Gimnasia y Esgrima, entidad señera del deporte santafesino (última parte)

La historia de los predios y la secesión

Los mensanas tuvieron años de esplendor en el fútbol, luego hicieron lo imposible para mantener esa preeminencia, pero no pudieron continuar con la actividad.

Marcelo Mendoza

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A continuación contaremos el advenimiento del fútbol a Gimnasia y Esgrima de 4 de Enero y Juan de Garay. Fue a fines del año 1923 cuando la institución mensana decidió fusionarse con el Club Sportman, entidad ésta que tenía su campo de deportes entre las calles Bulevar Pellegrini, 4 de Enero, Avenida Urquiza y Cándido Pujato.

Cuando se concreta la fusión el predio era de carácter precario y durante el año 1925 su propietario intima al club el desalojo o bien el arrendamiento o compra. La situación es difícil de solucionar debido al mal momento económico por el que se atravesaba.

Si bien los directivos tenían numerosos proyectos, no era el momento adecuado para emprender una obra de ese tamaño.

La comisión directiva presidida por Ernesto Ahrens y acompañado por gente con vocación de servicio, espíritu de pioneros y, sobre todo, con visión de futuro, y después de largos cabildeos, resolvieron comprar el predio.

El costo fue de $125.000, pactados en una entrega de $30.000 y el saldo con un plazo de 5 años, constituyendo una hipoteca a favor de Casanello, propietario del terreno.

Nueva oferta

Paralelamente, se recibe una oferta sobre unos terrenos cuyo propietario era Mayoraz, ubicados sobre las calles Martín Zapata, José Quintana, Agustín Delgado, Gobernador Freyre, bulevar Zavalla y Manuel Padilla, teniendo una cobertura de 18.597 m2.

La oferta se realiza sobre la base del pago de $55.791, con las siguientes condiciones de pago: entrega inicial a la firma del boleto $13.949.77 y el saldo con un plazo a 24 meses, refrendando su garantía con una hipoteca a favor del Mayoraz.

Los directivos, por ese entonces, estaban considerando la posibilidad de vender los terrenos de bulevar Pellegrini. Teniendo en cuenta esto, los dirigentes comienzan a trabajar en dos frentes.

Permanentemente se realizan reuniones para estudiar y encontrar soluciones para encarar el nuevo proyecto, teniendo en cuenta que todavía faltaba saldar la hipoteca en favor de Casanello.

En medio, surge una ventajosa propuesta de Mayoraz que consistía en el préstamo de $22.000 con el compromiso de que Gimnasia destine esa suma a saldar la hipoteca. Fue aceptada la propuesta, otorgándosele como garantía una hipoteca de segundo grado. Este convenio incluye varias cláusulas que los dirigentes se comprometen a hacer efectivo y cuya base se fija en los siguientes ítems: 1º) Si al club se le concediera un préstamo hipotecario que estaba gestionado de $95.000 o recibiera alguna donación o subsidio antes de que se cumplan los seis meses de plazo estipulado, deberá cancelar de inmediato la deuda preexistente con el señor Mayoraz. 2º) Éste toma el compromiso de no exigirle a Gimnasia y Esgrima durante 180 días (6 meses) el importe de la cuota de contado prevista en el boleto de compraventa, oportunamente suscripto por la posible compra de los terrenos (Ciudadela o Barranquitas). 3º) Con el dinero percibido del señor Mayoraz, inmediatamente los directivos se ponen al día con la deuda hipotecaria que se mantenía con el señor Casanello por la cancha de bulevar Pellegrini, operación ésta que es celebrada y apoyada por la asamblea general realizada el 2 de octubre de 1929, donde se considera justo el reclamo, oportunamente efectuado, dado que se había gozado de múltiples facilidades y no se había podido dar un eficaz cumplimiento al compromiso. De esta forma, el club se libera de la hipoteca que sobre la mencionada propiedad tenía. 4º) Se inician gestiones con el Banco Español y Río de La Plata para la obtención de un préstamo hipotecario de $100.000, ofreciendo la propiedad recién liberada como garantía.

