Liberaron al buzo de Prefectura

“No quise matar a nadie”

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Vecinos de la Villa 31 reclamaron justicia y se enfrentaron con la Prefectura e Infantería de la Policía Federal.

Foto: DyN

Télam

El buzo de la Prefectura Luis Luque, detenido hace dos semanas por el homicidio de una adolescente y las heridas provocadas a otra joven al aparentemente defenderse de un asalto cerca de la villa 31 bis de Retiro, recuperó su libertad por “falta de mérito”.

Su abogado, Marcelo Rochetti, informó a Télam que Luque recuperó su libertad este viernes por decisión del juez de instrucción porteño Daniel Turano, subrogante de la magistrada original de la causa, Fabiana Palmaghini, quien se encuentra de licencia.

El letrado explicó que para la Justicia no existen pruebas de que su defendido tuvo la intención de asesinar, sino que “todo indica que se trató de una legítima defensa ante una agresión con armas” por parte de Mabel Guerra (17) que murió y Marisol Lobos (21), que resultó herida.

Rochetti precisó que el magistrado aún no resolvió la situación procesal de Lobos, ya que un testigo de la villa, conocido como “El tío”, declaró en la causa que ambas chicas “se dedicaban a robar desde que habían caído en la droga” y porque “tiene antecedentes por tenencia de arma de guerra”.

En defensa propia

“Yo no quise matar a nadie, y sólo defendí mi vida. Soy buzo rescatista y me dedico a salvar vidas”, había afirmado Luque, al ser indagado por la jueza Palmaghini, quien ese día dispuso que tanto él como Lobos quedaran detenidos.

Luque declaró ante la jueza que por la noche circulaba por la autopista Illia y al descender en una de las bajadas, se detuvo frente a un semáforo en rojo en una zona “de visibilidad escasa”. El lugar era la avenida Ramón Castillo, frente a la entrada de la Dársena E del puerto.

De acuerdo con sus dichos, en ese momento el buzo bajó la ventanilla “para encender un cigarrillo” y vio a dos chicas detrás de su auto, un Fiat Palio, lo cual le llamó la atención, por lo que trató de escapar, pero se le “trabó el auto del miedo”.

“Giro la cabeza y veo que una de ellas abre su campera y extrae una escopeta recortada. La otra no estaba, pero cuando miro para adelante la tenía enfrente del auto apuntándome con un arma de puño”, afirmó el rescatista ante la jueza, encargada de tomar la indagatoria.