Llegan cartas

A la memoria

de sus padres

Ercilio José Marcos Rudi.

DNI 6.254.695. Ciudad.

Señores directores: Ayer, con motivo del Día del Amigo, me crecieron unas ganas enormes de traer a la memoria, el recuerdo de mis padres, que partieron inesperadamente, presurosos, hace casi cuarenta años, hacia ese destino común, al que temeremos por incierto mientras respiremos. En él nuestros corazones cifran esperanzados su fe de amoroso reencuentro, en el gallardo navío que surca apacibles océanos celestiales de eternidad dichosa.

Sólo diré, sin entrar en detalles, que fueron personas de bien, de trabajo y buena vecindad, cuya imagen y ejemplo se me agigantan a medida que mi vida se acorta.

Con sus aciertos y sus limitaciones, con sus virtudes y sus faltas, hoy, a mi madurez rayana en la tercera edad, si tuviera opción retroactiva, elegiría para mí los mismos padres que otrora, disciplinantes y cariñosos a la vez, ellos que me me legaron las estrellas.

Epitafio que reza en su última morada:

Quisiera traspasar la frígida dureza de la piedra / para llevar calor a vuestros cuerpos muertos.../ develar el secreto de la vida eterna / y penetrar el misterio de vuestro largo sueño.

Es que tu entraña, madre, me ha parido;/ es que tu razón, padre, me ha forjado/ y vuestros corazones me han henchido,/ del sentimiento inmenso que el dolor ha ahogado.

Pero mortal al fin, hoy me repongo y reflexiono:/ Agradezco al Señor vuestra fácil partida / y en vuestra memoria, prometo:/ honrar el nombre que me han dado,/ y levantar un templo de amor, lleno de vida.

Canto a la vida

M. Angélica F. de Dalla Fontana.

Señores directores: Déjame caminar hasta cansarme / por las playas lejanas de mi tierra, / nadar hasta extenuarme / y caer en la arena reluciente. // Déjame tocar, con avidez el árbol / el pasto, la raíz, las flores / para sentir la savia palpitante, / que corre vital por sus entrañas. // Déjame correr como yo pueda, / hasta jadeante regresar ufana / y tirada, mirar el viaje de las nubes / y el nacer de las estrellas. // Déjame respirar a pulmón lleno / todo el aire que tiene el universo / y volver a caminar, cantar, correr... // ¡Quiero andando... vida, / llenarme de tus idas y venidas, / hasta que de tanto vivir como yo quiero, / me caiga dormida, sin saberlo!... // ¡Déjame siempre el movimiento! // Que para morir y descansar, / ya tengo tiempo!