La polémica por el caso Latorre

Cullen: las bancas no

son de los partidos

El constitucionalista aseguró que la elección directa de los senadores convierte a éstos en los titulares del escaño. Y que no pueden ser removidos por cambios de posición política.

De la redacción de El Litoral

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Más allá de sus efectos futuros y electorales, la tormenta política desatada por la ruptura entre Carlos Reutemann y Roxana Latorre impactó fuertemente en el entramado institucional. No es para menos, cuando uno de los tres senadores nacionales que representan a la provincia de Santa Fe llegó a pedirle a otra que renuncie a su banca, invocando la ruptura de su contrato electoral. Como si de una especie de “rebelión” se tratase, la legisladora aseguró que seguirá en su banca, salvo que el propio Senado la destituya.

Esto habilitó la discusión sobre representación, sobre legitimación para reclamar una decisión de ese tipo e incluso la vieja cuestión de a quien pertenecen las bancas: si a las personas o a los partidos, planteada y reiterada cada vez que se dio un episodio incluso en la llamada “borocotización”, o “cambio de bando” por parte de un dirigente político electo para un cargo legislativo.

La redacción del artículo 54 de la Constitución Nacional puede dar pie a interpretaciones contrarias sobre este punto, al establecer que los senadores son “elegidos en forma directa y conjunta, correspondiendo dos bancas al partido político que obtenga el mayor número de votos”.

La cuestión es si el término “correspondiendo” se aplica exclusivamente al criterio para asignar las bancas en el momento del escrutinio, o si establece una suerte de pertenencia que se extiende durante todo el mandato y que está por encima de la persona.

“Desde 2001, los senadores se eligen por el pueblo. Por lo tanto, no hay absolutamente ninguna duda de que las bancas no pertenecen a los partidos políticos”, asegura el constitucionalista Iván Cullen.

Situación transitoria

La situación era probablemente distinta hasta la reforma de 1994, cuando los senadores de cada provincia -por entonces, solamente dos- eran elegidos por las respectivas legislaturas y, necesariamente, pesaban las mayorías parlamentarias y el partido al que éstas respondían. Esta situación se mantuvo hasta 2001, con el matiz del tercer senador para la oposición, por imperio de la cláusula transitoria cuarta.

“El conjunto de los Senadores por cada distrito se integrará, en lo posible, de modo que correspondan dos bancas al partido político o alianza electoral que tenga el mayor número de miembros en la Legislatura y la restante al partido político o alianza electoral que lo siga en número de miembros de ella”, reza el texto elaborado por entonces en el paraninfo santafesino, en orden a lo que el propio Cullen -convencional constituyente de entonces- llama “el precio del Pacto de Olivos”.

Un antecedente engañoso

“De 1995 a 2001 los senadores no se eligieron: se repartieron. Porque como se conocía la composición de las Legislaturas de cada provincia, ya se sabía a qué partidos iban a corresponder los senadores. Yo denuncié ese fraude y presenté un proyecto para que la elección fuese directa desde entonces. Pero me di cuenta de que no había ninguna posibilidad cuando resolvieron formar una subcomisión que se ocupe de eso”, relató a El Litoral.

La aclaración viene al caso por algún precedente jurisprudencial que se trae a colación ahora, en el sentido de que las bancas pertenezcan a los partidos, y con el afán de utilizar ese argumento para eyectar a Latorre. Claro que esa atribución no competería, en tal caso, al Partido Justicialista, ya que ella resultó elegida por una alianza de otros partidos, llamada Santa Fe Federal (partidos que, de hecho, ya le solicitaron la renuncia).

“Cualquier ciudadano puede pedir la renuncia a un legislador, pero siempre va a ser una decisión personal de éste producirla o no. Pero a partir de 2001, en que a los senadores los elige el pueblo, está claro que las bancas no pertenecen a ningún partido, sino al ciudadano que resultó votado. La decisión de renunciar es solamente de él”.

Castells escracha a la senadora

Unos 50 manifestantes liderados por el piquetero Raúl Castells le propinaron un escrache a la casa de la senadora nacional por Santa Fe, Roxana Latorre, en la ciudad de Rosario.

En el edificio de Bv. Oroño 64, en el centro de la ciudad, frente a la costa del río Paraná, Castells (apoyado por vecinos de ese exclusivo barrio) la acusó de haberse convertido en “un Borocotó”.

En la manifestación no hubo cuestionamientos a su ex jefe político, el senador nacional Carlos Reutemann, que ayer le pidió que deje su banca en diciembre.

La vivienda de la legisladora -que renovó su mandato el 28 de junio pasado hasta 2015- tiene una custodia policial especial desde que denunciara haber sido “amenazada” por el ex gobernador. Hubo decenas de efectivos para evitar incidentes y la manifestación se llevó a cabo sin desbordes.

Etapas

Hasta 1994, los senadores eran elegidos por la Legislatura. En ese contexto, necesariamente se imponía el partido mayoritario y la voluntad de su ocasional jefe político.

De 1995 a 2001 rigió una cláusula transitoria que, si bien agregó el tercer senador para la oposición, mantuvo la selección en manos de las mayorías legislativas.

A partir de 2001, los tres senadores de cada provincia son votados por el electorado, igual que los demás cargos.

La Constitución establece que dos de esas bancas corresponden al partido más votado. La opinión más generalizada es que eso no significa que le pertenezcan por encima del propio candidato.

Reutemann en las tapas

REPERCUSIÓN: Los términos desacostumbrados que ayer utilizó el senador nacional Carlos Reutemann para referirse a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su marido Néstor Kirchner, están hoy en casi todas las tapas de los diarios editados en Buenos Aries y en algunas del interior del país.

PALABRAS: En declaraciones a LT9, el senador dijo ayer: “Si lo hicieron para bajarme de una supuesta candidatura, me importa recontra tres pitos. Que se la recontrametan en el medio del culo, así se lo digo, con todas las palabras”.

CRITICA: “Lole derrapó”.

LA PRENSA: “Reutemann se cansó y tuvo un exabrupto por una radio”.

LA NACION: “Exaltada réplica de Reutemann al gobierno”.

PAGINA 12. “Que la candidatura se la recontrametan en el medio del culo”.

BUENOS AIRES ECONÓMICO: “Reutemann: “La candidatura me importa recontra tres pitos’”.

EL CRONISTA: “Reutemann se fue de boca y denunció una operación oficialista en su contra”.

AMBITO FINANCIERO: “Portazo del Lole a candidatura del PJ”.

CRONICA: “A Reutemann se le salió la cadena: “Que se recontrametan la candidatura en el medio del c...”.

LA CAPITAL (Rosario): “Si lo hicieron para bajarme, que mi candidatura se la metan en el culo”.

LA OPINIÓN: “Desbocado, Reutemann acusó al gobierno de operar en su contra”.

El DIA (La Plata): “Reutemann sube el tono en su pelea con el gobierno”.

LA NUEVA PROVINCIA (Bahía Blanca): “Reutemann se enfrenta muy duro con el gobierno K”.