en Rosario

Trabajadores toman la usina Sorrento

Unos 50 empleados, alineados en Luz y Fuerza, que están de paro por tiempo indeterminado, denunciaron que Sergio Taselli, actual dueño de la central, quiere vender el predio para destinarlo a desarrollos inmobiliarios. El sindicato reclama que la usina sea estatizada.

De la corresponsalía de Rosario

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La usina Sorrento de Rosario puede tener un destino similar al de la autopartista Mahle. El actual dueño de la central térmica, ubicada en pleno barrio Sarmiento, Sergio Taselli, pretende vender el predio de la generadora de energía para destinarlo a inversiones inmobiliarias. El gremio de Luz y Fuerza, que tomó la usina y mantiene un paro por tiempo indeterminado, reclama la intervención estatal, por lo que tienen agendada una reunión con el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, quien hace más de tres años tenía un proyecto para repotenciar la usina que actualmente tiene una capacidad de 150 megawatts, que nunca se llevó adelante.

Esta semana el antiguo edificio de la usina, enclavado a unos metros del parque Alem, apareció con varios carteles y banderas con leyendas que expresaban el malestar de los 50 trabajadores que actualmente posee la central. “Taselli vaciador”, denunciaron los empleados que tomaron el predio por tiempo indeterminado con un cartel de unos diez metros que colgaron de una chimenea.

El reclamo explotó luego de que se cayeran las negociaciones con la empresa en el marco de las paritarias que se comenzaron llevar adelante hace unos cuatro meses. En mayo pasado, el sindicato y Taselli habían acordado que la firma pagaría un incremento salarial del 20 por ciento a partir de setiembre, pero las negociaciones se cayeron después de que la gerencia de la empresa desconociera el acuerdo y ofreciera según remarcó a El Litoral Alberto Botto, secretario gremial de Luz y Fuerza una cifra no remunerativa de 300 pesos en concepto de ajuste salarial para todo 2009.

Luz y Fuerza argumenta que las intenciones de Taselli esconden otro objetivo, que es el desmantelamiento de la usina para vender el predio con destino al desarrollo de inversiones inmobiliarias. La zona es muy demandada para ese tipo de emprendimientos, no sólo por su vecindad con el río, sino también por el repunte que protagonizó ese sector de barrio Sarmiento tras la instalación del shopping Portal de Rosario. “Taselli quiere vender el predio, que actualmente se cotiza en varios millones de dólares. Y hay versiones que dicen que ya tiene posibles compradores”, aseguró Botto.

Paquete accionario

Después de que Taselli adquiriera la usina en 1995 la composición accionaria de la compañía quedó integrada de la siguiente manera: el empresario posee el 70 por ciento de la usina, mientras que el resto es compartido por la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (20 por ciento), y los trabajadores (10 por ciento), a través el régimen de propiedad participada. Desde 1983, cuando era estatal, Sorrento venía produciendo a razón de 150 megavatios diarios, pero un gran desperfecto en su generador principal la obligó a salir de servicio en enero de 2007. A fines de 2008 se reactivó, pero ya nunca funcionó con toda la potencia.

Juan Alfredo Romero, secretario general del gremio en Rosario, adelantó que en los próximos días pedirán una reunión al gobernador Hermes Binner para explicarle la situación. Los sindicalistas harán lo mismo con el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, a quien le trasladarán el planteo de que el Estado debe impedir que se deje de generar energía en Sorrento. Hace tiempo que en ese Ministerio manejan un plan de “rescate” para la central, según confiaron desde Luz y Fuerza. La idea inicial del Estado nacional era incrementar la potencia de la central térmica a 500 megawatts. Pero para lograr ese objetivo era necesario una inversión de unos 10 millones de pesos.

Actualmente, la usina mantiene una deuda millonaria con la Municipalidad. Hace dos años la Corte Suprema de Santa Fe ordenó a la central pagar a la Municipalidad una deuda de 15 millones de pesos por negarse a abonar una tasa de contribución incluida en las facturas de gas.