Comenzaron a colocar los carteles que les dan nombre

Las calles de barrio El Pozo empiezan a tener identidad

La nomenclatura de las calles en el barrio costero es una realidad. Personalidades de la ciencia y destacados honoris causa de la UNL son algunos de los nombres elegidos. Cuando se inaugure la obra, los vecinos recibirán material informativo sobre cada uno de ellos.

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Con los carteles, llegar a un domicilio o ubicarse será más fácil para los vecinos del barrio o quienes vayan de visita. Es que ya que no habrá que preguntar por apellidos o guiarse por indicaciones.

Foto: Gentileza MCSF

Prensa MCSF/ Redacción El Litoral

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Transcurría el año 2001 cuando un grupo de docentes y alumnos de la escuela Juan Manuel de Rosas tuvo la idea de ponerle nombre a las calles de barrio El Pozo. Un número importante de vecinos e instituciones, así como de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral, apoyaron la iniciativa y elaboraron un proyecto que fue presentado en el ámbito de la Municipalidad.

La propuesta presentada por entonces generó interés en la actual gestión municipal y derivó en que sus impulsores sean convocados a trabajar en conjunto. Y el resultado fue muy bueno: el año pasado el Concejo Municipal aprobó por unanimidad la denominación de calles en El Pozo, tras el largo proceso de participación y movilización ciudadana llevado a cabo, y por estos días la Municipalidad se encuentra colocando los carteles con la nomenclatura de las calles.

Los nombres

Las organizaciones y vecinos de El Pozo, junto a representantes de la Universidad Nacional del Litoral, coincidieron en que la nomenclatura de las calles y de los espacios públicos debía recuperar la historia y la memoria cultural de Santa Fe y su elección favorecer la participación democrática.

Fue con esas intenciones que se llevaron a cabo numerosas reuniones en la escuela Juan Manuel de Rosas para avanzar sobre la iniciativa. De las mismas, además de vecinos, participaron representantes de la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, de la escuela Nº 1.317, de la cooperativa de la escuela Julio Migno, del centro de acción familiar Nº 18, del Jardín de Infantes Nº 150, del Centro de Jubilados y Pensionados Nacionales, de la asociación vecinal El Pozo, de la asociación cultural, civil y comercial de la Costa y de la cooperadora policial.

Los nombres seleccionados están relacionados con la creación e institucionalización de la UNL, como Alejandro Greca, Pablo Vrillaud, Mariano Tissembaum, Rector Pedro Martínez, Rector Cortés Solís Plá, Julio Antonio Busaniche; con los precursores de la ciencia en Santa Fe, como Aldo Mieli, José Babini, Celia Ortiz de Montoya, Marta Samatán y Fray Buenaventura Suárez; y con los honoris causa Adolfo Bioy Casares, Ricardo Rojas, Luis Giménez de Asua y Luis Federico Leloir. A pedido de la comunidad educativa del jardín de infantes Nº 150, también fue incluido el nombre de Rosario Vera Peñaloza.

Por último, cabe señalar que cuando se inauguren los trabajos, los vecinos recibirán una cartilla elaborada por la Municipalidad con la biografía de cada una de las personalidades que dan nombre a las calles.

 

De paraje a barrio

Territorialmente, el origen de El Pozo se remonta a la historia de un paraje que pertenecía al Ferrocarril Francés. El complejo habitacional original comenzó a construirse en 1973 para ser destinado al personal de las fuerzas armadas. Pero en 1976, con el golpe militar, las obras se paralizaron y el lugar estuvo abandonado durante años.

En 1988 el complejo fue concluido y se comenzaron a adjudicar las viviendas a través de un sorteo. Así, el barrio fue cobrando vida poco a poco y una vez construidas las defensas se inició la edificación con bloques de premoldeado.

La creación de una escuela secundaria, de una primaria y de un jardín de infantes fueron la consecuencia del crecimiento poblacional. Con ello, también se hicieron espacios recreativos y algunas modificaciones urbanísticas y recreativas.

La llegada del megamercado frente al barrio favoreció los servicios de accesos y gas.

Resta decir que hace unos meses, la comunidad educativa de la escuela Juan Manuel de Rosas, ubicada en el corazón del barrio, pudo concretar la finalización de una obra que estaba paralizada desde hacía más de 10 años: el gimnasio deportivo y de usos múltiples. Ello fue posible gracias a los montos que el establecimiento recibió del Fondo de Asistencia Educativa (FAE).