crisis oscurezca cualquier atisbo de esperanza para la ganadería, sobre todo de cría, es indispensable para los productores seguir apuntando a mejorar el desempeño de sus rodeos. Porque, si algo de verdad le cabe al popular dicho “siempre que llovió paró”, en algún momento pasará el mal trago y entonces habrá que estar listos para capitalizar el momento.

Una de las alternativas que empiezan a cobrar fuerza en territorio santafesino es la adopción de pasturas subtropicales para mejorar la capacidad forrajera, particularmente en campos marginales. No son muchos los productores que por ahora se animan, pero hacen punta y empiezan a contagiar a otros más relegados.

Desde el programa Carnes Santafesinas, que lleva adelante el Ministerio de la Producción, se alienta esta práctica y alrededor de un 10% de los 700 ganaderos que lo integran ya las están utilizando en distintos puntos de la geografía provincial y con diferentes objetivos. Algunos buscan ganarle terreno al espartillo en zonas bajas, como el caso del grupo de Cacique Ariacaiquín (departamento San Javier); y otros, como el grupo de Chovet (departamento General López), piensan aplicarlas en plena zona núcleo para mejorar la capacidad de pastoreo en el verano, cuando los rodeos son desplazados de los mejores campos por la agricultura y tiene que aguantar en lotes de menor aptitud agrícola.

El sur también existe

De los 45 productores que conforman los 11 grupos del programa en el sur provincial, la mayoría trabaja con ciclo completo sobre base pastoril y sólo algunos agregan alimento concentrado para el engorde.

El uso de campos naturales es el denominador común, aunque la proporción utilizada dentro de cada establecimiento varía entre 20 y 90%. En las áreas de mayor aptitud agrícola se implantan alfalfas o verdeos. En esta situación, la carga animal es equivalente a 1 vaca por hectárea (1EV/ha) y la productividad ronda los 125 kilos/ha/año.

Los índices no son malos, pero pueden ser mejores. Entonces los productores pretenden duplicarlos mejorando la producción de forraje para poder aumentar la carga y para ello empezaron a probar con pasturas subtropicales. En un ensayo coordinado por el agente de proyecto para la región del Programa Carnes, Mario Monti, se observó el comportamiento de Grama Rhodes y Panicum Coloratum. Finalmente, la primera resultó ser la más productiva para la zona “por competencia en velocidad de crecimiento y densidad”, señaló el ingeniero agrónomo.

El ensayo se realizó en el campo de un productor de Chovet, zona donde hay dos tipos de suelos: uno, típico alcalino sódico (PH8) con predominio de “pelo de chancho”; y otro que también tiene problemas de suelo pero con una cobertura predominante de gramon.

A pastorear

En términos forrajeros, la Grama consiguió una oferta final acumulada de 7.140 kilos MS/ha una vez realizados cuatro cortes, entre noviembre y mayo. “Eso se logró donde antes había pelo de chancho; así se aumentó entre tres y cuatro veces la producción del campo”, sostuvo Monti.

Luego de medir la productividad se hicieron análisis para determinar la calidad de los pastos. Y aunque aún no están los resultados, dan por hecho que tienen un bajo poder nutricional. Sobre todo cuando las plantas alcanzan el estado reproductivo y “encañan”, momento en que la fibra le gana a la proteína.

A raíz de esto los ganaderos se plantearon como mejor estrategia buscar el pastoreo directo en lugar de confeccionar reservas. Ocurre que en invierno no tienen mayores problemas de alimento porque aprovechan el rastrojo de las áreas agrícolas o siembran algún verdeo; pero sí lo tienen en el verano, cuando las tropas son “arrinconadas” en campos de baja aptitud mientras dura la campaña gruesa. “La mejor alternativa que ven los productores es hacer concentración de animales en verano para que coman más hoja y la grama no encañe para su mayor aprovechamiento”, detalló el asesor.

Más al norte

Más al norte, prácticamente en la frontera entre clima templado y subtropical, un grupo de ganaderos de Cacique Ariacaiquín también apuestan por las pasturas. Allí, lo más representativo son los espartillares y el monte. En su mayoría, los productores trabajaban con técnicas tradicionales en campos bajos de suelos pobres, que además están expuestos tanto a las crecidas del Saladillo Dulce como a la falta de lluvias.

