A 30 años de la muerte de

Juana de Ibarbourou

Lucía Hernández

(EFE)

Uruguay conmemora con distintos homenajes los 30 años de la muerte de la poetisa Juana de Ibarbourou, “Juana de América”, una autora que se convirtió en símbolo de un país y que conoció las luces y las sombras en su vida y su literatura. “Fue una mujer rebelde y transgresora”, cuyo gran mérito consistió en “romper el círculo cerrado de los intelectuales y calar en el alma del ciudadano corriente”, afirmó el periodista y escritor uruguayo Diego Fischer, autor de una biografía novelada de la poetisa.

Nacida en la villa de Melo en 1892, Ibarbourou accedió a la fama de manera fulminante, tras publicar su primer poemario, “Las lenguas de diamante” (1919), y vio consagrada su carrera diez años después con su proclamación como “Juana de América”. “Sus libros comenzaron a venderse tanto o más que los discos de Carlos Gardel”, aseveró Fischer, quien subrayó los elogios que el pensador español Miguel de Unamuno dedicó a Ibarbourou en una carta que supuso “el gran espaldarazo” a su trayectoria literaria.

El erotismo, la belleza y la exaltación de la vida marcaron la primera etapa de su obra, reflejo también de “un país feliz, de un Uruguay que tenía fe en sí mismo y progresaba”, relató Fischer. El reconocimiento de su obra traspasó enseguida fronteras y Juana de Ibarbourou comenzó a ser ensalzada por autores de la talla de Pablo Neruda, Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca.

En 1959, fue galardonada con el primer Premio Nacional de Literatura otorgado en Uruguay y, ese mismo año, fue candidata al Premio Nobel de Literatura. Sin embargo, muy pronto “la gloria y el infierno comenzaron a darse la mano”. Su adicción a los barbitúricos y a la morfina, y la violencia doméstica -primero por parte de su marido, un militar de bajo rango, y después por parte de su hijo- marcaron las sombras de una vida que se prolongó 87 años. Además, pese a haber logrado un patrimonio muy importante, las deudas contraídas por su hijo hicieron que Ibarbourou atravesara grandes penurias económicas y tuviera que deshacerse, entre otros muchos bienes, de la amplia biblioteca que había atesorado durante años. “Que hoy figure su rostro en los billetes de mayor valor de la moneda uruguaya (los de mil pesos) es un sarcasmo”, opinó Fischer.

Según el escritor, a partir de “Perdida” (1950), la poesía de Juana fue completamente autobiográfica y dejó traslucir en ella “sus adicciones, su soledad, la belleza que se va” e, incluso, su “verdadera historia de amor, que no fue con su marido sino con un médico argentino”. Juana, que era 20 años mayor que él, rozaba entonces los 60 años y encontró en aquel romance “el último momento de felicidad” de su vida, aseveró Fischer.

En el marco de los homenajes programados en Uruguay, el próximo 20 de agosto -coincidiendo con los 80 años de su proclamación como “Juana de América“- la Cámara de Representantes de Uruguay presentará en el Palacio Legislativo de Montevideo una antología de su obra bajo el título de “Rapsodia”. Asimismo, la intendencia (Ayuntamiento) de la capital publicará una nueva edición de “Chico Carlo”, una colección de cuentos infantiles escritos por la autora.