con el espíritu de un viajero

LA ODISEA DEL TORO

Contamos la primera etapa de la cruzada que Raúl Boetsch realizará a bordo de su Torino GR 1980 por toda América, desde Ushuaia hasta Alaska. Experiencias de su derrotero inicial de 10 mil kilómetros que le demandó 3 semanas.

Raúl Boetsch

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Este viaje nació de la combinación de mi amor por los automóviles, especialmente el que acompañó mi infancia y adolescencia, y mi pasión por los viajes que incluyen vivencias aventureras.

Una chispa prendió en mí del espíritu impulsor de grandes viajeros de la historia de la humanidad. Marco Polo, Darwin, Humboldt, Dumas, Moreno, Magallanes-Elcano, gente que admiro. ¿Cómo negarme entonces a cumplir la fantasía de viajar un poco más allá de lo que estamos acostumbrados? Fui entonces desde Santo Tomé hasta Ushuaia durante 3 semanas en mi Torino GR 1980, a poner KM 0 a un itinerario que me llevará mucho más al NORTE.

Rumbo Sur

Al cruzar el Río Colorado, me invadió el aire patagónico junto con la alarma: el sobre pastoreo está desertificando aquella región. Mi primera noche a orillas del Río Negro, en Viedma, me hacía pensar que Brasil, Estado Unidos, Canadá y Australia, pudieron lo que nosotros no. Qué distinto sería el país si la capital federal se hubiera mudado.

Sin duda se aprecia la inmensidad patagónica recorriendo la RN3 a 90 km/h hasta Rada Tilly, donde pernocté. ¿De dónde es ese bonito acento con que habla? , pregunté a la dueña del hotel. – De Balmaceda, Chile, me responde. Miré el mapa y a la mañana siguiente salí a ese destino, por el peor ripio. El GPS saltaba el paralelo que divide Chubut de Santa Cruz varias veces como si fueran las vías del tren. La salvaje y solitaria belleza del paisaje conmovía. Ñandúes, guanacos, mulitas, rapaces.

Tierras trasandinas

Ingreso a Chile por Paso Huemules y noche en Puerto Ibáñez. El cruce del segundo lago más grande de Sudamérica a bordo de la balsa “Pilchero” hasta Chile Chico fue emocionante. Mucho viento y el Toro se hamacaba. Buenos Aires en Argentina, O’Higgins en Chile. Los Antiguos y Gobernador Gregores fueron las localidades visitadas, alternando ripio y asfalto nuevo. La 40 pierde misticismo.

Llegar a Ushuaia da esa sensación de estar en el fin del mundo. Tres días para reponer fuerzas y mover el esqueleto: navegación por el canal de Beagle, faro Les Eclereux y caminata por la isla Bridges. Historias de grandes y pequeños naufragios. Hermoso sendero costero del Parque Nacional. Trekking bien empinado al Glaciar Martial. Caminata por la turba hasta laguna Esmeralda, al pie del glaciar Albino. La belleza del lago Escondido y el Fagnano. Turismo muy cosmopolita.

El regreso fue menos convencional que la ida. Crucé el estrecho de Magallanes, visité Punta Arenas, después a Puerto Natales, por un asfalto impecable. Al ingreso al Parque nacional Torres del Paine, no se puede evitar entrar en la cueva del Milodón. Hoteles de mil dólares la noche, que denotan la importancia del lugar. Indescriptible la emoción de pescar excelentes ejemplares de truchas en el río Serrano. La imponencia del Glaciar Grey y los saltos de los ríos me convencían de la acertada decisión de estar ahí. Las Torres del Paine se dejaron ver después de algún tiempo, a sus pies llegamos después de un trekking de 8 horas.

Aventura en familia

Dos semanas de viaje en solitario terminan en Calafate. Paso por el aeropuerto en busca de mi esposa Cecilia y 3 de mis hijos. Admiramos el glaciar Perito Moreno en toda su magnificencia y navegamos por el lago Argentino, momentos inolvidables. En una hermosa mañana partimos rumbo a El Chaltén y llegamos hasta Laguna del Desierto. Nueve horas de trekking al Fitz Roy con mis hijos Nicolás y Martina. La laguna Capri parecía un espejo y la imponencia del lugar nos hacía sentir insignificantes. Dios estaba en todas partes, más que nunca.

Ahora el Toro debía recorrer 350 km de pura piedra cargado hasta los cuernos y despertaba interrogantes. Al llegar a Comandante Piedrabuena, demostró ser un Toro de raza. Visitamos la legendaria Isla Pavón y dejamos para otro viaje el PN Monte León, para poder llegar a Puerto San Julián. Más admiración por Magallanes al embarcarnos en la réplica de la Nao Victoria, la primera en navegar el globo.

El escenario de la ría del Deseado recorrida por Darwin lo vivimos desde un gomón. Paraíso para el avistaje de aves. Josefina, feliz de caminar entre pingüinos. En Puerto Deseado comimos la mejor cazuela de mariscos. El tirón hasta Trelew fue muy largo, pero el orgullo que sentimos después de recorrer el museo paleontológico Egidio Ferruglio nos hizo fortalecer nuestra argentinidad alicaída. Reincidimos con los mariscos en el almuerzo en Puerto Madryn. Las ballenas no habían llegado aún, pero estuvo buena la visita al nuevo centro marítimo. Nos despedimos del combustible barato en Sierra Grande y previo pernocte en Las Grutas, le dimos derechito hasta Santo Tomé.

Completamos 10 mil kilómetros. Nuevas vivencias esperan en la próxima etapa. Destino: Brasilia, partiendo el 8 de agosto, recorriendo Argentina, Paraguay y Brasil durante 12 días cubriendo 3200 kilómetros.

LA ODISEA DEL TORO

El Toro GR 80 Grand Routier. A bordo, Raúl piensa cubrir más de 30 mil km. para unir Ushuaia y Alaska.

Foto: Raúl Boetsch.