Expedición amazonas

Al corazón del amazonas

En la recta final de nuestro viaje a aquellos exóticos lugares, les adelantamos algunos de los secretos que esconde el río más caudaloso del mundo, llamado también “el pulmon del Planeta”. Las fotografias de la nave madre -el Barco Hotel Maruaga-, una nave de 30 mts. de eslora que nos albergará en nuestro viaje de pesca.

Gustavo Recce

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Viajaremos al Amazonas para encontrarnos con los peces que son famosos en el mundo entero por su belleza, combatividad y lo exótico de sus formas y colores. En estos increíbles lugares de la selva amazónica nos internaremos con el barco-hotel “Maruaga”, que será nuestro anfitrión durante las 5 jornadas de pesca que realizaremos en aguas del caudaloso río Amazonas.

Se trata de un viaje organizado por Aires de Aventura, al cual invitamos a participar a un grupo de amigos que sienten la misma pasión por la pesca deportiva; en esta salida serán 7 santafesinos que se sumaron a la expedición, a partir del próximo 22 de agosto.

Partiremos hacia el aeropuerto internacional de Ezeiza desde Santa Fe, para abordar nuestro vuelo que nos llevará directo a nuestro destino, la ciudad de Manaos al noreste de Brasil, lugar donde espera nuestro transporte que nos llevará directamente a la embarcación.

Sabemos que el Amazonas es el río más caudaloso del mundo y el segundo más largo, y en general todas las cifras que genera son impresionantes, pero lo más importante es lo que no se puede cuantificar: el impacto directo que determina la vida de las personas que viven en la cuenca amazónica.

El río es uno de los miles que surcan una superficie de más de 6 millones de kilómetros cuadrados por 9 países (Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y Guayana francesa). La parte brasileña es la más grande, con un 60% del total.

Cerca de Manaos, al unirse el río Negro con el Solimoes, se produce un fenómeno único: durante varios kilómetros sus aguas discurren paralelas sin mezclarse por las diferentes densidades, temperaturas y componentes orgánicos, marcando el famoso “encuentro de las aguas”.

El 17% del agua dulce del mundo corre por su cuenca, generando una red de “carreteras” fluviales de más de 80 mil km., que van desde estrechos caminos por los que apenas pasa una barca, hasta auténticas autopistas de agua en las que no ves las costa del otro lado del río por lo anchas que son.

En algunas zonas llega a llover más 6 mil mm. al año -unos 6 metros-, así se pueden imaginar que las viviendas en el Amazonas son de 2 tipos: “palafitos” construidos sobre pilotes de madera a varios metros sobre el nivel de río, o directamente viviendas flotantes, que tienen como ventaja que si uno quiere cambiar de ciudad, suelta amarras y va a un nuevo lugar.

Con estos datos, se pueden imaginar que las cifras referentes a fauna y flora del Amazonas son también apabullantes, ya que alberga un 20% de las especies de plantas y aves del mundo, 4 mil peces de agua dulce, más del 10% de los mamíferos, 600 especies de anfibios y 500 de reptiles. De insectos se calculan unas 15 millones de especies distintas.

Muchos animales son endémicos y continuamente se descubren nuevas especies para añadir a las ya registradas, ya que grandes áreas del Amazonas están prácticamente vírgenes e intocadas.

En Manaos se puede apreciar el esplendor de la época dorada del caucho en el impresionante Teatro de la Ópera que fue inaugurado en 1896, construido con los materiales más lujosos de la época: mármoles italianos, lámparas de cristal de Murano, hierro forjado escocés. Las maderas usadas eran brasileñas, pero enviadas a Europa para ser talladas. El camino de entrada al mismo está pavimentado con caucho para amortiguar el ruido de los carruajes. Este será un lugar de visita obligada del grupo a nuestro regreso de la expedición por los ríos amazónicos.

La diferencia del nivel de las aguas puede oscilar hasta 15 metros, y en épocas de lluvias se llega a navegar por el río Negro a la altura de la copa de los árboles.

El caudal medio es de 200 millones de litros/segundo, a una velocidad media de 7 km/hora, y la masa de agua dulce en la desembocadura penetra más de 200 km. en el Océano Atlántico, dejando una huella apreciable desde el espacio.

Desde su desembocadura en Belem, se puede navegar río arriba más de 3.500 km. hacia el interior, hasta Iquitos en Perú.

El nombre fue dado por el lugarteniente de Pizarro, Francisco de Orellana, que en su exploración por la zona fue atacado por grupos de mujeres indígenas a las que asoció con la leyenda griega de las Amazonas, guerreras tan fieras que se amputaban un pecho para poder disparar mejor el arco.

Por el color de las aguas, se dice que hay 3 tipos de ríos en el Amazonas, los blancos, negros y claros o azules.

El PH de las aguas determina el número de insectos que viven en los distintos ríos; cuanto más alto es éste, menos insectos vamos a encontrar. El canal principal tiene un PH de 5.5, y en las áreas inundadas es de 3.5.

Si tenemos suerte, para el próximo mes que realizaremos nuestra excursión, el PH de las aguas estará alto todavía, lo cual generará que no haya un solo mosquito. De todos modos, para nosotros los santafesinos no es un tema determinante, estamos bastante bien acostumbrados a las altas temperaturas, humedad sofocante y el embate de nuestros inseparables amigos del verano.

El Tucunaré. El emblema de la Amazonia, unos de los peces más bellos del mundo.

Foto: Gustavo recce.

el barco

El Maruaga será la nave madre que nos albergará en la expedición, la que abordaremos inmediatamente después de ser recogidos en el aeropuerto de Manaos.

Con 30 m. de eslora, el barco hotel tiene una capacidad para 16 pasajeros, quienes se distribuyen en 8 camarotes dobles con aire acondicionado, baño privado con agua fría y caliente y un comedor con capacidad para la misma cantidad de comensales, donde se sirven tres comidas diarias: desayuno, almuerzo y cena.

El crucero recorre las aguas de los ríos Negro y Jumá; este último representa el destino final de la aventura.

Acompañan a la embarcación madre 8 pequeños botes que solo tienen capacidad para 3 tripulantes –dos pasajeros y el guía-, equipados con motor de 25 hp.

Todas las mañanas a partir de las 6, el guía recoge a los visitantes para la sesión de pesca hasta el mediodía, momento en el que se interrumpe la acción para regresar al barco para almorzar y descansar; por la tarde la rutina se repite para probar suerte hasta la caída del sol.