A PESAR DE LA GIRA DE URIBE

Latinoamérica sigue desconfiando de la presencia norteamericana en Colombia

Algunos países expresaron que “respetan” la decisión de Uribe, pero no apoyaron abiertamente la medida. Colombia insiste en que se trata de su lucha contra las Farc y Obama remarca que el acuerdo representa apenas actualizar la cooperación norteamericana a los militares colombianos.

Latinoamérica sigue desconfiando de la presencia norteamericana en Colombia

La injerencia norteamericana en territorio latinoamericano durante los setenta permanece presente en la región y esto provoca rechazos a la decisión de incrementar la presencia de militares de Estados Unidos.

Foto: Archivo El Litoral

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AFP/EFE

El gobierno de EE.UU. insiste en que no tiene planes de establecer bases militares en Colombia, pero América Latina desconfía por el recuerdo aún vivo en la memoria de una larga serie de injerencias de Washington en la región.

Estados Unidos y Colombia negocian un acuerdo cuyo objetivo es, según el presidente estadounidense, Barack Obama, estrechar la cooperación bilateral, mediante el uso compartido de bases colombianas.

Pese a estas palabras de Obama y otras del mismo tenor de funcionarios estadounidenses, los gobiernos latinoamericanos siguen desconfiando de la presencia militar estadounidense, según coincidieron expertos consultados por Efe. “Estados Unidos sigue siendo Estados Unidos”, aseguró el vicepresidente de Política del Diálogo Interamericano, Michael Shifter, que señaló que permanece en la memoria “la historia de intervención de Estados Unidos en la región y el apoyo a regímenes militares” en el pasado.

El gobierno de Venezuela, vecino de Colombia, con cuyas autoridades tiene constantes roces, es al que más le alarma el anuncio del acuerdo colombo-estadounidense, pero en Cuba, Ecuador, Nicaragua y Bolivia también se han encendido luces rojas.

En su reciente gira por algunos países suramericanos para explicar el contenido del acuerdo con EE.UU., el presidente colombiano, Álvaro Uribe, no logró cosechar un gran respaldo, pero al menos se aseguró el “respeto” condicionado de los gobiernos de Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay, para la decisión “soberana“ de Colombia de prestar las bases a los estadounidenses.

“Es una reacción que encaja con la sensibilidad y el ánimo en la región”, aseguró Shifter, quien opina que “para superar la desconfianza no basta la elección de Obama. Es un buen inicio, pero todavía va a llevar tiempo”.

El acuerdo contempla el uso compartido de hasta siete bases militares colombianas para la lucha contra el narcotráfico, que hasta hace menos de un mes se dirigía desde la base ecuatoriana de Manta, cuya concesión no fue renovada por el gobierno de Ecuador. Pero todavía se desconoce si incluirá otros aspectos, según indicó a Efe un portavoz del Comando Sur de EE.UU.

Acusación chavista

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha acusado a EE.UU. de planear “una guerra” entre países “hermanos” y a Colombia de “entregarle a Estados Unidos su territorio para que desde ahí continúe planificando agresiones”.

Sin embargo, según el director de la consultora internacional McLarty Associates, Stephen Donehoo, el hecho de que EE.UU. haya optado por Colombia “no es nada nuevo”, pues ambos llevan casi una década colaborando a través del Plan Colombia. “EE.UU. no tiene intención alguna de invadir algún país en este hemisferio”, afirmó. Pero, agregó, “sí tiene un interés muy claro en intentar contrarrestar el narcotráfico, que en el caso de Colombia está íntimamente relacionado con el terrorismo de las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y del ELN (Ejército de Liberación Nacional)”, considerados grupos terroristas por EE.UU. y la Unión Europea.

Ante la posibilidad de que se amplíen los objetivos de la misión a la lucha contra el terrorismo, Donehoo recordó que EE.UU. tiene acuerdos con la mayoría de países del mundo para combatir el terrorismo. “No se qué país vecino no quiere que haya actividades contra el terrorismo”, subrayó Donehoo.

El gobierno colombiano está enfrentado, y con las relaciones cortadas o “congeladas”, con Ecuador y Venezuela, precisamente a consecuencia de los presuntos nexos de las Farc con esos países vecinos.

Postura de Obama

Para Obama, la preocupación de Colombia por la actividad de las Farc en la frontera es “legítima”, pero también ha expresado el deseo de que ese país y sus vecinos puedan “operar de forma pacífica” y resolver los problemas con diálogo. Obama ha explicado que el acuerdo que se negocia con Colombia es una actualización de la cooperación militar que ya mantienen y, sin citar nombres, ha asegurado que hay “algunos en la región que están intentando jugar un papel utilizando la tradicional retórica anti-yanqui”. Para los expertos, uno de los problemas ha sido una falta de comunicación adecuada y una ronda de consultas previas para explicar el acuerdo y preparar el terreno con los países vecinos. “Faltó una consideración y discusión de fondo de las posibles implicaciones y consecuencias de la decisión”, opinó Shifter.

El asesor del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el general retirado James Jones, admitió esta semana durante una reunión con el canciller brasileño, Celso Amorim, que la negociación “se podría haber hecho mejor” y con “mayores explicaciones”.

De momento, pese a las quejas, ninguno de los 33 países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) ha puesto el asunto en consideración del organismo con sede en Washington, pero es seguro que será un tema central en la cumbre de Unasur, que se celebrará en Quito.

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Alvaro Uribe acaba de nombrar a Gabriel Silva como nuevo ministro de Defensa.

Foto: EFE

“Estados Unidos sigue siendo Estados Unidos”, aseguró el vicepresidente de Política del Diálogo Interamericano, Michael Shifter.

El acuerdo contempla el uso compartido de hasta siete bases militares colombianas para la lucha contra el narcotráfico.

El gobierno colombiano está enfrentado, y con las relaciones cortadas o “congeladas”, con Ecuador y Venezuela, a consecuencia de los presuntos nexos con las Farc.