CULTURA

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la inspiración surge cuando Gisel se enfrenta con su pincel a la pared. No hay diseño previo que la guíe.

Las paredes hablan

Con mucho esfuerzo y creatividad, la artista plástica Gisel Rosso construye imágenes en el aire para atrapar la mirada de los transeúntes. Hoy está dedicada plenamente a mejorar la cara de un gran paredón: el del cementerio de la ciudad de Reconquista. TEXTOS. IVANA ZILLI. FOTOS. AGENCIA RECONQUISTA

“Una artista nace”, confiesa Gisel Rosso, y reconoce que cada artista se debe ir “descubriendo a medida que avanza en su propio proceso de aprendizaje”. Así lo ha intentado hacer ella misma al transitar su camino en la creación, mientras trabaja para embellecer paredes de su ciudad natal, Reconquista, de Santa Fe y de San José del Rincón.

Gisel empezó a sentir que ésta era su vocación a medida que cursaba la carrera de arte. Estudió en el Magisterio de Bellas Artes Instituto General Manuel Belgrano de Reconquista y cuando se lanzaron las olimpíadas de la estudiantina en la escuela Normal Nº 203 de esa ciudad -donde ella terminó el nivel secundario- participó de un concurso para pintar distintos murales. Ese momento marcó el comienzo de estos trabajos que lograron atrapar la mirada de varios transeúntes. “Ahí fue cuando empecé a sentir que pintar las paredes era lo mío”, sintetiza.

Hoy, está abocada plenamente a embellecer las paredes del cementerio de Reconquista. Se trata de “una obra muy imponente que se está plasmando en un paredón de 400 metros de largo por 10 metros de alto. La verdad es que se trata de un gran desafío, y el reconocimiento de la gente que ingresa a este lugar es lo que más me motiva a seguir pintando”, resalta.

Desde hace más de 4 meses Gisel está abocada a esta tarea. En un principio, invirtió 6 horas de su día para trabajar con esta pintura; y actualmente, está abocada a esa labor desde la mañana hasta que empieza a caer el sol. Es que se trata de una actividad que “me atrapó con total plenitud”, remarca.

Esta propuesta surgió a partir de un proyecto que Rosso presentó en el Concejo Deliberante de Reconquista. Concretamente, ella proponía pintar varios muros de esta ciudad para embellecerla con colores y distintos paisajes. Si bien esta iniciativa tuvo aceptación entre la mayoría de los dirigentes políticos; su tratamiento no avanzó demasiado en el ámbito legislativo hasta que un secretario de la Municipalidad decidió que se plasmen murales en el paredón del cementerio. “Ahí se acordaron de mi propuesta y me preguntaron si me animaba a hacer este trabajo. Yo no dí muchas vueltas, dije que sí enseguida, y no me arrepiento.

La de pintar murales es una experiencia “inolvidable”, asegura Gisel, más allá de que se trata de un trabajo que lleva adelante de forma solitaria, donde la intervención de su mirada y de su creatividad es lo que vale y define el rumbo de cada pintura.

Gisel no se basa en ningún diseño previo y crea la imagen a medida que va plasmando el dibujo en la pared. “Siempre busco que sea algo alegre, con lo que se logre embellecer el lugar”, cuenta.

En el caso particular de las pinturas que se están realizando en el paredón del cementerio, “quise generar una sensación de libertad” en la gente que visita este lugar y que se detiene al observarla. Por esta razón, esta artista decidió plasmar diversas imágenes -sobre los aborígenes, la Edad Media, el Renacimiento, algunos artistas del Iluminismo, la evolución de la mujer y la historia Argentina; por eso, comenzó con Atahualpa Yupanqui y el escudo argentino, y siguió con el Martín Fierro . Quiere dejar un mensaje visual que ofrezca un poco de cultura e historia a la gente que pasa por el lugar.

“Queremos que este mural tenga algo de contenido”, define la artista.

A veces, “me cuesta un poco realizar todo este trabajo sola y se me complica cuando tengo que trasladar un andamio o cosas que son demasiado pesadas”; pero, “el reconocimiento de la gente tiene mucho más valor” y alivia todos estos esfuerzos.

Gisel reconoce que para que el paredón del cementerio quede terminado de la mejor manera posible, la gente de la Municipalidad de Reconquista se encargó de limpiarlo con una hidrolavadora para sacar el musgo que tenía esta pared y; en algunas partes, también tuvieron que hacer el revoque para que luego se pueda pintar”. Una vez que este paredón haya quedado terminado, desde la Municipalidad se comprometieron a pasar un material adecuado para que la pintura se mantenga impregnada en esta pared.

