Coyuntura

La debilidad es estructural

Señales contradictorias de las Pymes industriales. Repunta la confianza, pero las ventas caen y son pocos quienes quieren invertir. En tanto, la productividad retrocedió en la última década.

Félix Canale

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A mediados de agosto, la Fundación Observatorio Pyme, entidad que trabaja con el patrocinio de la UIA y la dirección académica de la Universidad de Bologna, presentó en Buenos Aires su informe anual, que registra el pulso de las pequeñas y medianas empresas industriales de la Argentina.

Como siempre sucede en este tipo de actividades, una forma de medir el interés que despiertan es por la cantidad de asistentes, que en este caso superó la cifra de 500, en su mayoría empresarios, además de un número considerable de funcionarios gubernamentales.

Entre esos funcionarios hubo varios, con rango ministerial, del interior del país. En lectura lineal, surge que son las provincias las más interesadas en contar con instrumentos estadísticos para, en principio, entender la problemática de sus respectivas industrias. De allí, los apoyos provinciales a la creación de Observatorios Regionales de la fundación.

En segunda lectura, aflora la orfandad de datos nacionales confiables, que permitan a las provincias delinear estrategias. Y, entre líneas, asoma el apremio por que alguien se ocupe de caracterizar la problemática estructural de las Pymes industriales argentinas, ya que a quienes se les paga para esa tarea sólo tienen respuestas espasmódicas y de dudosa eficacia. Los casos de Mahle Rosario y papelera Massuch son ejemplos.

Desempeño y ventas

Entre las primeras conclusiones del informe figura que las pequeñas y medianas empresas industriales mejoraron consecuentemente su desempeño entre 2001 y 2007. Pero en 2008 el signo cambió. Sólo 65 % de ellas experimentó una evolución positiva en su nivel de actividad -crecimiento normal o acelerado- cuando durante el año anterior este porcentaje ascendía a casi el 80% de las firmas.

Este cuadro estadístico se da dentro de una situación bivalente o, incluso, contradictoria, ya que a partir de noviembre de 2008 los empresarios Pymes muestran mayor confianza, tanto en la situación actual de sus compañías como en las expectativas a futuro.

Pero, en tanto, el análisis del Observatorio indica que, “por primera vez desde 2002, en 2008 cayeron las cantidades vendidas y el empleo de las Pymes industriales”. En lo que se refiere a ventas, en el segundo trimestre la retracción fue de 3,5, para un acumulado interanual de -13,8 %.

En buena medida, este retroceso puede imputarse a la progresiva pérdida en la participación de mercado frente a las importaciones, ya que, en promedio, el 24,3 % de las firmas sufrió esta tendencia. En el total, los rubros más afectados (por sobre el promedio) fueron textiles, prendas de vestir, cuero y calzado (-51 %), aparatos eléctricos, electrónicos e instrumentos de precisión (-39,5 %), maquinaria y equipo (-33,7 %), productos de caucho y plástico (-31 %) y automotores y autopartes con 30 por ciento.

Y aquí surge otra bivalencia: durante el segundo trimestre de 2009, indica el informe del Observatorio, el 40 % de los industriales Pyme manifestó haber registrado una caída en la facturación de sus empresas. Pero tal dato implica una mejoría con respecto al trimestre anterior, cuando esa proporción era del 66 por ciento.

La estructura

Ya en 2007, en el informe anual del Observatorio (ver El Litoral, 26 de marzo de ese año) Vicente Donato, director de la Fundación y vicedirector de la universidad de Bologna, (representación Buenos Aires), exponía la existencia de una fractura en los ritmos de crecimiento durante 2006, según se tratase de Pymes medianas, o con menos de 50 empleados. Estas últimas comenzaban a perfilarse como perdedoras, pese al auge económico de aquel momento.

Pasaron 32 meses desde esa advertencia, ningún despacho oficial tomó nota de la misma, y hoy la situación está al límite. En el informe, cerrado en el segundo trimestre de 2009, el Observatorio no evalúa la proporción de pequeñas empresas que influyen en las tendencias negativas. Tal vez, porque estructuralmente el problema es mucho más grave.

Textual: “La productividad laboral de las Pymes industriales está estancada desde hace una década. La brecha continúa creciendo entre las grandes industrias y las Pymes. Entre 1997 y 2008, el promedio de productividad del total de industria creció 31,7 %, mientras que el de las Pymes retrocedió 3,4 %”, indica el informe.

La inferencia es clara: la culpa ya no sólo es atribuible a la oficialmente execrada década de los ‘90. Desde 2003 hubo un supuesto modelo que funcionó, mientras el viento exterior empujó las tasas chinas. Pero, aun así, no se trazó una política de largo plazo para afianzar a las Pymes industriales. Sencillamente, nunca hubo un plan.

En el acto de presentación del informe, el presidente de la UIA, Héctor Méndez, dijo que “conocer la actualidad y las perspectivas de las Pymes es una herramienta imprescindible para la elaboración de políticas públicas”. Una verdad de manual, que parece no llegar a oídos del gobierno central.

En tanto, durante el segundo trimestre de 2009, el 54 % de los industriales Pyme expresó haber reducido el plantel de personal de su empresa, con respecto al trimestre anterior. En términos interanuales, esa caída laboral fue de -7,7 por ciento.