Entrevista a la socióloga Alcira Argumedo

“En la crisis internacional se trata

de apagar el fuego con gasolina”

En estos términos la socióloga e investigadora del Conicet se refirió a las políticas con las que intenta salir de la recesión. En su visión, “eso genera menos demanda y profundiza la catástrofe”, aseguró.

De la redacción de El Litoral

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Esta reconocida intelectual de las ciencias sociales, recientemente electa diputada nacional por el Proyecto Sur, visitó nuestra ciudad para hablar sobre “Crisis nacional e internacional”. En sus años como investigadora se ha especializado en los problemas sociales de América Latina y de nuestro país. En un diálogo con El Litoral expuso las alternativas que plantea Proyecto Sur para salir de la crisis, la importancia de fomentar una integración latinoamericana, el rol de la oposición y las expectativas ante el llamado a diálogo por parte del gobierno nacional.

Asumir la oposición

—¿Qué evaluación hace de las últimas elecciones, que les han dado un buen resultado en Capital Federal?

—Fuimos emergentes de una parte de la población que está harta de esta política de dobles discursos, corrupción y traiciones. Fuimos creíbles en un doble sentido: tenemos un proyecto que se viene elaborando hace un tiempo y muchos de los referentes de Proyecto Sur tienen una historia de coherencia. Esa especie de expectativa social sumada a esta propuesta hicieron que haya un espacio posible.

—¿Cuál debería ser el rol de la oposición en un momento de crisis como el que estamos pasando?

—Por una parte, garantizar la gobernabilidad -a nadie le conviene que haya una crisis de gobernabilidad- y, al mismo tiempo, ir presionando desde el Congreso y desde la actividad política para tomar medidas que permitan superar la crisis.

—¿Cómo puede caracterizarse esta crisis de orden internacional?

—A nivel mundial es una crisis de sobreproducción por carencia de demanda. Si se conjuga una concepción neoliberal con una revolución tecnológica -que ahorra mano de obra-, se produce esta catástrofe; con una reconversión salvaje y una brutal desocupación, que no fueron efectos colaterales no queridos, sino objetivos intrínsecos como la mejor forma de disminuir los salarios. Hay que tener en cuenta algunos datos: desde antes de la dictadura militar había un 7% de la población debajo de la línea de la pobreza, que pasó al 56% en el 2002 y ahora estamos rondando el 40%. En términos de desocupación pasamos del 3% al 21% de desocupación y 20% de sub-ocupación, que es desempleo disfrazado. La mitad de la población ocupada está en negro y con bajos salarios.

Frente a la crisis

—¿Cómo se supera esta crisis?

—Una crisis de producción por carencia de demanda sólo puede resolverse con la redistribución a gran escala de la riqueza social. Por eso estamos planteando los caminos de esa distribución y un nuevo proyecto de país, que sea capaz de incorporar las tecnologías avanzadas, pero no de manera salvaje, sino para generar una propuesta de alta integración social, en el marco de un proceso de integración latinoamericana.

—¿Qué posibilidades hay de superar esta crisis con casi la mitad de la población pobre?

—Una de las cosas que planteamos es el impulso de ciertas áreas que tienen la capacidad de gestar puestos de trabajo. Por ejemplo: la idea del tren para todos. Con sólo 4.000 millones de dólares -y digo “sólo” porque este gobierno estuvo dando cada año 10.000 millones de dólares en subsidios a la British Petroleum, la Barrick Gold, Techint, etc.-, se pueden reconstruir entre 18.000 y 20.000 kilómetros de vía. Eso genera miles de puestos de trabajo, dinamiza las economías regionales y potencia el desarrollo científico-tecnológico. Otros temas a desarrollar son la flota y la aeronáutica. En el mediano plazo, ninguno de nuestros países es viable si no lleva adelante un proceso de integración latinoamericana. Se pueden crear líneas aéreas, flota mercante y sistemas satelitales de telecomunicaciones latinoamericanos porque tenemos un potencial científico-tecnológico muy importante.

—¿Alguna otra alternativa?

—Eso se combinaría con la promoción de empresas sociales de calidad, tomando la experiencia de las empresas recuperadas que demostraron que podían ser competitivas sin disminuir el costo salarial, sino eliminando el costo empresario. Sólo las empresas públicas y las sociales están en condiciones de incorporar tecnología disminuyendo la jornada laboral y no echando gente. También es necesario extender a los sectores más desprotegidos algunos de los beneficios de los sectores privilegiados, a lo que se le suma la necesidad de aumentar el salario de jubilados y pensionados. Todo esto genera una demanda, que es la forma de inyectar recursos en la población, dinamizar y salir de la crisis. Acá se está haciendo al revés: se está tratando de apagar el fuego con gasolina. Frente a la crisis, las empresas reducen el personal o bajan los salarios. Eso genera menos demanda y profundiza la crisis. Para lograr todo esto que menciono -y ahí está la clave- tenemos que recuperar los recursos propios. Es una locura seguir regalando a las grandes petroleras, mineras y energéticas rentas que rondan los 20 a 30 mil millones de dólares.

Críticas y expectativas

—Ya que nombró las mineras, ¿qué opina sobre el hecho de que las universidades reciban fondos de la Alumbrera?

—Una verdadera aberración. La minería a cielo abierto es una de las explotaciones más aberrantes: contamina las fuentes de agua y el aire. En 8, 9 años dejan un desierto. Uno de los aspectos más valiosos de las universidades argentinas fue la autonomía respecto de los gobiernos y de las grandes corporaciones. En una reformulación que vamos a plantear de la Ley de Educación Superior, va a estar prohibido recibir subsidios de las grandes corporaciones porque es el coloniaje mental en su expresión más vergonzosa.

—¿Cuál es su opinión respecto del llamado al diálogo por parte del gobierno nacional?

—Es bueno que el gobierno haya hecho una convocatoria después de tanto tiempo de enclaustramiento en sus decisiones. El interrogante es qué va a salir de esto; no se sabe si no es un patear la cosa para adelante. Nosotros vamos a ir con las mejores intenciones a plantear cuáles son los temas más críticos que tiene que afrontar el país. Ya veremos de qué se trata.

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“Sólo las empresas públicas y las sociales están en condiciones de incorporar tecnología disminuyendo la jornada laboral y no echando gente”, señaló Argumedo.

Foto: Luis Cetraro

/// la figura

Su trayectoria

La socióloga Alcira Argumedo es una prestigiosa intelectual argentina, reconocida en toda América Latina. Fue recientemente electa en Capital Federal como diputada nacional de Proyecto Sur. Justamente es una de las socias fundadoras de este partido y amiga cercana de Pino Solanas, el máximo referente.

Tras años de exilio, regresó al país y profundizó sus estudios sobre la realidad social y política de nuestro continente. Publicó varios libros y recibió numerosos premios por su labor académica. Actualmente se desempeña como profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y miembro del Conicet.