“En esta zona estamos encasillados en dos o tres especies, siendo la de mayor potencial el Grama Rhodes; y le puede seguir el Panicum Coloratum en suelos de mejor calidad”, explicó el asesor ganadero Enrique George, durante una reunión del Programa Carnes en el campo de un productor. También mencionó las Brachiarias para “ambientes muy especiales” y discriminó entre la Brachiaria brizantha “para lugares más arenosos” y la Brachiaria mútica “que se comporta muy bien, inclusive en lo que acá son esteros o zonas inundables” (el único inconveniente es que no genera semilla y hay que resembrarla constantemente).

Si bien es mínimo el número de campos que incorporaron pasturas como Grama Rhodes o Brachiarias, igualmente se nota una tendencia a incrementar su uso. “Se está tratando de aprender el manejo de estas especies”, comentó George, ya sea con fines nutricionales como para “dominar ambientes difíciles” por la capacidad que tienen de multiplicarse (por rizoma o semillas) y ganar terreno.

Caro hoy, rentable mañana

En términos relativos, el costo de implantación de las pasturas subtropicales, que son perennes, no supera al de un verdeo que debe implantarse todos los años. “En ambientes como el espartillar quizá tenga que hacer 4 laboreos lo cual hoy podríamos estar hablando, si redondeamos números, de $400 la hectárea”, precisó George. El costo de semilla no supera los $200 por hectárea. Por lo tanto, el número final resulta cercano a $600 por hectárea. “Con manejos adecuados, mínimamente podemos pensar que la vamos a amortizar en 10 o 20 años” , agregó el especialista (hoy hay gramas que tienen hasta 30 años).

Hoy día la mayor limitante es la financiación, por lo que se necesitan “planes agropecuarios que nos den la posibilidad de hacer esa inversión”. Lamentablemente, con la sequía y los precios controlados, en la actualidad resulta una técnica cara. Sin embargo, el productor tiene que estar preparado para reaccionar eficientemente cuando se supere la coyuntura y haya que incrementar la producción de alimentos. “Hoy día nuestra capacidad de producción de carne en el país pasa por la palabra alimentación, que es lo que básicamente le está faltando a nuestros rodeos de cría y es responsable en un 70% de la baja tasa de extracción”, remató George.

 

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EN RELACIÓN

Una de las medidas inmediatas para sobrellevar la crisis que proponen los técnicos del Programa Carnes Santafesinas a sus productores miembro es la capitalización de terneros, que consiste en enviarlos a un feed lot para engordarlos (mediante sistema de hotelería) y obtener un mejor precio para la venta.

“Se buscan básicamente dos objetivos: incrementar el valor del ternero; y por otro lado tratar de desocupar el campo para que la recuperación de la vaca sea más rápida”, detalló el veterinario Oscar Ratti, asesor del grupo 12.02 de Cacique Ariacaiquín.

Los terneros salen del campo con 180/200 kilos (también los toman con 160 en los engordes) y se le agregan 100/120 kilos más, hasta alcanzar la medida del consumo interno de 260/280 kilos. “Si el productor tiene que vender un ternero, el precio está alrededor de $2.70/2.80 pero una vez pasado de categoría ya tiene otro valor: $3.70/3.80”, explicó el asesor. Una vez superada esta urgencia lo importante es “tratar de mejorar la producción de pasto para que, de ahí en más, todos los otros parámetros vayan mejorando”.

Acciones contra la crisis

Hay que invertir en pasto

En Chabás. Así se veía en marzo un lote de Grama Rhodes en estado de semillazón.

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Duro de roer. Todavía no se desarrolló un herbicida eficaz que permita controlar el espartillo.

Fotos: Juan Manuel Fernández

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EL DATO

Boñigas

La bosta es un elemento cargado de información para saber qué impacto está teniendo en el rodeo la sequía o la escasez de forraje. Cuando son altas y “en medallones” (el nombre técnico es boñigas) es señal de que el animal está comiendo mucha fibra no digerible y “seguramente ya está perdiendo peso”, indicó el asesor ganadero Enrique George.

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