CULTURA

La herencia  del violín folclórico

La herencia del violín folclórico

Leandro “Lele” Lovato es cantante y violinista. Nacido en el sur santafesino, hoy recorre con su virtuosismo los escenarios de todo el país, que lo tienen como uno de los artistas preferidos.TEXTOS. SILVIA MUGICA. FOTOS. FLAVIO RAINA Y EL LITORAL

Nació un 3 de agosto de 1977 en Granadero Baigorria, provincia de Santa Fe, y en la actualidad vive en Funes. Pero proviene de una familia santiagueña, y es por eso que Leandro Lovato no niega esas raíces que se hacen visibles en su música. Convincente, afirma que su familia es la responsable de que la chacarera sea su medio de expresión.

Enseguida que se anotició de la entrevista con Nosotros, se mostró entusiasta y predispuesto a manifestarse desde el alma. Y así habló con un tono sereno, seguro de cada una de las palabras que salen de su boca.

Leandro se define como una persona exigente, de buen corazón y dueño de un carácter que a veces lo hace “explotar”. Dice que se enamoró apasionadamente, que cuando ama se entrega totalmente y que no ha tenido experiencias desagradables ni ha sufrido por amor.

Cuando muchos pueden pensar que un autor musical canaliza experiencias propias en letras de sus canciones, Leandro asegura que en cada una de sus composiciones llega, no por propias vivencias, sino por una necesidad de expresarse a través de historias de amigos o por propia observación.

- ¿Cuáles son los disparadores que te llevan a la inspiración?

- Soy un eterno enamorado de los escenarios agrestes, por sobre todas las cosas; me provocan mucha emoción aquellos que son por parte desérticos pero con tanta mística, donde el silencio es música, donde las leyendas viven y los misterios los podemos palpar y contar como experiencia propia; soy un apasionado particularmente de los paisajes y los lugares pintados por la mano de Dios.

Violín santiagueño

El primer tema que compuso fue el gato “Más que fiestero”. Afirma que éste es uno de sus ritmos preferidos a la hora de la creación, ya que lo hace pensando en los bailarines. “Cierro los ojos y me imagino un patio de tierra, el bailarín conquistando a la dama, demostrándole destreza y habilidad, y cortejándola”, cuenta. Pero, además, entre sus obras se encuentran también temas como “Rumor de Salamanca” (letra de Juan Carlos Carabajal), “Cuna, duende y misterio” (que habla de Salavina), “El saltarín”, “Infinito amor”, entre otros.

Lleva en su brazo tatuado el violín de Sixto Palavecino, como símbolo de su amor y admiración por quien él llama su ídolo, su guía musical.

- ¿Qué significa Sixto Palavecino para vos?

- Sixto es un grande, es más que un músico, es un decidor, un incansable defensor de la lengua quichua, de nuestros originarios. Es una persona que tiene en claro muchos conceptos que tienen que ver con nuestra identidad, con nuestra raíz, con lo que somos.

- De acuerdo a la ideología de don Sixto, tomás el compromiso de andar por los caminos llevando el mensaje de nuestra tierra, nuestras poesías, nuestra música...

- Leandro Lovato jamás va a ocupar un trono que es de Sixto Palavecino, lo aclaro siempre porque no me interesa. Y a cualquiera de los chicos que estamos tocando el violín nos queda gigante ese trono, ya que la forma musical y el estilo de tocar de Sixto, sacherito, sin técnica, es único; él es un creador y es responsable absoluto de una incorporación natural de la chacarera en el timbre del violín. Sixto es un gigante, es mi ídolo, mi guía.

Un lugar privilegiado

- ¿Encontraste tu lugar en el mundo?

- Mi lugar en el mundo es Funes, donde vivo en la actualidad. Tenemos un río que no lo tienen muchos lugares del mundo, tenemos muy cerca a las principales ciudades -Córdoba, Capital Federal- pero vivimos al ritmo de un pueblo. Es el lugar donde me siento cómodo, vivo en un pueblo y estoy cerca de Rosario, cerca de las grandes ciudades, tengo las barrancas del Paraná a veinte minutos de mi casa, tengo las islas... estoy en un lugar privilegiado. Estratégicamente y geográficamente, éste es mi lugar en el mundo.

Un día cotidiano en la vida de Leandro se resume junto a su familia. Cuando el artista no se encuentra trabajando de gira por los escenarios del país, disfruta de los paseos con sus hijos, de ir a los juegos, ya que -como él mismo confiesa- “yo soy medio chico también, porque disfruto de los juegos a la par de mis hijos”.

También prefiere ir al cine, y confiesa que en sus ratos libres tiene como hobbie la fotografía. Le gusta mucho disfrutar de los diseños de las casas, de los árboles, y cuenta: “en mi casa tengo un hornerito, tengo un pino que es visitado por pájaros carpinteros y desde donde las palomas me despiertan, por eso digo que soy un privilegiado, vivo donde quiero estar”.

Al hablar de sus hijos Santiago, Luna y Francisco, se le ilumina el rostro, dice que la enseñanza que le quiere dejar es valorar las cosas pequeñas, el plato de comida de cada día, y todo aquello que él les puede brindar. Se dedica a seleccionarle los dibujos animados, educativos y no agresivos, de manera de inculcarles valores también a través de ellos.

Sobre el final de la charla, Leandro habla de uno de los objetivos que se propone: “Uno muy ambicioso que deseo alcanzar es vivir una etapa que mis abuelos y padres me contaron, que fue cuando se agotaron los bombos y las guitarras en nuestro país, y se cantaba el folclore mientras en el mundo estallaba el fenómeno Beatles; no había ningún problema y convivían los dos fenómenos. Quiero ser parte de un movimiento en donde se agoten las guitarras, donde se cante folclore y donde no te bajen las persianas los medios masivos por ser folclorista”.

Sin rótulos, desde la simplicidad, Leandro dejó en cada una de sus palabras su alma al desnudo, entregando su sentir más íntimo y sin contradecir el mensaje musical que brinda y celebra en cada escenario que lo tiene como protagonista. Un verdadero exponente de lo genuino, que nos representa a través de la dulzura expresada en cada nota que regala la magia de su violín.

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Leandro con Joel Tortul en una de las lunas de Cosquín.

El camino artístico

Hasta el año 1997 la carrera de Leandro Lovato transcurre junto a la familia, formando parte de eventos solidarios. Más tarde es convocado por Tamara Castro, quien lo invita a integrar su banda. Luego acompañó al Chaqueño Palavecino, a Los Carabajal, entre otros artistas, como músico invitado, para más tarde tomar la decisión de proyectarse junto a sus hermanos con una propuesta que hoy en día lo sube a los escenarios más importantes de nuestro país.

En octubre de 2001 editó su primera obra discográfica, “Herencias”, con invitados de la talla del maestro Sixto Palavecino y Tamara Castro. A fines de 2003 presentó su segundo disco, “Donde mueren las palabras”, y en octubre de 2005 su material discográfico “Latidos”.

En enero de 1997 es “Consagración Cosquín 2007”, premio otorgado por la comisión del más importante festival folclórico de Argentina.

En marzo de 1997 se edita “Por la misma huella”, el disco homenaje a Sixto Palavecino. Actualmente está presentando su nuevo CD, “Emociones”.

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Con Raly Barrionuevo en la Fiesta Nacional del Ferroviario, en Laguna Paiva.