Cancelación

Obtenido el préstamo bancario se procede a la cancelación, en primer término de los $22.000 adeudados al señor Mayoraz y, además, se cubre la totalidad del crédito del señor Casanello, motivo por el cual la institución queda con absoluta libertad para la iniciación de cualquier transacción y, en especial, de concretar con los proyectos que se venían estudiando anteriormente.

5º) Se procede a ordenar la mensura del terreno, realizándose gracias a los servicios del ingeniero Horacio Covani del cual salen 58 lotes con una calle central (hoy Pasaje Rodríguez) de 10 metros y que se ofrecen en remate público con ventajosas facilidades de pago.

Se realiza la respectiva comunicación al Banco Español y Río de la Plata de la intención de vender el predio, dándosele a conocer las verdaderas razones que impulsan a tomar esa decisión como así también se les hace notar lo gravoso que al club le resulta la manutención de las instalaciones teniendo en cuenta la perspectiva y la atrayente oferta y la oportunidad de adquirir un terreno mucho más amplio para brindarle una concreta posibilidad de mayor futuro.

Para tal finalidad, se le adjunta a las autoridades del banco las bases y condiciones que el club le ofrece, siendo las siguientes: a) Si la venta de un terreno se realiza al contado, se otorgará un título con autorización del banco y éste percibiría su importe en nombre del club y tomando el importe como pago a cuenta proporcional de la hipoteca que el club contrajo, liberando por lo tanto al comprador de ese cargo. b) En Caso de la venta en cuotas, el interesado deberá hacerse cargo de la parte proporcional de la hipoteca ante el banco. Para darle cuenta a esa proposición se conviene en asignarle a cada lote un importe proporcional al gravamen y la percepción de las cobranzas se harán por intermedio del banco, que a su vez lo depositará en una cuenta especial y procederá a librar los recibos correspondientes y, periódicamente, se le elevará al club la liquidación correspondiente.

El importe total que eventualmente se produciría arrojaría un monto final de $350.239,54.

La subasta se realizó por intermedio de Alfredo Muñoz, quien junto con el autor de la mensura, Horacio Covani, eran miembros de la comisión directiva. Muñoz cobró, solamente, los gastos de publicación del remate, mientras que Covani donó sus honorarios.

La historia de los predios y la secesión

El Estadio de la Visera, como se lo conoce desde su creación, vio pasar a innumerables futbolistas que tuvieron proyección provincial, nacional e internacional.

Foto: Mauricio Garín

Razones ajenas

Cuenta la historia que la negativa de la dirigencia porteña, que con un sentido centralista le ofrecieron a Gimnasia y Esgrima jugar al fútbol en segunda categoría, pero haciéndose cargo además de los gastos de traslado, parte de la recaudación y un seguro, fue rechazado por las autoridades mensanas.

Esa determinación de seguir actuando en el ámbito del torneo local, con escasas recaudaciones, el éxodo de futbolistas y la deuda que mantenía la entidad con el Banco Español, avalando la construcción del “Gigante”, produjo la secesión, separándose la seccional Estadio Fútbol y conformando el club hermano con asiento en el barrio de Colegiales (hoy Ciudadela), Atlético Gimnasia y Esgrima.

El teniente coronel Manuel Álvarez Pereyra, radicado en Buenos Aires, quien fuera titular de la Dirección General Impositiva de la Nación, ex presidente de Atlanta y diputado nacional, tuvo una activa participación realizando toda clase de gestiones ante el gobierno central para que el histórico estadio siga en manos de los dirigentes de Atlético Gimnasia y Esgrima, al obtener un importante subsidio.

Cabe mencionar que bajo la presidencia de Ernesto Ahrens se construyó la histórica visera, construcción que el pasado 25 de Mayo cumplió 75 años.