El Colón que se viene con cinco caras nuevas para esta temporada
Más que pensar en Prediger hay que prenderle velas al “Bichi” Fuertes
Llegaron Juan Manuel Lucero, Federico Nieto, Maxi Caire, De Miranda y Ricky Gómez. El Turco priorizó mantener la base y se ilusiona con los pibes de las inferiores.
Darío Pignata
De golpe, en medio de los amistosos de pretemporada, el tema del número 5 pasó a ser casi una cuestión de Estado. Es cierto que Colón perdió allí, en esa zona, a su última “joyita”, la misma que desembarcó en el puerto de Portugal para ponerse la camiseta del Porto. Nadie puede ignorar la importancia de Sebastián Prediger en la última aliviadora campaña anual de Colón. Fue -junto al “Bichi”, Ferrero y Pozo- una de las cuatro patas en las cuales se apoyó la sumatoria de puntos a granel que parecía olvidada por el barrio Centenario. No por casualidad cuando Maradona eligió jugadores de Colón para la Selección Argentina versión local pensó en el 5 que nació en Crespo y dejó en las arcas sabaleras un ingreso millonario como hace tiempo no se recuerda.
Prediger ya no está. Entonces, todos los caminos apuntan al 5. O a uno de los dos 5, porque hay que recordar que al Turco le encanta cubrir el ancho de la cancha a mitades cerca del anillo central. Al lado del “Perro” y también redondeando un gran final se ganó la camiseta Alfredo Ramírez, quien supo alternar con Capurro y Rivarola la posibilidad de ser el otro volante tapón del equipo.
De golpe, con Capurro lesionado y perdiendo 3-0 con Lanús, el Turco puso el grito en el cielo pidiendo un 5. El presidente Lerche, que conoce a Mohamed desde el mismo momento en que lo buscó cuando el “Tony” andaba comprando juguetes en China con un amigo y estaba desocupado, puso el cable a tierra: “Se bajonea cuando algo no sale, pero después se tranquiliza y se da cuenta de que dijo cosas en caliente”.
La llegada de Ricky Gómez para ocupar la banda le permitirá, entre otras cosas, saber al entrenador que por adentro tendrá las opciones de Alfredo Ramírez, Germán Rivarola y Alejandro Capurro. Y que, desde abajo, piden pista para aterrizar con la receta Prediger los chicos del club: Mauro Bellone, el pibito Laureiro y Hugo Miranda. De paso, en el combo, está el “Gaby” Solís, que volvió de hacer una experiencia positiva con más de un puñado de partidos en Independiente Rivadavia de Mendoza.
No está mal decir que el bloque defensivo dependía mucho de Sebastián Prediger. Todos recuerdan la frase del guerrero con el escudo: “Como en las películas, nene, si te matan a vos... nos matan a todos”, le dijo muchas veces el Turco al hoy volante del Porto de Portugal. Puede que el técnico no tenga en el plantel un volante central igual a Prediger. Pero también es cierto que Colón, con mucho esfuerzo, pudo arreglar con Alexis Ferrero, comprar el pase de Salustiano Candia y no tentarse para vender a Diego Pozo a México. De paso, el “Chino” Garcé y Marcelo Goux, con contratos firmados. Conclusión: de la columna defensiva exitosa en el torneo pasado, siguen todos, menos Prediger.
Como otro dato para tener en cuenta, por lo visto en los partidos amistosos, la vuelta de Pablo Jerez por derecha y la llegada de Ricky Gómez en la banda izquierda parecerían darle al equipo un volumen más importante de sacrificio que el que le daban Chitzoff y Oyola, respectivamente. Entonces, en el peor de los escenarios: un poco menos de marca sin Prediger, pero más solidaridad de recuperación en los carrileros. A priori, más allá de la psicosis sin Prediger, no debería ser el rubro marca una cuestión tan problemática si la línea de tres funciona bien y los extremos colaboran cuando se pierde la pelota.
No se puede resfriar
El final del campeonato dejó tres sensaciones bien claras y definidas en el Colón de Mohamed: 1) la vigencia de Esteban Oscar Fuertes como goleador histórico; 2) el crecimiento de Lucas Acosta, mucho mejor en un puñado de partidos como mediapunta que en todos los que jugó como enganche; 3) la refrescante, necesaria y saludable aparición del chico Facundo Bertoglio, un pibe con los esperados vicios de gambeteador de potrero.