Una de las claves básica que garantiza un buen trabajo sobre los paredones depende, en gran parte, de que se realice una adecuada limpieza sobre la superficie donde se va a plasmar la imagen. “Esto es fundamental para que el dibujo quede bien presentado sobre las paredes”, señala Gisel.

ALGUNAS HUELLAS

Con anterioridad a este trabajo que se está haciendo en el cementerio, Gisel dedicó gran parte de su tiempo a pintar varios paredones que le pidieron distintos partidos políticos; y en San José del Rincón dejó plasmada una imagen sobre una pared que es “muy emblemática” para toda la población. Se trata de un espacio que contaba con inscripciones militares y desde hace tiempo los lugareños pedían que alguien la arregle para cambiarle un poco la cara.

Este trabajo “es uno de los que mayor satisfacción me dio”, reconoce Gisel. Y agrega que al viajar en otra oportunidad a Rincón, mejoró un paredón que está ubicado sobre la costa en el mismo momento en el que se estaba realizando el triatlón.

Cuando terminó esta competencia, “me llamaron y me entregaron una distinción. Esto, realmente, es algo que no me lo esperaba. Además, la gente me saludaba como si me conociera de toda la vida”, cuenta con satisfacción.

Para Rosso, el contexto y los sentimientos que despierta cada lugar en el que concreta una pintura es un elemento primordial a la hora de inspirarse frente a una pared para ver qué pintar y de qué manera hacerlo. Por lo general, “intento transmitir imágenes que tengan que ver con la libertad interior de las personas”.

LLEVAR EL ARTE A LA GENTE

Gisel también pinta cuadros; sin embargo, reconoce que su principal inclinación está vinculada con los murales. Es que “los cuadros están más relacionados con un público limitado que puede acceder a un lugar donde se exponen. En cambio, “como el mural tiene una mayor dimensión impacta mucho más y por medio de esta obra es como que se puede llevar el arte a la gente que hasta ese momento no había podido acceder”, manifiesta Gisel tras reconocer que para pintar un mural hay que conocer adecuadamente las dimensiones para generar la profundidad necesaria y que las personas tengan la posibilidad de ingresar al mural y recorrer todo el dibujo.

“Hay que ser una observadora muy minuciosa”, a pesar de que en la actualidad “estamos muy acostumbrados a mirar sin prestar atención en los detalles”.

Para esta joven artista, sería interesante que se incentive este tipo de actividades culturales para que toda la región conozca las cosas que se están realizando en distintas localidades de la provincia. Sostiene que “hay que tener en cuenta estas propuestas innovadoras para que surjan alternativas que nos conduzcan a realizar un cambio” en distintas zonas de la provincia y del país.

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El paredón del cementerio de Reconquista “es muy imponente”, tiene 400 metros de largo por 10 metros de alto.

LA TRAYECTORIA DE UNA ARTISTA

Gisel Rosso tiene 23 años y nació en Salta. Al tiempo, arribó a la ciudad de Tostado (departamento 9 de Julio) y desde hace 10 años está viviendo en Reconquista (departamento General Obligado).

Luego de recibirse de artista plástica, realizó la ilustración del libro “Los Zorritos Traviesos” de Hugo Gutiérrez; después transitó por Córdoba, donde se relacionó con artistas de la zona y logró perfeccionarse un poco más. Luego retornó a Reconquista, donde continuó cursando distintos estudios relacionados con otras temáticas; sin embargo, el arte es lo que siempre volvía a su vida.

Trabajó con los adultos mayores en un Programa Nacional “La Experiencia Cuenta” en la Secretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad de Reconquista, donde junto a los adultos mayores pintaron distintos murales. Luego trabajó en la Secretaría de Gobierno, en el área joven; y en promoción del Presupuesto Participativo.

También dictó clases de dibujo en el Centro de Día Sonrisas y dio clases particulares; pintó murales en la Estudiantina Olímpica, que realizaron cuando ella cursaba el nivel secundario.

A la vez dejó imágenes plasmadas en el frente de la Secretaría de Desarrollo Social, en la fachada del Centro Nueva América (donde se comercializan artesanías de los aborígenes), en las paredes del Centro Cultural La Estación, del Club Colón de Santa Fe y en el balneario de San José del Rincón.

Tras estas experiencias, aspira a trasladarse a la ciudad de Santa Fe para poder seguir estudiando, aprendiendo y, si es posible, “avanzar en el arte -confiesa-. Porque gracias a la gente es que yo sigo con estas obras; ojalá todos les darían el valor que estas pinturas tienen”.

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en el Centro Cultural Municipal de Reconquista, esta imagen conmemora los 25 años de democracia.