Llegan cartas

 

Santa Fe y los accidentes

 

 

Mario Pilo.

Señores directores: Los recientes hechos accidentológicos, con muertes en Santa Fe, lógicos y simples productos de infracciones de tránsito, casi superadas en los países civilizados del mundo: cruzar semáforos en rojo, conducir alcoholizados, obstruir el tránsito con estacionamientos indebidos, excesos de velocidad, son una evidencia de la necesidad de una “tolerancia cero”.

Sin dudas, en éste como en tantos otros aspectos, sólo un cambio profundo —una “revolución ética”— de las conductas sociales puede mejorar las prácticas antisociales. Pero, ¿cambios en el hombre o en esta sociedad posmoderna?

En todos los países del mundo se observa este fenómeno, pero en la Argentina —potenciado por la inmoral “viveza criolla”— la insolidaridad, la transgresión, la agresividad han llegado a extremos inconcebibles, generando no “psicópatas”, sino “sociópatas”.Y es aquí donde el Estado debe intervenir. En nuestro país, “debería”. No lo hizo nunca.

El Estado —nacional, provincial y municipal— sobre todo este último, por tener el “control social” directo e inmediato, no ha logrado aún siquiera dilucidar la cuestión semántica de ser “autoridad” -que significa “cumplir y hacer cumplir la ley”- con “autoritarismo” -que es hacer lo que se quiere, no lo que se debe, con demagogia permisiva. En el fundamento del Estado Social de Derecho está el “educar”, pero también el “disciplinar”, palabra de “mala prensa”, pero sin disciplina, hasta en lo deportivo, no hay conducta seria.

Ha llegado, con infinidad de muertes detrás, la hora de la “tolerancia cero”, que no es “autoritaria”, sino una metodología científica, incluso, de accionar disciplinario. En los países civilizados del mundo se ha abierto hace años una línea precisa: educación para los jóvenes y disciplina para los adultos. Incluso, se empezó a sancionar a padres por infracciones de los hijos menores por no cumplir principios no subrogables de contribuir a la educación responsable y/o a la responsabilidad educativa.

Trabajos y estudios sobre seguridad urbana, siempre llegan a la misma conclusión: la falta de autocontrol educacional primero, y control social luego, como correctivo: “La letra con sangre entra”. “Tolerancia Cero” implicaría medidas sin duda antipáticas para los empresarios del lucro nocturno, autoridades con acidia vivencial y padres con síndrome de “que se arreglen los demás”.

Es hora de terminar con las demagogias y actuar: 1) limitar horarios de “boliches”; 2) limitar número de asistentes; 3) prohibir totalmente, y “hacer cumplir”, toda venta alcohólica; 4) control toda la noche, de inspectores y policía; 5) crear una Brigada Urbana de Prevención Accidentológica, con facultades, v.g. de hacer control de alcoholemia a la salida de cada “boliche”; 6) repotenciar, eficientemente la Dirección Municipal de Tránsito.

En fin, actuar con “autoridad” —aunque los ineptos “semánticos” piensen en autoritarismo—. ¿Cuántas muertes más costará implementarlo?