Igualmente, lo mencionado de Lucas Acosta como socio del 20 y la posibilidad para Bertoglio se dio en las fechas finales. Antes, en la temporada completa, la anemia ofensiva de los otros laderos de Esteban Oscar Fuertes fue algo insoportable. Desde Valdemarín a Daley Mena, pasando por Guerrero. Ni siquiera los chicos del club, como “Cocó” Ledesma (hoy prestado a Tiro Federal) y Fabián Castillo, pudieron acomodarse como segundas puntas de la misma manera en que sí lo logró Facundo Bertoglio de enganche. Conclusión: salvo un escaso aporte de Lucas Acosta, el 95 por ciento de los goles de ataque hizo que el 20 llegara a los 100 y también los superara. Es por eso que el “Bichi” Fuertes en Colón no se puede pescar ni siquiera un resfrío.
El fracaso de los hipotéticos escuderos del goleador histórico quedó en evidencia en el armado del actual plantel, más allá de sus contundentes números: Lucas Valdemarín terminó en Defensa y Justicia; Marcelo Guerrero volvió a México; Daley Mena se fue a Uruguay.
“Faltaron 5 ó 6 goles”
Cuando se analizó la última campaña, muchas veces el Turco Mohamed fue contundente en el análisis: “Si hubiéramos tenido otro punta que acompañase al “Bichi con 5 ó 6 goles, habríamos peleado el campeonato hasta el final”. Seguramente, los nombres de Juan Manuel Lucero y Federico Nieto apuntan a saldar esa deuda.
Pero, igualmente, hay una pregunta que hoy en Colón es la que sólo puede formular “El abogado del Diablo”: ¿podrá Esteban Oscar Fuertes repetir 23 goles en una temporada casi sin patear penales? La leyenda que se esconde detrás de un jugador próximo a cumplir 37 años y con las dos rodillas rotas dice que sí. Con el “Bichi” Fuertes todo es posible. Al menos, con estos colores. Al 20 le pasa lo mismo que a Ortega cuando el “Burrito” declara en el mundo River: “Con esta camiseta, me agrando”.
La temporada que murió fue de vida total para “Bichi”: además de los 23 goles (sólo 2 de penal), no sufrió lesiones, se olvidó de las tarjetas coloradas por protestar y hasta se bancó jugar con las amarillas hasta el mismo límite de la última fecha con Boca en Santa Fe.
No soy de aquellos que “levantan” jugadores sobre la base de Internet ni tampoco de los que “matan” cuando a tal futbolista no conoce. A Juan Manuel Lucero no lo vi nunca jugar, más allá de que las críticas de Chile y Paraguay son buenas. Con Federico Nieto es distinto: aparece como mejor jugador que goleador.
El tiempo dirá si uno de los dos -o entre los dos- aportan esa cuota de gol que faltó en el torneo anterior para ser campeón. Por lo pronto, los amistosos marcaron que Colón jugó cuatro partidos (Boca Unidos, Lanús, Tigre y Arsenal), convirtiendo tres tantos, de los cuales uno, para variar, fue propiedad del “Bichi” Fuertes.
En la campaña anterior, a la insoportable levedad goleadora de los Valdemarín, Guerrero, Daley Mena y compañía la disimularon los goles de los volantes para complementar los 12 gritos del “Bichi” Esteban Oscar Fuertes: “Pirulo” Rivarola arrimó 5 goles; Sebastián Prediger, 2; Matías Oyola, 2; Alfredo Ramírez, 2; Alejandro Capurro y Sebastián Sciorilli, 1 tanto cada uno.
Traigan velas, santo sobra
El “Bichi” Fuertes es el “Santo del Gol” al cual le tributan la fe los hinchas de Colón. Así como hoy a San Cayetano se le pide paz, pan y trabajo, el pueblo sabalero le pide goles al “Bichi”. El solo hecho de pensar qué hubiera sido de la vida en la campaña anterior sin esos 23 gritos fuertes de Fuertes es una pregunta que mete miedo.
Si bien la cuestión de Estado que se instaló por Colón en el medio de la pretemporada está vinculada a la ausencia de Sebastián Prediger, pienso que en esa zona el Turco tiene cómo disimular con el tiempo esa baja clave en la zona de medios.
No creo que Colón deba salir al mercado a comprar un 5 -Monsalvo o quien sea-. En todo caso, es aconsejable comprar barbijos y alcohol en gel para que el “Bichi” Fuertes no se resfríe ni contagie. Y de paso, velas. Muchas velas. Para agradecerle por lo que ya hizo. Y para pedirle un milagrito más al 20 para volver a jugar la Copa Libertadores.
