A pedido de la fiscalía

Está libre el bombero que mató a un ladrón

De la Redacción de El Litoral

El bombero de 39 años que la semana pasada mató a un delincuente en un intento de robo a mano armada, recuperó la libertad ayer, tras un dictamen favorable de la fiscalía de turno para otorgarle ese beneficio. Aunque está acusado de “homicidio en exceso de legítima defensa”, el imputado “no tiene antecedentes penales”, valoró la representante del Ministerio Público.

El juez de Instrucción Cuarta, Rubén Eduardo Saurín, ordenó ayer concederle la libertad a Walter Acosta, el policía que trabaja en la Agrupación de Bomberos Zapadores de la Unidad Regional Uno. No obstante, el proceso continuará su curso para determinar el grado probable de responsabilidad penal que le cabe al imputado.

El martes pasado, Acosta le disparó con su arma reglamentaria a Nicolás Martín Sluys, un presidiario de 31 años que gozaba de una “libertad condicional” desde abril y que con un revólver calibre 22 entró a robar a su negocio.

La fiscal Nº 5, Elena Monras de Perticará, presentó el viernes un “requerimiento fiscal favorable” para que el funcionario público pueda recuperar la libertad.

Para la funcionaria, aunque el juez considere que se cometió el delito de “homicidio en exceso de legítima defensa”, la falta de antecedentes penales y las circunstancias en que se dieron los hechos, hacen presumir que su libertad no implicará un riesgo para la causa.

Acosta, que lleva 20 años de carrera en el cuartel de Bomberos, reconoció el hecho ante el juez Saurín y explicó que lo hizo “como último recurso, cuando vio peligrar su vida”, indicó una fuente cercana.

El trágico hecho sucedió el martes pasado en horas de la tarde, cuando ya estaba oscuro, en un local de fotografía ubicado en avenida Peñaloza al 7000, en el barrio Las Flores. En ese lugar la policía incautó, además del cadáver, un pistola 9 mm marca Browining, reglamentaria; y un revólver calibre 22 mm que portaba el delincuente.

La autopsia reveló que la víctima fatal tenía dos disparos; uno en el hombro y el otro en pleno rostro, este último fue el que le provocó la muerte casi inmediata.