EN EL TEATRO MUNICIPAL
Llega “Telémaco o el padre ausente”
Con Patricio Contreras, Patricia Palmer y Nicolás Mateo, la puesta del Teatro Nacional Cervantes subirá a escena para narrar la historia de Teo y la incansable búsqueda de su padre.
De la redacción de El Litoral
Tras la forzada reprogramación de la cartelera teatral, que se realizó por la declarada emergencia sanitaria, el sábado 1º de agosto llegará “Telémaco o el padre ausente” al Teatro Municipal (San Martín 2020). Protagonizada por Patricio Contreras, Patricia Palmer y Nicolás Mateo, la puesta forma parte del ciclo “Cervantes Federal” del Teatro Nacional Cervantes, que la presenta en una gira por el interior del país, y que llega a nuestra ciudad de la mano de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad.
Desde las 21, la puesta de Dora Milea abordará la obra del chileno Marco Antonio de la Parra, quien hace 16 años escribió a Teo, un joven que ha perdido a su padre en la infancia y ahora joven ha decidido ir en su búsqueda. La acción ocurre en tres espacios: América, Europa y un lugar indeterminado, la tierra de nadie.
Una vez que el protagonista abandona América, donde deja a su madre y a su hermana, se dirige a Europa en busca de su padre y conoce al cónsul, quien lo ayudará a ingresar al continente para intentar estar en todos los lugares donde habitó su padre.
De este modo, también con actuaciones de Joselo Bella, Mariana Giovine, Marcelo Martínez, Roxana Berco y Ricardo Díaz Mourelle, la obra plantea la ausencia del padre, el hogar destruido, la adicción, el abuso y el dolor de una generación que busca muy lejos lo que se encuentra muy cerca.
Mirada de autor
Al describir de qué se compone Telémaco, el mismo Marco Antonio de la Parra dijo en diferentes entrevistas a los medios que “los personajes se manifiestan insomnes, catatónicos, anoréxicos, bulímicos, fármaco-dependientes, alcohólicos, drogadictos, transformados, intervenidos, manipulados, básicamente como producto de una lucha por la sobrevivencia cotidiana en la que se confía mayoritariamente en la corporalidad como camino para encontrar o rescatar aquello que llene el vacío existencial contemporáneo, siendo estos mismos cuerpos los primeros en recibir el devastador efecto del permanente fracaso de dicha apuesta”.
De allí que la obra se plantea para el autor como “un abordaje a la dramaticidad desolada de fin de milenio, la que configuraría un espacio mental y emocional, individual y social, del que emergería un casi sujeto, falto de señas de identidad y en extremo vulnerable, con el deseo arruinado, sin ideología, ética ni imaginario definidos”
