“Home” en el Cine América

Vida de familia en el borde

Vida de familia en el borde

Una escena de la película dirigida por Ursula Meier, que muestra a una familia viviendo entre la utopía bucólica y la neurosis marginal. Foto: Agencia Télam

 

Laura Osti

“Home” es el primer largometraje de la joven directora franco-suiza Ursula Meier y quizás represente la medida de su talento y de su audacia.

Dice que no soporta repetir e interpreta cada película como un “riesgo total”. Antes de “Home”, Meier realizó varios documentales y un telefilme.

Y al decidirse a hacer su primer largo, se lanzó con todo. “Experimenté todo lo que se desaconseja para un primer largometraje: actores conocidos, construcción de decorados, coches, niños, animales...”, confiesa en una entrevista.

También dice que le gusta mezclar géneros y estilos.

Y lo cierto es que consigue un producto singular, que recuerda el hiperrealismo de Buñuel y otras experimentaciones vanguardistas.

Se trata de una familia aparentemente bien constituida: padre (Olivier Gourmet), madre (Isabelle Huppert) y tres hijos que van desde la infancia a la juventud (un niño, una adolescente y una veinteañera).

Viven en una casona que se alza al costado de una autopista inconclusa, en la campiña de algún lugar de Francia. En una especie de aislamiento feliz, en donde pueden vivir con libertad, utilizando el campo y hasta la carretera abandonada como patio de su casa y también pista para practicar deportes.

El padre va a trabajar todos los días a algún sitio y vuelve con alimentos u otros objetos necesarios para el hogar. Es el proveedor. La madre se dedica a las tareas domésticas. La mayor de las hijas, se la pasa tomando sol y escuchando death metal, y los más pequeños, van a la escuela.

Hasta ahí, todo bien. Pero sucede que un día llegan los camiones repletos de obreros a terminar la autopista, la que queda delimitada por los consabidos guardarraíles, primera y contundente barrera que dejará a la familia “del otro lado” del mundo. Para ir a su trabajo el padre y a la escuela los chicos deben cruzar la calle, que en poco tiempo más se vuelve un infierno de vehículos que pasan continuamente a toda velocidad.

El principio del fin

Es el principio del fin. La familia que vivía en una especie de paraíso bucólico y se autosatisfacía lejos del mundanal ruido, comenzará a deteriorarse cada día más hasta entrar en una suerte de psicosis autodestructiva.

En toda esa segunda parte del filme, Meier se regodeará mostrando a cada uno de sus integrantes luchando contra esa presencia invasiva que los ha obligado a cambiar todas sus rutinas. Menos Judit, la mayor, que permanece en su indiferencia y es la primera que huye apenas encuentra una oportunidad.

Los otros, los que se quedan, van ensayando distintas alternativas para contrarrestar los inconvenientes y conservar aunque sea algo del paraíso perdido, pero irán cayendo en situaciones cada vez más angustiosas, en una mezcla de delirio e impotencia y lo que antes era para ellos sinónimo de libertad se convertirá en un reducto claustrofóbico que consume su energía vital día a día. Hasta que finalmente todos deciden huir, no se sabe adónde, pero algo los impulsa a abandonar lo indefendible.

La apuesta de Meier es arriesgada y ambiciosa y curiosamente sale airosa de la experiencia, logrando mantener la eficacia del discurso entre burlesco y romántico, alternando entre los nervios de la cámara en mano y los planos fijos, los episodios de alegría y los de extrema angustia, los de lucidez y los de extravío.

El resultado es una propuesta rara que hace de su rareza un estilo que aparentemente busca derribar prejuicios, pero que se termina pareciendo a una alegoría que representa eso que quizás cada familia siente al experimentar que no puede subsistir como una célula aislada del mundo, el que tarde o temprano arrasará con toda intimidad, imponiendo sus reglas de juego muchas veces de modo brutal.

No se sabe si ellos eligieron el lugar equivocado o el mundo avanza ciegamente y sin contemplaciones sobre los espacios privados, o las dos cosas. El problema queda sin resolver y el tiempo dirá si Meier logra mantener las altas expectativas que su primer y arriesgado largometraje ha generado.

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MUY BUENA

“Home”

Idem. Coproducida entre Suiza, Francia y Bélgica, 2008. Dirección: Ursula Meier. Guión: Ursula Meier, Antoine Jaccoud y Raphaelle Valbrunne. Fotografía: Agnés Godard. Vestuario: Anna Van Bré. Actores: Isabelle Huppert, Olivier Gourmet, Kacey Mottet Klein, Madeleine Budd y Adelaide Leroux. Presenta: Primer Plano. Duración: 97 minutos. Calificación: Para mayores de 16 años.