EDITORIAL

Las finanzas en un cuello de botella

En el marco de la crisis económico-productiva y la sostenida retracción de recursos, que han producido un déficit de más de 500 millones de pesos en el primer semestre del año, la provincia se enfrenta oficialmente al fantasma de la cesación de pagos.

Hasta el momento, la administración provincial debió primero utilizar la reserva de fondos disponibles para afrontar las obligaciones corrientes. Luego reprogramó obras públicas para no tener que suspenderlas y, a la vez, evitar el rojo. Tras varios meses, la situación está lejos de mejorar. Por el contrario, los últimos datos difundidos registran una caída en la recaudación propia superior al 9 %, y una merma del 14 % en la coparticipación federal. Mientras tanto, el proyecto de reforma tributaria alentado por el oficialismo que, con la aspiración de establecer “correctivos” en pos de la equidad, esperaba mejorar la percepción de fondos, fue bloqueado airadamente desde la oposición.

Con la idea de llevar adelante una política de promoción social, mantener la obra pública como generadora de empleo y aporte a la infraestructura, actualizar salarios y regularizar agentes públicos; y, además, atender las imperiosas demandas de municipios y comunas, el gobierno provincial quedó atrapado al fin en el cuello de botella de la escasez, y sin muchas opciones -ni colaboraciones- para ensanchar el incómodo pasaje.

Mientras el primer mandatario provincial reconocía que, de mantenerse este panorama, podía haber dificultades para afrontar el pago del aguinaldo -o, en su defecto, las obligaciones con proveedores y contratistas-, se comenzó a trabajar en alternativas que generen recursos. Impedidos de avanzar con una reforma integral, descalificada de antemano como pretendido “impuestazo”, funcionarios y legisladores estudian retoques en las exenciones, actualización de avalúos fiscales y alguna modificación en ingresos brutos para empresas no radicadas en el territorio provincial.

En todos los casos, se trata de medidas de escaso alcance, cuya máxima aspiración es conseguir un poco de alivio en un marco tan constreñido. Con lo cual, la ubicación de la única salida posible es la misma de siempre: la distribución de recursos desde la Nación, que constituyen el 60 % de los ingresos de la provincia.

Y es que, precisamente, es ese ámbito el que concentra el grueso de los fondos tributarios y los distribuye escasa y discrecionalmente, al tiempo que deja de lado políticas de promoción productiva o capaces de generar recursos genuinos para los distritos en que se desarrollen. Con la fuerte exacción que sufre nuestra provincia en particular y la falta de indicios concretos de cumplimiento de las deudas nacionales, cobra fuerza la necesidad de establecer una estrategia provincial y regional que actúe en todos los frentes y se ponga por encima de los signos partidarios y las especulaciones políticas. Esta es, probablemente, la única oportunidad para los santafesinos. Y quienes la sepulten por especulaciones de ocasión, tendrán que rendir cuenta de ello.