Publicaciones

Los franco-argentinos ante la Primera Guerra Mundial

2.jpg

El tercer censo nacional, de 1914 (a sólo dos meses de la movilización general de la Gran Guerra), indica la presencia de casi 80.000 franceses en el país. Como nos señala Hernán Otero en la primera parte de “La guerra en la sangre”, la inmigración francesa, desde el punto de vista social, se encontraba en una situación entre los grupos extranjeros de carácter popular (como los españoles e italianos) y los grupos de elite (como los británicos). “Ese carácter intermedio derivaba de una composición muy heterogénea que englobaba desde empresarios y cuadros técnicos de las empresas de ferrocarril y de las casas comerciales de importación (principalmente de vinos y licores, procedentes de Bordeaux) y exportación, hasta grupos muy modestos como los artesanos y el servicio doméstico”.

La relativa menor presencia numérica de esta comunidad contrasta con su vitalidad en la creación de periódicos, de la primera sociedad mutual del país (en 1854, L’Union et Secours Mutuels), y del centenar de asociaciones de socorros mutuos conformadas hacia 1914. “La solidez de este entramado se completó con la creación de la Cámara Francesa de Comercio de Buenos Aires y del Banco Francés del Río de la Plata, segundo banco privado nacional por el volumen de los créditos hacia principios de la década de 1910”.

¿Cuál fue el impacto de la Gran Guerra de 19114-1918 en nuestro país y en la comunidad francesa? ¿Aceptaban y apoyaban todos la neutralidad de Yrigoyen? ¿Qué llevó a miles de extranjeros y argentinos a responder los distintos llamados lejanos de movilización militar o, por el contrario, a rechazar el “impuesto de sangre”? Precisamente , con el fin de reducir la considerable ausencia de respuesta a la movilización militar, el gobierno francés dispuso en 1915 “que los omitidos que no se presentasen espontáneamente “serían asimilados a los insumisos en tiempos de guerra’. Para garantizar el cumplimiento de esa directiva, los consulados establecieron listas de omitidos a partir de la declaración de los interesados (o de sus padres, cuando eran menores), y de oficio, es decir, sobre la base de los casos conocidos por los funcionarios y las denuncias recibidas”.

Así, Hernán Otero, va analizando las situaciones, decisiones gubernamentales, el rol de los diplomáticos, el rol de la mujer, los conflictos consulares, los sistemas de información y las angustias de miles de personas que avizoraban las consecuencias dramáticas de la guerra en su patria originaria y en sus familiares y amigos europeos. Publicó Sudamericana.