Conmoción en EE.UU. por la joven que vivió 18 años en cautiverio

Los secuestradores de Jaycee se declararon inocentes del crimen

El padrastro de la víctima dijo que ella se siente arrepentida de haber tejido lazos afectivos con su captor.

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Phillip Garrido, de 58 años, y su esposa Nancy, de 54, se declararon “no culpables” de 29 cargos en su contra por haber secuestrado desde 1991 a la entonces niña Jaycee Lee Dugard de la casa de sus padres.

Foto: AGENCIA EFE

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AFP-EFE-Télam

La pareja estadounidense acusada de secuestrar a una niña en California y mantenerla cautiva durante 18 años, durante los cuales engendró dos hijas, se declaró “no culpable” de múltiples cargos que incluyen violación.

Los acusados no hablaron en la audiencia de cinco minutos en la Corte Superior del condado de El Dorado. Ambos quedaron detenidos sin derecho a fianza y volverán el 14 de septiembre al tribunal donde enfrentan 29 cargos en su contra.

Garrido y su esposa fueron acusados -entre otros cargos- de secuestrar y violar a Dugard, hoy de 29 años, y mantenerla como prisionera en un jardín escondido de su casa rural de Antioch, 70 km al este de San Francisco.

El jueves la Policía reveló que el secuestrador, que vivía en libertad condicional como “delincuente sexual” por un delito de violación y secuestro de 1971, le engendró dos hijas a Dugard, que hoy tienen 15 y 11 años.

Nancy Garrido sollozó durante la audiencia a la que compareció junto a su marido, que no mostró ninguna emoción.

En una entrevista telefónica concedida por Phillip Garrido, éste reconoció que había sido “algo repugnante” haber raptado en 1991 a Dugard, ante la mirada de su padrastro Carl Probyn, quien todos estos años había sido considerado sospechoso y rompió su matrimonio con la madre de la secuestrada, Terry Probyn.

“Descubrirán la historia más impactante proveniente de la testigo, la víctima, sólo esperen”, dijo Garrido. “Van a caerse de espaldas y al final descubrirán la historia más impactante y tierna”, insistió.

Lazos “afectivos”

Carl Probyn, padrastro de Dugard, que vio cuando la raptaban en 1991 en la parada del colectivo escolar frente a su casa en South Lake Tahoe, dijo que “Jaycee está sintiendo arrepentimiento real por haber tejido lazos afectivos con este hombre”.

Probyn contó que su hijastra se reunió con su madre y su media hermana e intentaron cenar en un lugar público en la noche, pero ni Dugard ni las niñas se sintieron cómodas con gente alrededor y tuvieron que abandonar el lugar.

Dugard apareció esta semana porque Garrido llamó la atención de la Policía al ser visto con dos mujeres y unas menores en la Universidad de Berkeley, norte de California.

El hombre fue convocado a una cita en la comisaría -que suelen ser rutinarias en personas en libertad condicional- y compareció el miércoles junto a dos mujeres adultas y unas menores. En ese interrogatorio, donde al principio Jaycee Dugard se presentó como “Allissa”, la joven terminó revelando su verdadera identidad.

Según Fred Kollar, de la comisaría del condado de El Dorado, Jaycee y sus dos hijas concebidas en cautiverio “nunca fueron ni a la escuela ni al médico. Todas fueron mantenidas en total aislamiento”, indicó.

El secuestro de Jaycee transcurrió mientras el captor -y su esposa- cuidaban de la madre de Garrido, postrada, y mantenían escondidas a la joven y a sus hijas en el fondo de su casa, en unos cobertizos y carpas destartaladas.

Su pequeño mundo se redujo a unas cobijas apiñadas, una ducha provisoria y un excusado exterior. La electricidad provenía de un alargue.

Nada extraño

Las niñas fueron vistas varias veces por los vecinos, pero Garrido decía que eran hijas de amigos. Y a pesar de visitas regulares, un oficial encargado de supervisar la sentencia de Garrido, nunca notó algo extraño en la casa de este hombre que se convirtió en un fanático religioso.

La comisaría del pueblo donde se desarrolló este secuestro lamentó ayer no haber sido más “inquisitiva y curiosa” cuando realizaron una investigación en 2006 tras recibir unas llamadas de vecinos según las cuales había unos niños viviendo en carpas en el patio de la casa de Garrido.

La Policía halló el jueves en ese patio escondido el auto que buscaron todos estos años en la investigación del paradero de Dugard.

El padre y el hermano mayor de Garrido dijeron ante distintos medios que el secuestrador tiene un pasado de abuso de drogas, compulsión sexual y “está loco”.

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Éste es el lugar donde Jaycee Lee Dugard vivió 18 años y tuvo dos hijos.

Foto: AGENCIA AFP

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Un síntoma de su locura

Phillip Garrido, el hombre acusado del secuestro y violación de Jaycee Lee Dugard, aseguró en su blog en Internet que era capaz de controlar el sonido con su mente. Su blog atrajo cientos de cibernautas que publicaron sus rabias por los sórdidos detalles de cómo mantuvo a la chica en cautiverio.

Garrido, quien según la policía engendró dos hijas con Dugard, se jactó, en una serie de enervantes y algo incoherentes mensajes, de que Dios le había dado el poder de controlar los sonidos -las voces- con su mente.

“El Creador me ha dado la habilidad de hablar en la lengua de los ángeles, a fin de proporcionar un alerta que a tiempo incluirá la salvación del mundo entero”, dijo en su última entrada, fechada el 14 de agosto.

“¡Tú también puedes ser testigo de lo que el mundo cree que es imposible producir!”, agregó, dando a los lectores una dirección de correo electrónico. “¡No se lo pierdan!”.

Garrido, quien utilizó el seudónimo de THEMANWHOSPOKEWITHHISMIND, también publicó lo que calificó como seis declaraciones juradas de testigos que acreditan su habilidad, y dijo que podría ayudar a la gente que escucha voces a “posiblemente detener y volver a examinar sus pensamientos antes de cometer un acto violento contra ellos mismos y/u otros”.