Llegan cartas

Fe de erratas

Dr. Alberto Niel.

Señores directores: En 1927 yo tenía 12 años.

En esa época aprendí a nadar en el Club de Regatas de Santa Fe, con el gringo Martini.

Había una figura mítica, con aspecto de indio sioux, que se llamaba Aníbal Supisiche, quien saltaba como los dioses desde el trampolín vecino al mirador de la Costanera y al que nosotros admirábamos deseando poder algún día emularlo. Fue el primer nadador del club que nadó crawl y primer campeón santafesino de 100 metros estilo libre (debo aclarar que no existe el estilo libre como tal; sólo significa que se puede correr en cualquier estilo pero los nadadores elegían el crawl, que en inglés significa deslizarse, tanto de frente como de espalda, por conceptuarlo el más veloz), pero sólo lo utilizaban él y Cirilo Gartland, el otro campeón. Los demás braceaban y daban patadas nadando a lo perrito o el trudgeon o el doble over.

Y varios grandes nadadores posteriores nunca lo aprendieron ni lo practicaron: Urbano Samatán, Aníbal Filiberti y Carlos Visentín, lo que no fue óbice para que salieran campeones en múltiples oportunidades corriendo o jugando al water polo.

Supisiche, además, trabajó como profesor de ejercicios físicos en el Club Gimnasia y Esgrima en el cual se desempeñó como instructor de natación en la nueva pileta. Formó una familia ejemplar con Laura Gonzalvez, y Blanca y Elena Supisiche fueron dos hermosas y curvilíneas féminas, regalo para los ojos en una época en la que se trataba tontamente de disimular las redondeces del sexo opuesto con ajustados corpiños y apretadas fajas, y Ricardo Supisiche apodado “el Manco” fue el más grande y mejor pintor santafesino, que ha hecho escuela con su pintura regional y costumbrista, generando discípulos que lo continuaron.

Hago la aclaración como fe de erratas porque en una nota periodística reciente sobre el viejo Club de Regatas a Aníbal lo hicieron pintor confundiéndolo con Ricardo. Y si yo meto la pata, perdónenme, porque escribo utilizando sólo mi memoria.